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LUIS CARLOS GALAN SARMIENTO

Semana
20 de agosto de 2012

Siempre que se trae a colación al doctor LCGS, se acude al glosario de sus virtudes políticas, a lo que representó para el país y las consecuencias nefasta que significó el vil asesinato cometido por el narcotráfico y ciertas fuerzas oscuras que aun la justicia no logra identificar. Es el político más importante de los últimos cien años en Colombia.  Pocas veces se habla de la persona como tal. Quien fue LCGS.

Nació 1943 el 29 de septiembre en el hogar de Mario Galán y Cecilia Sarmiento. Decía le debo la vida a mi madre y el espíritu a mi padre. Cuando tenía cinco años, el país vivió el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán.  Le tocó sufrir la dictadura de Rojas, el frente nacional y por su puesto la violencia de estos tiempos. Siendo estudiante en la javeriana creó la revista “Vertice”. En una entrevista excelente en “Citas con Pacheco”, expresó categóricamente: “He vivido intensamente”. Nada más cierto. Hay datos que se han olvidado desafortunamente.  Amante de la historia, la estudió y leyó con mucho juicio. A los 22  años escribió su primer editorial para el tiempo, fue el ministro más joven del país, embajador en Roma, de no ser asesinado sería el presidente  más joven de la historia nacional. Fue  excelente esposo y padre, atento, pendiente de sus hijos pese a sus múltiples actividades. Una periodista, alguna vez le preguntó, que ha aprendido últimamente, respondió: Ser paciente. Expresó en esta charla: "lo que más lo motiva realmente en la vida,  es actuar por la sociedad, transformar a Colombia, por fuera de cualquier aspiración personal".

Pocos saben que era un hombre muy tímido. Tenía un humor muy fino. En el 1964 o 65,  compartió responsabilidades en el periódico “El tiempo” con Enrique Santos y Daniel Samper Pizano, no es dificil imaginar que allí se pulió en esta materia por la calidad de sus compañeros. Fue una persona trascendental, con un sentido de servicio absoluto. Podría decir que siempre se creyó un ser predestinado, su padre fomentó esta responsabilidad mística  por fuera del canon, como si hubiese nacido con una misión histórica que no admitía dudas. Por eso, cuando se estaba cerca de él, inspiraba  un respeto que nos intimidaba y cierta aureola solo común a los hombres excepcionales. Fue un hombre ético en todo el sentido amplio de la palabra. El único caso en América Latina que se batía entre radicalismos, que era partidario del cambio social sin recurrir al marxismo ni a la violencia, como se lo hizo saber el presidente Caldera de Venezuela alguna vez.

No sé cuál es la razón para que no se hayan publicado masivamente sus discursos, ponencias, obra periodística y sus textos. Sabemos que en la fundación están editados, pero de ahí no pasa su divulgación, que entre otras cosas no es la mejor.  De igual manera, no se ha escrito su biografía con el rigor que amerita su grandeza, las públicadas hasta ahora son muy pobres.  

El día de su muerte muchas cosas inexplicables pasaron.  Fue advertido infinidad de veces para que no fuera a la manifestación. El ambiente después del atentado de Medellín que tan solo tenía unos días de haber sucedido había enrarecido la campaña. Hubo cambios en las escoltas que nadie entendía y muchas personas cercanas sabían que ya se había dado la orden de su muerte. Aun así Galán insistió en ir a Soacha, pese a que personas muy cercanas a él insistieron que era un peligro. Contrario a lo que muchos piensan, creo que Colombia no le ha rendido el homenaje que merece. No se trata de leyes, ni darle el nombre a aeropuertos, ni menos declaraciones insulsas. Publicar su obra, así de simple y crear en las facultades de Derecho, la cátedra Luis Carlos Galán Sarmiento sería apenas lo justo en principio. Algún día será.