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LA LIBERTAD DE LOS ESCLAVOS Y LOS ASENTAMIENTOS NEGROS

Semana
10 de mayo de 2012

O LA LUCHA POR EL DERECHO A VIVIR CON DIGNIDAD

 

A pesar de la prohibición legal, en 1847 Julio Arboleda vendió noventa y nueve esclavos adultos y ciento trece niños al Perú. Este cínico prócer caucano, consecuente hasta el final con su causa esclavista, sintetizaba su concepción en el siguiente escrito de 1850: "Donde no hay riqueza no puede haber sabiduría, la riqueza es precursora de la sabiduría como la sabiduría es precursora de la libertad. Un pueblo ignorante y pobre no podrá ser libre jamás"[1]. Mantengamos este pueblo en la pobreza y la ignorancia para que no pueda ser nunca libre, concluiríamos nosotros por este estratega de la dominación.

 

A mediados del siglo XIX la lucha de clases estaba polarizada en el país

 

La libertad de industria y comercio, la abolición de la esclavitud, el monopolio de la tierra, la separación de la iglesia y el Estado, la abolición del ejército, el fortalecimiento de las provincias y el sufragio universal fueron los problemas alrededor de los cuales se dieron los agrupamientos que configuraron para la época los partidos Liberal y Conservador, del caul hacian parte los hacendados esclavistas.

 

En 1849 los liberales llegaron al poder con José Hilario López y con ellos se acentuó el proceso de manumisión de esclavos: las juntas de manumisión fueron reestructuradas y comenzaron a operar con mayor diligencia.

 

El 21 de mayo de 1851 fue proclamada la abolición de la esclavitud, previa indemnización de los propietarios por el gobierno de José Hilario López. La medida tendría vigencia a partir del 1º de enero de 1852.

 

El 1º de julio de 1851 los hacendados esclavistas, encabezados por Julio Arboleda en el Cauca y Eusebio Borrero en Antioquia, apoyados por los hermanos Mariano y Pastor Ospina Rodríguez en Cundinamarca y por la iglesia, se levantaron en armas contra la abolición de la esclavitud, por el respeto a la propiedad privada, la religión y la autoridad eclesiástica y contra la anarquía que los liberales querían instaurar en el país. Con la derrota de Julio Arboleda por Obando en Buesaco, esta guerra esclavista terminó rápidamente.

 

Hasta el último momento se mantuvo una posición conciliadora con los esclavistas. La ley de abolición de la esclavitud, previa indemnización de los propietarios, no tenía nada de revolucionario: era solamente darle vigencia treinta años después a la manumisión establecida por el Congreso de Cúcuta, que había sido burlada por los esclavistas con la complicidad de los gobiernos de turno.

 

Con la ley sobre la abolición de la esclavitud se inició el último período de descomposición del sistema esclavista cuyos rezagos fueron definitivamente hechos trizas con la guerra civil de 1860.

 

 

La guerra civil de 1860, con la derrota de los conservadores,nuevamente con el liderazgo de Julio Arboleda, barrió definitivamente con la esclavitud en el país y el Cauca. La participación de los negros en esta contienda fue numerosa. Incluso en las filas conservadoras participaron esclavos y peones reclutados por Julio Arboleda. Se habla de negros como Manuel Victoria, Mancilla, Victoria y Crisanto como jefes de tropa reconocidos en las filas conservadoras[2].

 

Entre Patía y Cartago, Mosquera reunió un ejército de más de 4.000 hombres en su mayoría negros, mulatos, zambos e indígenas con los cuales llegó hasta Bogotá y derrocó al gobierno conservador de Mariano Ospina Rodríguez.


LOS ASENTAMIENTOS NEGROS EN EL CAUCA


Con la expedición de la ley de abolición de la esclavitud la lucha por la libertad pasó a un segundo plano y cobró preeminencia en el conflicto la lucha de los hacendados por retener la mano de obra negra en las haciendas y la lucha por la tierra de los negros libertos.

 

Tres tipos de asentamientos negros con sus características específicas se conformaron en el Cauca.

 

Los negros de la Costa Pacífica, abandonados a su suerte al ser cerradas las minas, se asentaron a todo lo largo de la Costa implementando una economía extractiva de subsistencia, de pequeña minería, caza, pesca y agricultura de consumo que permaneció al margen del desarrollo de la vida social del país, hasta la irrupcion de las compañias mineras norteamericanas en busca del saqueo del oro, particularmente en el choco.

 

En el Valle del Patía desde los tiempos del Palenque de El Castigo, los esclavos evadidos habían constituido una sociedad libre con una economía autónoma, con propiedad comunal de la tierra y esporádicas incursiones a las escasas haciendas vecinas, en busca de ganado.mantuvieron una economia de subsistencia, con apropiacion por derecho de uso y no privada de la tierra, hasta la construccion de la carretera panamericana, que motivo la entrada de los avivatos, que se adueñaron de las tierras, hasta entonces indivisas.

 

En el Norte del Cauca se gesto la principal lucha  en colombia entre la  población negra de la región por hacerse a unas condiciones de vidad digna y terratenientes Caucanos, con la victoria inicial de los negros, para terminar derrotados por el progreso en cabeza de los esclavistas modernos: los ingenios azucareros.

 

Los terratenientes trataron de retener a la fuerza de trabajo de las haciendas a través de dos mecanismos: el concierto forzoso y el terraje.Existían amplios sectores negros que se oponían al concierto, al terraje y al abandono de las haciendas. Fueron ocupadas minas y terrenos, de los cuales los propietarios buscaron siempre obtener un arriendo planteándose así un conflicto a largo plazo.

 

La hacienda esclavista venía en un proceso de franca decadencia. Desde la guerra de Independencia había sido duramente golpeada en las sucesivas contiendas con la pérdida de los esclavos fugados o enrolados en los ejércitos y por la cada vez mayor resistencia de los negros a la esclavitud; la falta de fuerza de trabajo era cada vez más ostensible y los esfuerzos por retenerla poco productivos.

 

La ocupación en el Norte del Cauca de tierras pertenecientes a las haciendas en la magnitud en que se dio sólo era posible en un momento de caos político. Cuadrillas de negros ocuparon los terrenos boscosos de las haciendas y no sólo se negaron a pagar arriendo y terraje sino que además enfrentaron con las armas los fallidos intentos de los hacendados para desalojarlos de sus propiedades.

 

Estas cuadrillas, con dirigentes a la cabeza como Permalorza - un jefe pardo que asolaba las haciendas de la región -, de Manuel Victoria, - hijo de padres esclavos -, del negro Lujuria quien asaltaba los correos a la altura del Paso de La Bolsa, mantuvieron en jaque las fuerzas terratenientes.

 

Una carta enviada a Sergio Arboleda (hermano de Julio, y cuyo nombre se honra con el nombre de una universidad, lo que mas bien deberia ser motivo de verguenza) en 1867 sobre la decisión de éste para destilar aguardiente -destilación que venían haciendo las mujeres negras -, es muy ilustrativa sobre los sentimientos y la actitud de los negros nortecaucanos hacia sus antiguos amos.

 

"Atención

Señor Arboleda: ¿Quién piensa que es? piensa por ventura  que está todavía en Quinamayó con su hermano el calígula granadino y su ejército de bandidos sacrificando a los infelices? piensa que le toleraremos por más tiempo todas sus picardías? Alerta doctor Jurimba. Es una vergüenza que un hombre como usted que tiene tantos modos de trabajar les quite a las infelices mujeres su industria que ejercen para vivir y que es lo único que les ha quedado, pues todos los bienes que teníamos y con los cuales no necesitaban las mujeres sacar aguardiente, usted con su hermano y compañeros se los robaron en la revolución. Es usted un ladrón público, un asesino, un infame y sinvergüenza! Deje los calzones y póngase follado. ¿Qué ha venido a hacer aquí? A robarnos: No piense que nos hemos olvidado de todo los males que nos hizo, la hora de la venganza sonará: Tenemos muy presente los fusilamientos de San Camilo, Palmira y las horcas de Piendamó y los consejos que daba a su hermano de que encerrara a los presos en una cárcel para que murieran de hambre. Piensa también hacernos morir de hambre quitándonos el gaje de las mujeres? Si así lo piensa se equivoca, porque aquí nadie le tiene miedo: Desocupe usted el lugar y su estanquillo si no quiere armarse a su paliza, cuidado no vaya a ser el aguardiente el instrumento para que pague usted todas las que debe. Alerta, no vaya terminar su maldecida y criminal existencia como terminó la de su hermano, pues cada César tiene su Bruto. Es mejor robarle al gobierno 300.000 y más pesos y no hacerle la guerra  a las mujeres con el aguardiente porque esto es muy ridículo. Vea haber si se larga y va llevándose su aguardiente o el pueblo cumplirá con su deber, pues éste es libre y soberano; ya no es usted jefe de Estado de los godos para que robe y mate como hacía en 1861.

Unos Embosao[3] 

 

Hacia 1871 los problemas con los arrendatarios se habían agravado más aún y las tentativas de desalojo se habían intensificado. Los invasores seguían posesionados de las tierras.

 

"Reinaba el caos en las tierras del Cauca: mientras las tropas del gobierno se internaban en los montes del Palo persiguiendo a los negros, los pueblos quedaban a merced de los indios de Tierradentro sublevados como sucedió en julio de 1885" [4].

 

La guerra de los Mil Días no tuvo al Cauca como escenario principal. Las fuerzas rebeldes fueron básicamente guerrillas indígenas y negras. Toda la clase dominante del Cauca, liberales y conservadores eran ya gobiernistas.

 

Dice Mariano Sendoya “La revolución había adquirido grandes proporciones en la manigua, se pretendía implantar la guerra el estilo de Cuba y muchos aventureros había venido a engrosar los ejércitos negros.

 

Para 1902 la revolución de los bosques había llegado a su máximo de poder: tres mil hombres, y aunque el gobierno trajo para combatirla la fuerza hasta de los confines del departamento, ella logró esquivar el encuentro. Esperaba una oportunidad y creyó tenerla dando un asalto a Caloto donde menos guarnición había... por setecientos muertos y un número incontable de heridos sólo perecieron siete caloteños y quedaron veinte heridos[5].

 

En el Norte del Cauca las guerrillas negras resistían hasta el último momento. En Corinto, en el sitio de Cusumbo fueron vencidos los últimos reductos dirigidos por Roberto Salazar, Andrés Bolaños y Sinecio Mina el 2 y 3 de noviembre de 1902.


CONTINUA:.........LOS NEGROS CAUCANOS EN EL SIGLO XX