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VOTO RACIONAL O EMOCIONAL

Semana
10 de octubre de 2011

Aun sigue muy presente en mi vida el recuerdo de mi madre regresando con un gran gesto de sonrisa en su rostro; después de haber cumplido con su deber de ciudadano con la democracia de nuestro país, en las elecciones presidenciales de 1986 cuando el presidente Virgilio Barco ganó las elecciones de la época.

 

En su rostro se reflejaba la emoción del deber cumplido a plenitud, lo que quedaba demostrado en la tinta que teñía de rojo su dedo.

 

Hoy veinte años después se celebran nuevamente las elecciones presidenciales, y aun sigo viendo en los rostros de mis familiares algunos amigos y pocos conocidos la misma emoción de los tiempos de antaño, pero la pregunta que surge al aire es definitivamente ¿cuál es el principio de nuestro sentir como ciudadanos al acercarse nuevas votaciones?

 

Vivimos en una sociedad que se mueve por emociones y pocas razones, estamos emocionados por un sinnúmero de sentimientos encontrados que nos restringen nuestra capacidad de razonar y tomar verdaderas y concisas decisiones. Nos emociona ver a nuestra selecciona ganar, a Juan Pablo Montoya llegar primero, a Juanes triunfar en el exterior, nos anima ver pinturas de Botero, nos reconforta el poder encontrarnos con el amor de nuestras vidas y eso es algo que solo se mueve por emociones sin ningún problema y consecuencia alguna, pero nunca razonamos lo verdaderamente importante de nuestra sociedad. Nuestro futuro y la elección de nuestros dirigentes.

 

Nuestra sociedad debe virar a una sociedad más racional y poco emocional, como se ha demostrado en este tiempo de revolución social en los gobiernos de origen socialistas de España, Brasil y la hermana Venezuela; donde las grandes sociedades se movieron preocupadas por el futuro del elemento más importante de toda sociedad, por el futuro de todas las familias y el aporte serio de los dirigentes a brindar soluciones de fondo para entregar una mejor sociedad al mundo.

 

Seguimos acostumbrados a sentir el “voto por tamal” y no nos detenemos a pensar por un instante en forma racional las elecciones de nuestros dirigentes, que en últimas, administrarán nuestras vidas, leyes y normas como ciudadanos.

 

¿Hasta cuándo vamos a seguir como ovejas que son llevadas al corral a fuerza de encuestas y parcialidades en los pocos medios de comunicación que tenemos, sin que surja un solo pensamiento o una sola opinión independiente que nos libere de nuestra ceguera irracional y puramente emocional?

 

Es preciso admirar y seguir a nuestros dirigentes no por su posición, discursos y obras emocionales que se valen del patriotismo de moda, como soldados en carreteras para poder visitar la finca que hace mucho tiempo el empresario no podía visitar, pobres capaz de asfalto y cemento para dar calma al clamor generalizado de mejores obras; es preciso admirar y seguir a dirigentes que se comprometan con cambios estructurales que nos muevan a ser ciudadanos mas felices y críticos  con un  análisis racional más profundo.

 

Tal vez ese cambio estará lleno de muchas dificultades y tal vez no se vislumbre muy pronto, tal vez seguir en él será más difícil que mantenernos en el que estamos, pero debemos pensar que el país para crecer, necesita que nuestra sociedad crezca en él y eso definitivamente necesita de muchas mas razón que emoción.

 

Leonardo J. Agamez Polo