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SE ESTA IMPONIENDO UN ESTADO CARCELARIO

Semana
14 de junio de 2012

Me entere que en Cali se encuentra un  indigente desde hace tres meses en la cárcel por haberse robado una pastilla de Magi, sin que hasta ahora haya sido imposible resolverle su situación jurídica y que tal vez por efecto de la ley de las pequeñas causas, termine siendo condenado a reclusión por seis años.

En el congreso se tramitan infinidad de leyes, como aquella de la insistencia alimentaria, que no admitirá conciliación y que hará que los padres que la incumplan tendrán la cárcel como sanción  sin consideraciones sobre su situación laboral.

Podría nombrar muchas medidas de este corte,  todas con la cárcel como sanción que reflejan la ausencia total de una política criminal y constituyen un retazo de reformas revanchistas, populistas, que solo ven el encierro la solución a problemas que en muchos casos tienen un origen en las profundas desigualdades sociales que tenemos.

Las cárceles son verdaderos antros de corrupción, no tienen políticas de resocialización y paradójicamente se han convertido en centros delincuenciales, allí confluyen todos los poderes del bajo mundo. Cuando se llega a un centro penitenciario, todo se negocia: El patio, la dormida, los turnos, el acceso a derechos que le son propios al presidiario, las visitas.

Nos volvimos un estado carcelario, con una política criminal que utiliza la norma solo para castigar sin asumir ninguna responsabilidad. Nos parecemos a una dictadura. El hacinamiento en la cárcel es oprobioso y están llenas de gente humilde, sin salida.

Hay casos que justifican la cárcel por la gravedad de las conductas y como mecanismo de protección social, pero se ha vuelto lugar común de nuestros legisladores, hacerle reformas al código penal y de procedimiento penal sin ninguna coherencia y solo para alimentar la venganza de una sociedad enferma. Actualmente los Estados Unidos, han puesto en cuestión la famosa política dura del anterior gobierno de Derecha. Están llenas las cárceles de gente que no tenía antecedentes  por conductas que admiten tratamientos muy diferentes al encerramiento, por ejemplo, no existe la dosis mínima de droga, los condenados por consumo son muchos, con un costo personal y social altísimo, para no hablar de lo que cuesta su sostenimiento para el estado.

Se está imponiendo la cárcel como solución a la infinidad de problemas de convivencia y violencia que nos agobian. La situación es más compleja de lo que nuestros legisladores asumen. Que está haciendo el estado para prevenir estos delitos, cual es nuestra responsabilidad al respecto. Señores, el análisis debe ser más serio y es preciso evitar las soluciones ligeras. Dejemos de creer que encerando a la mitad de la población, tendremos la otra mitad a salvo, así no es.