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PROSPERIDAD Y FORMALIDAD LABORAL

Semana
25 de septiembre de 2011

La incertidumbre económica y financiera es el estado que predomina en los análisis sobre el desempeño global de la economía para el corto y  el mediano plazo.  Los posibles efectos negativos de un colapso de la economía griega y la consecuente cesación de pagos de su deuda a la banca de las economías “locomotoras” de la Unión Europea, Francia y Alemania, llevaría a estas naciones a rescatar sus sistemas financieros con los obligatorios ajustes macroeconómicos que afectarían aún más el desempeño pobre de sus economías. La crisis griega  también impactaría negativamente a las economías de España e Italia, agravando la situación  de la zona del Euro. En los Estados Unidos las cifras de desempleo y de pobreza, unidas a la peor perspectiva de consumo en los últimos 31 años, hacen pensar que el camino de la recuperación, sí está en él, no se encuentra adecuadamente asfaltado. Las señales desde China, cuya demanda ha sido el paliativo de la crisis global del 2008, estarían indicando un recalentamiento de su economía y la alta probabilidad del estallido de una burbuja inmobiliaria que, según analistas, se ha venido conformando en ese sector.

 

La posibilidad de una recesión de las grandes economías por lo tanto es grande y algunos llevan las consecuencias al terreno de una gran depresión, al estilo de la presentada en la segunda década del siglo pasado, de la cual no se saldría tan rápido. Las razones se centran en que en la crisis del 2008 los gobiernos gastaron una muy  buena parte de las municiones monetarias y por lo tanto, no quedaría una margen muy grande para actuar con eficacia en una segunda recaída y, en segundo lugar, en los centros de poder no existe el liderazgo político necesario para tomar decisiones atrevidas acordes a la magnitud del reto. El ejemplo dado por la clase política en Washington, en las últimas semanas, solo indica que los líderes políticos mantienen una visión de corto plazo y enfocada al terreno político en lugar del económico donde se concentra el verdadero peligro para la supervivencia de los estados; para no hablar de la actitud del gobierno alemán frente a la crisis de Grecia.

 

Bien hace el presidente Santos en preocuparse por atender los posibles efectos de una decaída de la economía global, ya que no existe economía que esté blindada para la crisis de la que se habla. El camino no puede ser otro que el fortalecimiento del mercado interno o el estímulo de la demanda interna. Sin meterme en el punto de la medición de los  indicadores de pobreza, se requiere que se fortalezca el ingreso de los hogares para que puedan estimular la demanda de bienes y servicios. Los planes de encontrar mercado externo y de reconversión productiva pueden resultar inservibles a corto plazo si las previsiones más pesimistas del desempeño de la economía mundial se tornan en una realidad. Se requiere abordar con prontitud el tema de la formalización laboral como fortalecimiento del ingreso a los trabajadores. La situación laboral que se está viviendo en el campo petrolífero de Rubiales, en el Meta, no puede ser un ejemplo más claro de nuestras paradojas: Los trabajadores de una industria rica, “locomotora” del gobierno para nuestra prosperidad, están siendo explotados a través de contratistas y subcontratistas con el propósito de desconocer la plenitud de los derechos laborales, quizás a través del uso de intermediarios laborales, y están recibiendo el  pago en bajas escalas salariales. Se requiere que el gobierno presente una ley que elimine las llamadas Cooperativas de Trabajo Asociado, que son una burla al sector solidario y se han convertido en negocios de políticos y contratistas del Estado, buscando adicionalmente bajar el costo para el empresario en la contratación laboral mediante la eliminación de los parafiscales, cuyo hueco financiero puede ser llenado vía presupuesto, para el caso del ICBF y del Sena, y de una reestructuración legal y financiera de las llamadas Cajas de Compensación Familiar que les permita ofrecer servicios de recreación de forma económica y financiadas con el pago que los trabajadores hacen por sus servicios.  

 

Otras medidas de política económica deben ser tomadas pero lo importante es que nuestros políticos, en el espejo ajeno, aprendan a diferenciarse de sus colegas en los centros del poder del llamado Primer Mundo para legislar con inteligencia de una forma oportuna para fortalecer nuestro mercado interno como respuesta a la crisis económica que se avecina. Se requiere además que el gobierno lidere, con la  misma vehemencia que lo hace en aspectos como la restitución de tierras, iniciativas de política económica que busquen una mayor redistribución del ingreso, una política fiscal equitativa, una lucha verdadera contra la corrupción que optimice la asignación de recursos públicos y ofrezca incentivos a los empresarios que utilicen intensivamente mano de obra.

 

No es gratuito que un hombre como Warren Buffett  proponga, en los Estados Unidos, que los ricos deben pagar más impuestos para salir de la crisis, el asunto es de supervivencia del modelo político y económico en el que hemos venido viviendo. La crisis social en nuestro país debe corregirse a tiempo, no se puede dar a entender que la riqueza de nuestros recursos no renovables le traerá pobreza al pueblo y prosperidad a pocos, esa convicción no contribuirá a traernos la Paz. La discusión de Angelino no puede ser ignorada al interior del gobierno, pero que se defina allí sin ruidos mediáticos.     

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