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¿Las Farc: reorganización militar o desarme?

Semana
11 de abril de 2012

  ¿Las Farc: reorganización militar o desarme?

 

 

La estrategia inicial de las FARC, de tomar rehenes por medio de capturas ilegales por medio de operaciones en carreteras, o de hacerlo con los militares tras los combates, se ha dado ha conocer de manera inusitada a comienzos de 2012, será proscrita al interior de la organización guerrillera. La guerra por supuesto, altera los condicionamientos legales poniéndolos en un estado de suspensión transitoria a causa de las circunstancias que esta tenga. La dilación de la guerrilla de las FARC ante el comienzo formal de los diálogos de paz con el gobierno colombiano, ha dado ante la opinión nacional ?tradicionalmente, la extrema derecha? una sensación de incredulidad teñida de una velada burla al establecimiento colombiano del estado de derecho.

El amargo recuerdo de las fracasadas conversaciones de paz en 1999, durante el gobierno progresista de Andrés Pastrana, retornó a la memoria entre los miembros de la comunidad académica y política colombiana. ¿Significa esta declaración, que la guerrilla marxista más radical de la historia moderna, renunciará a sus prácticas de guerra sucia, abriendo camino a una reconciliación del modo en que sucediera a principios de los noventa con su par ideológica el M-19? ¿O por el contrario: la guerrilla usará esta tregua temporal para replegar sus minadas fuerzas militares, para conseguir invertir los pesos de la balanza del conflicto en que se halla sumida hace casi medio siglo?

Por una parte, la entrega bilateral de un grupo de militares secuestrados a comienzos de abril de 2012, pretende suavizar ante la comunidad nacional e internacional, la visión de ser una guerrilla inflexible e inhumana, que desde fines de la década de los noventas, ha venido secuestrando y asesinando población civil al margen del conflicto. Justamente en el periodo presidencial de comienzos de la primera década de 2000, Álvaro Uribe Vélez, proveniente de un movimiento de corte neoliberal con fundamentos conservadores, consigue al subir al poder, asestarle a la guerrilla su revés mayormente significativo, con el incremento de las operaciones militares en los cascos urbanos y zonas de influencia guerrillera que, durante el periodo de Pastrana se otorgara a la guerrilla conocida como “Zona de distensión”.

El respaldo inicial civil hacia los grupos armados de izquierda, se convertiría poco a poco, con la barbarie en ascenso del conflicto y la crueldad de la guerrilla, en un rechazo expresado en marchas multitudinarias de repudio, jamás vistas en Colombia y América Latina. Este capítulo implica para la estructura ideológica y política de las FARC, su mayor talón de Aquiles para una salida militar al conflicto, en la que como ha quedado registrado en la historia, es preciso contar con el apoyo de la población como punto de quiebre estratégico tal como lo hiciera Fidel Castro y su ejercito en la defenestración del gobierno de Batista.  

Desde este punto de vista práctico en el ejercicio de la guerra ?remitiéndose a Maquiavelo y Sun Tzu en sus textos sobre la táctica?, una estrategia de reforzar las tropas guerrilleras para conseguir el poder sería poco menos que descabellada e inútil.

Ante esta posibilidad cabe anotar que el gobierno del actual presidente Juan Manuel Santos, ha emprendido una campaña de divulgación a través de folletos y anuncios publicitarios para incentivar la deserción, ante las bajas importantes de los comandantes  guerrilleros en menos de un lustro: “Someter al enemigo sin luchar es la suprema excelencia”, justamente, dice en su Arte de la Guerra, Sun Tzu.

Su desmovilización próxima antes que darse prontamente, por el contrario, se verá aplazada, dado el lucrativo negocio del tráfico de drogas y armas que las FARC lleva a cabo para sostener su maltrecha organización. Una guerra asimétrica, con infiltración en la organización guerrillera, intercepción de canales de información, desmoralización de las tropas y camuflaje con la población civil, tal como la ejerce hoy en día el ejército de Colombia, se vislumbra, puede verse por un par de lustros más. Las FARC por otro lado, no manifiestan su intención de abandonar la táctica del hostigamiento militar, el terrorismo y la extorsión.

Las guerras de la actualidad, tal como se ha visto en Irak y Afganistán, se rigen por la lógica de la sorpresa, la espontaneidad del ataque y otros medios transversales de combate incluida una actualización de la figura del espía o informante, tal como se viera en la guerra fría. El debilitamiento sucesivo de los frentes, ha obligado a las FARC a hacer metástasis organizacional por medio de compras de tierras para cultivar hoja de coca; así, la fortaleza militar, se ha visto metamorfoseada por una falange política, nutrida por el movimiento bolivariano, el indigenismo radical u ONGS que tienen influencia en distintas zonas del territorio colombiano.

Paradójicamente, quizá el único movimiento que puede hacerse contra la guerrilla más antigua del mundo, radica en el problema tabú para el gobierno, de la legalización de la droga. Muchos analistas con juicio, afirman que es cambiar un problema por otro, pues aunque se legalice y se pongan impuestos, siempre habrá otro negocio que lucre el terrorismo y el eterno laberinto de la guerra.  

 

Fuente:http://www.queespolitica.com/Paises/Colombia/