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El médico mago

El cirujano Luis Fernando Titinago hace historia con su técnica para el trasplante de laringe.

11 de diciembre de 1980

Verlo llegar en su bicicleta por las calles que atraviesan el Hospital San Vicente de Paúl podría generar equívocos. Alto y delgado, vestido de bluyín y tenis talla 46, más parece lo que también es, un practicante consumado de triatlón. Sólo cuando se pone su bata blanca vuelve a tener la apariencia del médico que ha hecho historia en el mundo con el primer trasplante de laringe capaz de devolver el habla al paciente.

Luis Fernando Titinago es médico las 24 horas, incluso cuando duerme, nada, juega con sus dos pequeños hijos o conversa con su esposa Astrid. Y es un rayo de esperanza para muchos que piensan que si Titinago pudo ponerle la laringe nueva a Martín también podrá hacer lo mismo al que necesita una tráquea o al del problema de esógafo, aunque esos procedimientos no existan en ninguna parte del mundo.

Esta es la confianza que despierta en sus numerosos pacientes, que saben que sufre con sus dolores y siempre está buscando una forma de redimirlos. Es como él mismo dice, una suerte de "chamán" que se apoya en otras "artes científicas", como las de ser cirujano general, especializado en oncología, cabeza y cuello y vías aéreas y digestivas.

Nadie adivinaría tanto recorrido científico en un hombre de 42 años. Pero Titinago además se ha dedicado a la investigación, ha diseñado artefactos para sustituir tráqueas y válvulas y, sobre todo, ha creado una técnica nueva para un trasplante, algo reservado a los grandes centros médicos del mundo.

Es difícil imaginar que la laringe, un pequeño órgano de seis a ocho centímetros, sea algo tan sofisticado. "Se trata de un órgano inteligente que cumple con admirable sincronía las funciones de respirar, comer y hablar y aún no es lo suficientemente comprendido por la comunidad médica. La gran dificultad de este trasplante reside en los riesgos que corre el paciente de quedar con algún defecto cerebral ya que a la laringe la rodea una gran cantidad de nervios y vasos que son muy delicados y que no se pueden tocar. Por eso la cirugía debe hacerse con una gran lente y con elementos de máxima precisión. Es por eso también que nadie se había propuesto hacerlo. Sin embargo nosotros trabajamos arduamente, primero con conejos y perros y luego muchas horas en cuellos de cadáveres para comprender los empalmes y los movimientos que deberíamos ejecutar", explica.

El siguiente paso será realizar un trasplante de laringe en pacientes con cáncer, ya que la experiencia que tienen es en pacientes con quemaduras, traumas o tumores benignos. "El paciente con cáncer es aún más delicado de manejar y los casos van en aumento, existe una gran necesidad en el mundo de estos recursos quirúrgicos porque su padecimiento es infrahumano".

Esta es la enseñanza esencial que imparte a los alumnos que van a estudiar fisiología y encuentran además una gran cátedra de humanismo. "Pienso -dice el doctor Titinago- que el médico no debe perseguir su propia satisfacción sino comprometerse con brindar respuestas necesarias a la humanidad".