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VENDER EL PAIS ENTERO: LA VERDADERA REFORMA AGRARIA DE SANTOS

Semana
16 de enero de 2012



A la presidencia llega un presidente pero a nombre y en función de unas clases sociales y unos interese económicos y políticos que no siempre son manifiestos, la mayoría de las veces estos solo se van develando con el tiempo, si se hace y se sabe hacer el respectivo seguimiento.


Y por eso es que las disputas por el poder son feroces, porque hay muchos y muy grandes intereses en juego; por eso da risa las declaraciones de Juan Manuel Santos de que no se presentara a la reelección. Si se descabezó para llegar a la presidencia,  ¿se va retirar teniendo la mayor posibilidad de quedarse: el poder y los recursos del estado?.


Se ha convertido en todo un estilo sobre todo de los  últimos gobiernos, gobernar con pararrayos; esto es, tener una política bandera para una necesidad sentida de la opinión publica y mientras se le hace el mayor ruido posible, se van implementando las políticas por las cuales se llego al gobierno.


Cesar Gaviria,  mientras promovía la Asamblea Nacional constituyente y la Nueva Constitución, imponía la Apertura Económica, sin que casi nadie se diera por enterado;  mientras Pastrana  entretenía el país con las negociaciones del Caguán, los gringos elaboraban e imponían El Plan Colombia, que todavía los Colombianos no hemos podido entender a cabalidad de que de lo que se trata, es del control de las fuerzas militares del país, a trabes de varios miles de “asesores militares” y de convertirnos en su punta de lanza para cualquier conflicto militar en la región.


Con el cuento del combate a las FARC, la administración Uribe Vélez termino las tareas iniciadas por Gaviria y por Pastrana, de entregar el país a los intereses extranjeros y de paso saquear las arcas del estado.


Del “astuto” Santos no podíamos precisar que había detrás de su promocionada “La ley de víctimas y restitución de tierras”. Solo el POLO que se oponía a dicha ley, venia planteando el problema aunque de manera confusa al alegar que los campesinos volverían a vender la tierra recibida, lo cual no tiene nada que ver. ¿De donde acá tanta sensibilidad por los campesinos y las victimas de una guerra que el mismo ayudo a dirigir?, nos preguntábamos. La edición del periódico EL TIEMPO Domingo 15 de enero 2012 develó el misterio “Inversión extranjera pone el ojo en el campo”, en artículo que dice así:

 

“Hace algunos meses, la multinacional estadounidense Cargill -la mayor comercializadora del mundo de materias primas agrícolas- emprendió en la altillanura colombiana un proyecto de producción de cereales que involucra 90.000 hectáreas en el departamento del Meta, y ya invirtió 100.000 millones de pesos en la compra de tierras.
Mientras en otros países los negocios que llevan a la propiedad extranjera sobre la tierra son motivo de alarma para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y a endurecer las leyes, como en Argentina, en Colombia es un fenómeno que toma impulso y se ve como una oportunidad.
"No podemos caer en esa exaltación desmesurada de lo nacional frente a lo extranjero, de considerar así la inversión foránea", dijo a EL TIEMPO, el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo.
De hecho, en el caso específico de la altillanura -una enorme extensión que abarca tierras de tres departamentos-, la presencia extranjera es la que está moviendo inversiones en una zona…
Antes de Cargill, visitó al ministro un grupo de empresarios indios y chinos. Se llegó a comentar que querían comprar medio millón de hectáreas, traer la maquinaria y la mano de obra, producir cereales y exportarlos a sus países.
Entre tanto, sí han avanzado negocios más aterrizados: en Puerto Gaitán, la boliviana Mónica Semillas tiene 12.000 hectáreas, en las cuales ha hecho inversiones por 20 millones de dólares, representados en la compra de tierras, maquinaria, equipos, silos, adecuación de tierras, obras civiles, insumos, semillas e infraestructura.

Por su parte, en Pivijay (Magdalena), el grupo empresarial israelí Merhav ha invertido 300 millones de dólares en la compra de 10.000 hectáreas, en las obras civiles y en la evaluación de las variedades de caña que se sembrarán para poner en marcha un proyecto de etanol.

En el Magdalena Medio, el Grupo Ingacot (Argentina) explota no menos de 1.000 hectáreas de cultivos de soya y maíz, pero no en tierras compradas, sino tomadas en arriendo a sus propietarios.
Las dimensiones de las áreas agrícolas del país en manos extranjeras están lejos de los niveles de Brasil y Argentina, que ponen nerviosa a la FAO: no sobrepasan las 115.000 hectáreas.
En el sector forestal, son 100.000 las hectáreas en manos de la sueco-ecuatoriana MS Timberland Holdings (Reforestadora El Guásimo), la europea Smurfit-Kappa, las chilenas Compañía Agrícola de La Sierra y Reforestadora del Sinú, y los fondos de inversión multinacionales Inverbosques y Forest First.”

 

Quien no conoce las historia, o quien no quiero conocerla, o a quien no le importa, esta condenado a repetirla y como tragedia la mayoría de las veces. Los gobiernos conservadores de finales del siglo XIX  entregaron a los gringos la custodia de Panamá y estos terminaron quedándose con él.  México empezó arrendando tierras a los norteamericanos y  así perdió   la mitad del país en el siglo XIX, tierras que pasaron a convertirse en parte del estado norteamericano.


Ceder territorio a cualquier titulo: arriendo, concesión, venta, es entregar soberanía. Una vez posesionados del territorio ya tienen la disculpa, por cualquier disputa con un vecino, para desembarcar tropas; acaso no es eso lo que hacen los EEUU en cualquier parte del mundo, para “proteger a sus ciudadanos.


Llama la atención que  todos estos territorios, fueron y siguen siendo escenarios de la  violencia paramilitar, ¿ya hicieron el desplazamiento necesario? ¿Y a nombre de quien?. Que lástima, pero los colombianos nos hemos vuelto paranóicos, pero es que hay razones para ello.