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SIN GUERRA NO HAY PAZ, SIEMPRE HA EXISTIDO LA GUERRA

Semana
13 de noviembre de 2011

 

POR HERNANDO SALGUERO FLÓREZ

PEREIRA, NOVIEMBRE 201||

 

El ínclito  ruso Lev Nikoláyevich Tolstói?  nacido en  la edad diocechezca rasgueó   su obra cumbre de la literatura mundial “Guerra y Paz”, y en ella exteriorizó la necesidad  de la última como aspiración del hombre universal y las ferocidades de la primera urbi et orbi. 

Eso ocurrió en la Rusia de los zares.

Por analogía, en Pereira un varón  humilde, de origen campesino - nació en 1945 en Santuario Risaralda- agudamente inteligente (si, al verlo se asemeja a  un señor de esos que van  por las calles y vienen por las avenidas  “pensando en las tristezas del ocaso y en las tristezas de las almas muertas”) fundó hace 25 años una obra que sin  ser tan importante como la del difunto Tolstoi, tiene un máximo poder en la Pereira del  joven Siglo XXI, LA PAZ: es un periódico, periódico fundado sobre la base piramidal del derecho y obligación de los colombianos  consagrado en el artículo 22 de nuestra  Constitución Política .

¿Qué tiene que ver el libro Guerra y Paz con este medio de comunicación pereirano?, puede preguntarme cualquier transeúnte.

Porque el periodista director, a su vez que defiende día a día la paz, hace la guerra a quien la viola o pretende violarla, guerra feroz, descarnada, frentera; guerra sin consideración alguna, y lo mejor: asume las consecuencias de ésta en donde dicen  que es el país más peligroso del mundo.

¡Claro que es  valiente el periodista!,  apunta estar dispuesto a dar su vida por la defensa de la paz, independientemente de quien sea el que lo mate. Este personaje –ya pereirano por adopción-, parece no conocer la turbación.

Su porte es el de un ciudadano del montón, humilde quiero significar. Su cuerpo debe medir un poco más de metro y medio.

Lo veo  de  cuando en cuando en mangas de camisa casi siempre  cuando me topo con él en la carrera octava en donde tiene su oficina, sí…es la pared o el interior de un conocido restaurante ubicado en la calle ventidos de la capital del Risaralda.

En las despejadas tardes pereiranas conversa animadamente con sus amigos, es que él sabe ser amigo insobornable  de sus amigos y enemigo acérrimo: terrorífico (de alta peligrosidad) de sus enemigos, que lo son  con porque no soportan sus verdades expresadas en el periódico emblema de La Perla del Otún, La Paz.

Hubo un periodista en Pereira en el siglo anterior –Cesar Augusto López Arias (QEPD)-,  que me dijo: “YO MANDO EN PEREIRA”.

Por aquel entonces yo era Director  de La Patria del Risaralda  y esta declaración apareció a 16 columnas como titulo de un reportaje que le hice. 

Pero el director de la Paz no me ha dicho que YO MANDO EN PEREIRA, lo he sabido por terceros, casi que es vox populi.

Conoce palmo a palmo la clase dirigente de La Villa de Céspedes y aunque es aliado de ella, sabe mantenerse a prudente distancia para conservar la independencia y la soberanía  profesional en lo personal, así como la de su periódico.

Rubén Darío Franco Narváez expresa en una precisa poesía de su inspiración, publicada recientemente en LA PAZ,  que “Sin guerra no hay paz/ siempre ha existido la guerra;/ sólo buscan la paz y siempre viven en guerra/ Guerra para amar y vivir,/ amor para  la paz y morir/ guerra para reproducir y la paz para combatir (…)

Cuando este periodista emblema de su gremio habla de Pereira, la cataloga como “La mejor ciudad del mundo”.

Rubén Darío es un ser humano leal,  no solamente a su jefe, (ejerce como Sub director de LA PAZ) sino a sus amigos.

Constantemente tiene un porte de hombre sosegado, como son los hombres cuando son doctos.

Volvamos al personaje de este relato:

Ya dijimos que tiene 66 años, pero nos faltaba anotar que es padre de dos  profesionales: Jaime, médico, y Alba, ingeniera.

Tampoco he dicho que el propietario-director de LA PAZ tiene una antigua amistad con el ex presidente Álvaro Uribe,  durante todo el tiempo que fue Jefe de Estado, continuamente la tuvo como uno de sus mejores amigos. Inclusive, lo invito a departir con él  varias veces al Palacio de Nariño.

Cuando le pregunté que de dónde sacaron el apelativo con el que lo conoce la mayor parte de los habitantes de Pereira, "Jaime Motores", suelta sonora carcajada, Frunce los hombros, se ajusta las antiparras, aprieta los labios y exclama con humildad cristiana: “N i sé….

Estuve hablando  de la vida y obra del periodista JAIME MEJIA PEREZ