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El exministro y exgobernador Horacio Serpa se refierió al libro de Enrique Gómez Hurtado que insinúa una presunta incidencia suya y del presidente Ernesto Samper en el magnicidio de Álvaro Gómez | Foto: Guillermo Torres

ENTREVISTA

"Álvaro Gómez no estaba desestabilizando al gobierno de Samper": Serpa

Tras culminar su gestión como gobernador de Santander, Horacio Serpa se refiere en esta entrevista al libro de Enrique Gómez Hurtado, '¿Por qué lo mataron?', sobre el magnicidio de Álvaro Gómez.

Jorge Gómez Pinilla, especial para Semana.com
17 de enero de 2012

Semana.com: ¿A usted ya le preguntaron qué estaba haciendo el día y la hora en que asesinaron a Álvaro Gómez Hurtado?
 
Horacio Serpa: Rendí testimonio en la Fiscalía pero no me acuerdo si me lo preguntaron. Estaba trabajando en mi oficina del Ministerio del Interior cuando me enteré de la noticia.
 
Semana.com: En referencia al libro de Enrique Gómez Hurtado (¿Por qué lo mataron?) el columnista Antonio Caballero dijo que es “un libro que insinúa muchas pistas pero no sigue ninguna”. ¿Qué opina de esa apreciación?
 
H.S.: Corresponde al contenido del libro, que por supuesto leí. La publicación fue precedida de mucha propaganda y escándalos, bomba, asilo diplomático, declaraciones, anuncios, en fin. Como en el dicho, “mucho ruido y pocas nueces”. Ojalá lo lea mucha gente para que se acabe la especulación.
 
Semana.com: Una investigación de SEMANA titulada “El complot” (noviembre de 1998) le siguió la pista a la hipótesis de que hubo militares implicados en el asesinato, e incluso, el coronel Bernardo Ruiz Silva, a quien se le comprobaron nexos con los supuestos autores materiales, estuvo detenido. ¿A qué podría obedecer que la investigación haya tomado otro rumbo?
 
H.S.: No sé y no quiero caer en el mismo terreno de las especulaciones irresponsables en que han incurrido los amigos del confeso narcotraficante Hernando Gómez Bustamante, alias ‘Rasguño’. Lo que se debe hacer es investigar a fondo todas las hipótesis y de una buena vez desentrañar el misterio.
 
Semana.com: La citada investigación mencionó que en la casa de un oficial en servicio activo el CTI halló el ‘plan de vuelo’ de un golpe que pretendía crear una junta de gobierno cívico-militar, convocar a una Asamblea Constituyente que reviviera la Constitución de 1886, extraditar a los principales capos del narcotráfico y cerrar el Congreso. El día señalado para el golpe, según ese documento, era el jueves 2 de noviembre, justo el día que asesinaron a Gómez Hurtado. ¿Cómo se explica que una prueba tan contundente haya sido desechada?
 
H.S.: No recuerdo muy bien el episodio, pero sí que se habló del golpe y de muchas otras “bellezas” ilegales que por la época se pretendía con el pretexto de la crisis. Bastante se dijo de conspiradores y de ‘conspiretas’. Eso también toca investigarlo y destaparlo totalmente. De pronto hay sorpresas y los acusadores resultan acusados.
 
Semana.com: Según la misma investigación periodística, “voces documentadas” afirman que los golpistas habrían compartido con Álvaro Gómez sus planes, que incluían ponerlo a presidir una junta cívico-militar de transición y que cuando éste se negó a secundarlos tuvieron que prescindir de él porque sabía demasiado. ¿Le encuentra algún sentido a esta hipótesis?
 
H.S.: Eso se dijo muchas veces. Si fue verdad, era lógico que se descacharan en la propuesta del golpe al doctor Gómez. Imagínese: uno de los padres de la Constitución más democrática que hemos tenido violando su propia obra y propiciando un hecho ilegal y antidemocrático. Insólito.

Semana.com: La periodista María Isabel Rueda afirmó que “siempre he creído que un crimen de Estado acabó con la vida de Álvaro Gómez, entendiendo por ello la posibilidad de que miembros de las Fuerzas Armadas, aliados muy probablemente con el narcotráfico del Valle, y sin conocimiento de Samper, hubieran planeado y efectuado el magnicidio”. ¿Esto le brinda algún alivio?
 
H.S.: Alivio no, porque no he tenido ninguna angustia personal sobre el tema. Pero me parece una apreciación importante de la doctora María Isabel. Respetando el fuero de la periodista, ojalá la pudiera comentar en la Fiscalía.
 
Semana.com: Alguien dijo en su defensa que ante las inmensas dificultades y presiones que vivía el gobierno de Samper, ordenar el asesinato de Gómez Hurtado era acabar de echarse el mundo encima...
 
H.S.: Imagínese usted esa torpeza. Pero además, una orden así sólo nace en la mente de unos asesinos, lo que no se puede predicar ni del doctor Samper, ni de mí, ni del alto gobierno de entonces. Y otra cosa: el doctor Gómez era una persona muy importante, gran político, gran escritor, gran humanista, pero ni sus escritos, ni su posición política estaban desestabilizando al Gobierno. Esa es una gran mentira.
 
Semana.com: Una columna de Felipe Zuleta mencionó el caso de un testigo (Carlos Alberto Lugo Álvarez) que fue presionado por el abogado Enrique Gómez Martínez (hijo de Enrique Gómez Hurtado y parte civil del caso) diciéndole que “él tenía que decir que sabía que quien había ordenado el homicidio era Ernesto Samper”, según declaró la fiscal delegada ante el tribunal, Stella Sánchez. De ser cierto, ¿qué opinión le merece que la familia del inmolado dirigente conservador recoja pruebas para involucrar a Samper?
 
H.S.: Que la familia del doctor Gómez se interese en que se aclare el crimen me parece correcto. Lo que no se entiende es que se llegue a extremos inconvenientes y de pronto ilegales tratando de encontrar una versión que deje sin validez a otras en las cuales se ha avanzado bastante. La familia Gómez, respetabilísima como la que más, sabe de persecuciones y calumnias, como las que sufrió a raíz de la época de la violencia.
 
Semana.com: Mucha gente se pregunta qué interés podría tener el hermano de la víctima en desviar la investigación, pero otra gente se pregunta qué interés podría tener en echarles toda el agua sucia a Samper y a usted. ¿Usted qué cree?
 
H.S.: Pretender desviar la investigación es grave y hasta sospechoso. Enlodarnos al presidente Samper y a mí, no le encuentro explicación. ¿Ojeriza política? No sé, pero han ocurrido cosas muy raras. Coincidió el intento de alguien de volar la estatua del doctor Laureano Gómez con la publicación del libro, por ejemplo. Rarísimo.
 
Semana.com: ¿Tendría asidero pensar que 'Rasguño' haya sido puesto ahí por los verdaderos autores del magnicidio, precisamente para seguir desviando y entorpeciendo la investigación? Mejor dicho, ¿que del mismo modo que militares conspiradores recurrieron a la mafia para cometer ciertos crímenes, ahora recurren de nuevo a ella, pero para desviar la investigación?
 
H.S.: De la delincuencia se puede esperar cualquier cosa. Y aquí se está tratando es con los mayores criminales. Hay que averiguar por qué y quiénes más están detrás de eso. Qué es lo que se quiere ocultar y a quiénes encubrir. Mire usted todo lo que falta por investigar y descubrir.
 
Semana.com: La sospechosa similitud en el manejo que se les ha dado a las investigaciones por crímenes como los de Álvaro Gómez, Jaime Garzón, Luis Carlos Galán o Carlos Pizarro, ¿no les daría razón a los que hablan de la existencia de una mano negra?
 
H.S.: ¡Pues claro que hay mano negra! Siempre ha existido, precisamente desde la época de la violencia. Esa es otra pata que le nace al gato. El propio presidente Santos la denunció.
 
Semana.com: Para resumir, ¿quién o quiénes cree usted que ordenaron el asesinato de Álvaro Gómez?
 
H.S.: Ojalá lo supiera para denunciarlos. Lo que sí sé es que ese crimen horrendo no partió del Gobierno, de ninguna forma, imposible. Las más fuertes sospechas han apuntado al tema del golpe. Eso hay que seguir investigándolo.
 
Semana.com: Cambiando de tema, antes de salir de la Gobernación usted le rindió un sentido homenaje a Antonio Navarro Wolff, quien pasó a ser el secretario de Gobierno del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, quien a su vez adquiere cada día más perfil de presidenciable. ¿No habría en ese homenaje una jugada política con visión, digamos, a mediano plazo?
 
H.S.: Ninguna jugada política. Un acto de justicia. El caso es que en la Gobernación de Santander creamos la visión de los Patrimonios Vivientes y Antonio Navarro es un patrimonio vivo de convivencia, lo mismo que Petro y otros que abandonaron la lucha armada hace más de 20 años y siguen en la democracia. Por eso fue la condecoración y estoy muy orgulloso de haberlo hecho.