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EL QUE FALTABA

Con el nombramiento de Alvaro Orlando Pérez Pinzón se cierra el ciclo de renovación de la <BR>sala penal de la Corte Suprema de Justicia.

2 de agosto de 1999

Una de las pocas instituciones estatales que todavía conserva su prestigio intacto ante la
opinión pública es la Corte Suprema de Justicia. Y dentro de ella la sala penal es quizá la que más respaldo
convoca, sobre todo después del aval otorgado a la Fiscalía en el tema del enriquecimiento ilícito que hizo
posible la apertura del proceso 8.000.Por eso mismo la elección de nuevos magistrados, ahora que empiezan
a vencerse los períodos de algunos de los miembros de la sala, entre ellos Dídimo Páez, quien fue
reemplazado hace pocas semanas por Mario Mantilla, no ha dejado de causar expectativa, más cuando el
turno de renuncia le ha correspondido a Ricardo Calvete, considerado en su momento como uno de los
pilares de que el proceso 8.000 saliera adelante.Su sucesor, sin embargo, parece haber dejado a todo el
mundo tranquilo. Se trata de Alvaro Orlando Pérez Pinzón, un abogado externadista de 52 años, nacido en
Tolima y quien tiene fama de ser uno de los mayores expertos en derecho penal en el país. Decano de la
facultad de derecho de la Corporación Universitaria del Tolima, Pérez fue nombrado fiscal ad hoc en el caso
por enriquecimiento ilícito del ex procurador Orlando Vásquez Velásquez que culminó con su detención.