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Los "indignados"

Semana
10 de septiembre de 2011

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O no se han leído la propuesta, de la cual solo van a retirar el término “lucro”, o la han interpretado muy mal los personajes que hoy se cargan de indignación por la marcha del 7 de septiembre, donde más de 18.000 estudiantes salieron a las calles, en un ejercicio de resistencia civil, único capaz de lograr transformaciones profundas, a rechazar lo que el gobierno viene anunciando desde hace mas de 6 meses.

 

Sigue siendo esencia de la nueva ley de educación superior la búsqueda por parte del gobierno de un relajamiento del Estado en la asignación de recursos públicos a todas las universidades del país, a partir de atarlas al crecimiento porcentual del PIB, mas unos puntos, lo que hace que esta siga siendo regresiva e insuficiente, en la medida en que dichos recursos son incapaces de sanear las necesidades propias y crecientes de la transmisión de conocimiento. También lo es el que se utilicen indicadores de rendimiento para la mayor o menor asignación de recursos a cada universidad, entre los que se cuenta la estandarización de contenidos e implementación de competencias, así esto no se mencione expeditamente, pero que hace parte de los cambios “necesarios” que según la ministra, y el gobierno que representa,  se deben llevar a cabo en la educación superior, y que desvirtúan por completo el papel que juega la autonomía universitaria en la formación de ciudadanos.

 

Terminan atando la formación a las necesidades del mercado, en un país en que este no es el de la producción de bienes y servicios que cuenten con un alto valor agregado, sino que es extractivo y primario. Bueno, y todo el Bla Bla Bla, que ya se conoce por los estudios sesudos de académicos importantes, que llevan años pensándose el país y la universidad, de gremios profesorales, e incluso de rectores de universidad como Moises Wasserman, que han logrado desvirtuar la fanfarronería con la que el gobierno pretende disfrazar de progresivo un intento más por convertir la educación para un país pobre como Colombia, en una educación del mismo corte.

 

Siendo pocos quienes se arriesgan a hacer “el oso” al atreverse a defender el esperpento de ley, entonces acudieron al descredito de la movilización como instrumento para la resistencia; se enroscan de la rabia por los “desmanes”, por los problemas de movilidad, por el vandalismo en que suele convertirse, dicen ellos, las movilizaciones de los estudiantes universitarios y de quienes los apoyan. Se indignan ante los graffitis que se ponen en la puerta de un banco señalándolos de “ladrones”; ante los pimpones con pintura estrellados en los muros; que por el ataque a los bienes de la ciudad, convirtiendo en bien público lo que hace parte de los activos de los hombres más ricos del país y del mundo, etc etc. Otros más sensatos y menos falsos se indignan por el daño en propiedad ajena; ellos, que van todos los días a retirarle el derecho a la propiedad a miles de familias que han pagado su casa más de una vez, pero que se cansaron de saciar el hambre de los agiotistas. Se indignan ante las personas que buscan cambios de fondo en la sociedad, pero callan frente a la desigualdad que tiene a Colombia como uno de los países más desiguales del mundo; ante la realidad de millones de colombianos que aun no reciben, después de un año del inicio de la catástrofe invernal, la ayuda gubernamental; ante la falta de saneamiento básico en barrios de Bogotá, al tiempo que se cuenta con las tarifas más altas del país; casi que callan, si no fuera por el tamaño del escándalo, la realidad del sistema de salud colombiano, y qué decir del silencio frente a la cada vez más complicada situación económica de las universidades públicas del país.

 

Cuentan con la ayuda de medios de comunicación para vender la idea de lo anacrónico de las movilizaciones, ocultando que todos los días en el mundo se dan levantamientos por el rechazo a medidas parecidas; ocultando el ejemplo que nos dan los estudiantes en Chile, o los indignados en España, o los griegos, o los egipcios, etc. ¿mandada a recoger la resistencia civil? Por favor, que no crean idiotas a los colombianos; si algo está por hacerse es la resistencia civil, y renunciar al silencio cómplice y a las actitudes cretinas de sentarse a esperar que los mismos que han procurado el presente, arreglen el futuro. Y ellos lo saben; lo tienen tan claro que aprobaron una ley que penaliza la protesta civil; pero que no se llamen a engaños, que cuando la copa se llena y la indignidad toca su límite, pasan  cosas como las que están pasando en el mundo; y la gente empieza a entender cuál es la diferencia entre lo legal y lo legitimo.

 

 

Eduar Valbuena

Estudiante de Ingeniería Ambiental

@fogonero86