UNA MUJER ALTERNATIVA

No hay nada más difícil que revivir una revista que dejó de existir. Es un reto al que pocos se le miden y pocos llegan a concretar. Ese es el desafío que acaba de asumir María Teresa Herrán, direc- tora de la nueva revista Alternativa, un proyecto concebido por el propio Orlando Fals Borda, quien fuera uno de los fundadores de la revista original de los años 70 y hoy quiere resucitar su antigua publicación. La combativa revista de izquierda que tantos dolores de cabeza le dio a los presidentes López y Turbay vuelve al ruedo periodístico 16 años después de su cierre. Pero el equipo actual no será el de Antonio Caballero, Enrique Santos Calderón y Gabriel García Márquez. Contará, además de María Teresa Herrán y Fals Borda, con colaboradores de la talla de Alfredo Molano, Laura Restrepo y el escritor uruguayo Eduardo Galeano. María Teresa Herrán había hecho de todo en el periodismo menos dirigir un medio escrito. Abogada de la Javeriana, con especialización en ciencia política en París, se inició como comunicadora en la revista Nueva Frontera de la mano del ex presidente Carlos Lleras Restrepo. Incisiva e inconforme, llegaría a perfilarse como una de las más leídas columnistas de El Espectador y su trayectoria la llevaría a dirigir el noticiero Promec en televisión. Pero quizás la actividad a la que más debe su prestigio es a la investigación. Autora de varios libros sobre la ética y la responsabilidad periodística, sobre el poder de los medios, sobre el derecho de información y los deberes del comunicador, María Teresa Herrán ha llenado el vacío académico de los periodistas empíricos. Sus textos se han convertido en soportes pedagógicos de las facultades de comunicación y de las salas de redacción. Enérgica y sincera, si algo se puede decir de su personalidad es que se parece a la de la vieja Alternativa. Es una personalidad sin complacencias ni concesiones, con un espíritu crítico y fiscalizador que ha hecho relucir en las empresas que se propone. Ahora, al frente de la nueva Alternativa y a punto de cumplir 50 años, María Teresa Herrán asume el desafío de recuperar un espacio de opinión que ya tuvo su propia historia. Y aunque su resurrección ha sido celebrada por no pocos lectores, la única duda que ronda en el ambiente es: ¿cuál será el campo para una revista de ex izquierdistas nostálgicos en un mundo donde ya no existe el comunismo, donde ya nadie respeta a la guerrilla y la palabra final la tienen Estados Unidos y los anunciadores? Responder a esa pregunta será, entre otras cosas, el gran reto de María Teresa Herrán.