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Un rector de corazón

El médico Rafael Riveros, que lleva la profesión en los genes, dirigirá la Universidad del Rosario.

1 de octubre de 2001

Hace dos semanas se llevó a cabo en el aula máxima de la Universidad del Rosario una curiosa y tradicional ceremonia. Los 15 colegiales de número de la institución (los mejores alumnos de los dos últimos años de carrera) y tres de los cinco consiliarios (la junta directiva de este centro académico), vestidos todos con togas para darle mayor solemnidad al acto, votaron en una audiencia pública la elección del nuevo rector del claustro.

Cada grupo lo hizo en una urna aparte, cada una de las cuales estaba colocada sobre unos atriles de plata utilizados sólo para la ocasión. Este fue el acto final de un hermético proceso de tres semanas, durante las cuales los votantes se reunieron para estudiar el perfil de los candidatos.

Al final la votación se inclinó por el médico bogotano Rafael Riveros Dueñas, un especialista en trasplantes y cirugía vascular, vinculado a este centro académico desde 1969. La elección de este consiliario es histórica. Es el segundo profesional de la medicina que llega a ocupar este cargo en todos los 348 años de existencia del Rosario. Reemplaza a Guillermo Salah Zuleta, quien renunció para asumir la embajada de Colombia ante el Reino de Marruecos. El nuevo rector terminará el período de su antecesor, que culminaba en octubre del próximo año, y después tiene la posibilidad de ser reelegido por cuatro años más.

Riveros pertenece, junto con sus dos hermanos hombres, a la cuarta generación de médicos de su familia. Nunca se planteó otra opción. En su niñez, según recuerda, cada vez que había visita en la casa su padre lo llamaba a él y a sus hermanos a la sala y les preguntaba: “¿Qué van a ser cuando grandes?”. Los tres respondían al unísono: “Médicos cirujanos”. Y en efecto eso fue lo que él estudió en el Rosario. De los 50 años que tiene la mayoría se los ha dedicado a esta profesión. Por eso no es raro que su currículum tenga 19 páginas. Pero de todo lo que se encuentra en éste lo que más lo satisface es haber podido lograr que las instituciones y los médicos de trasplantes de Bogotá trabajen en forma mancomunada.

Sin embargo la tradición médica parece que terminó con él porque sus dos hijos Laura y Juan, quieren ser músicos. Y Riveros quiere dejarlos elegir libremente porque una de las dos cosas en las que más cree es la libertad. La otra es la verdad.

Desde su elección el médico tuvo que reducir el número de pacientes que atiende. La mayor parte del tiempo está metido de lleno en las necesidades de la universidad. Las prioridades de ésta, definidas por consenso, son afianzar la parte académica, reforzar la estructura docente y ahondar en el área investigativa para lograr que la institución se internacionalice en un corto plazo.