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Candidato: ¿Cuáles son las causas de la inseguridad en Bogotá?

Semana.com y la Universidad del Rosario interrogan a los candidatos a la Alcaldía de Bogotá sobre la seguridad de la ciudad.

1 de septiembre de 2011

¿Tiene identificadas las causas estructurales de la inseguridad en Bogotá?
 
David Luna
 
Las causas del delito en Bogotá están plenamente identificadas. En Bogotá existe un crimen organizado que se dedica a amedrentar con robos callejeros, robos a viviendas, robos de vehículos y extorsiones a los ciudadanos de bien. Sin embargo, la principal causa de inseguridad en la ciudad es la falta de autoridad y permisividad de la actual administración para que se generen delitos. Esto ha llevado a que en Bogotá haya una seguridad torpe.
 

 
 
Dionisio Araujo
 
La ley penal es laxa en el tratamiento de los delitos de menor cuantía contra la propiedad y en los de lesiones personales, lo que ocasiona que los criminales no puedan ser privados de la libertad y eso genera un altísimo volumen de crímenes sin sanción que siembran la zozobra en la ciudad. Ese tema hay que resolverlo urgentemente. Hay que mejorar también la vigilancia y la capacidad de reacción de la Policía. Pienso que los bogotanos, mayoritariamente en más del 99%, es gente honorable y buena, pero a los bandidos hay que meterlos a la cárcel. 
 

 
Antanas Mockus
 
La inseguridad y la violencia en Bogotá son multicausales. Por una parte tenemos la intolerancia y la incapacidad de resolver conflictos por medios pacíficos, que producen la mayor proporción de las lesiones personales y una parte considerable de los homicidios. Por otra, la falta de oportunidades y la desigualdad, especialmente en la población juvenil, lo que explica en parte por qué son los jóvenes las mayores víctimas y los mayores victimarios en el panorama de la inseguridad, la cultura de la ilegalidad (que explica buena parte de los delitos contra la propiedad y contra la vida) y la acción de bandas criminales organizadas.
 

Aurelio Suárez
 
La seguridad en Bogotá implica el análisis de un conjunto de vectores que superan la perspectiva exclusivamente penal y Distrital. Entre 2009 y 2010 la tasa global de homicidios por cada 100 mil habitantes se incrementó. Sin embargo, dicho aumento se concentró en tres localidades que fueron Santa Fe, Mártires y Ciudad Bolívar, con una tasa de 72, 71 y 48 homicidios por cada 100 mil habitantes, respectivamente. Entretanto, cerca de la mitad de las localidades cumplieron con la meta del cuatrienio y doce se ubicaron por debajo del promedio de Bogotá.
 
Los indicadores de violencia interpersonal han venido aumentando; no obstante, la pérdida de convivencia ciudadana es una tendencia marcada desde 2004 con alguna disminución en 2008. Lo mismo sucede con otro tipo de delitos como los hurtos, exceptuando el efectuado a establecimientos que presentan mejoría.
 
Teniendo en cuenta que el flujo de recursos para la Policía en las últimas administraciones ha sido uno de los más altos y permanentes, los resultados deberían ser más contundentes, particularmente con las organizaciones criminales que operan en la ciudad. Entre las causas de la inseguridad deben tenerse en cuenta otras variables socioeconómicas que, aunque no la justifican, la explican. Factores como el desempleo, la desigualdad, el desplazamiento forzado de cerca de 80 mil a 100 mil personas anuales que llegan a la ciudad en condiciones violentas, la informalidad laboral y el elevado coeficiente de Gini son algunos de los problemas incidentes. En tal medida, coincido con lo expresado por el premio Nobel de economía Joseph Stigtliz: existe una relación entre economía y violencia. Las políticas sociales y económicas deben incidir sobre este vector y de ese modo coadyuvar a la mejora en la calidad de vida, la convivencia y la tolerancia en Bogotá.

 
Carlos Eduardo Guevara
 
Las causas están debidamente identificadas. El fenómeno es multicausal, entre las que se encuentran de orden social, económicas, culturales, ambientales, institucionales y de desarrollo físico y urbano. Existe un estudio que realizó la Universidad Nacional en donde caracterizan 31 puntos críticos o trampas en la ciudad en donde más se presentan los conflictos urbanos, las violencias y los delitos con sus diferentes tipologías de los barrios y sectores. Este es un documento que utilizaremos para implementar nuestra propuesta: “La seguridad integral, solidaria con integridad”.
 

Carlos Fernando Galán
 
Respecto a la seguridad en Bogotá, se puede hablar de causas estructurales desde dos ámbitos: la situación de la ciudad y las condiciones de sus autoridades policiales. En lo primero debe reconocerse que la delincuencia en Bogotá ha tomado un carácter especializado y organizado. Delitos como el tráfico de estupefacientes, los homicidios y los hurtos han comenzado a ser efectuados por grupos sofisticados que tienen bastante conocimiento de lo que hacen y dentro de los cuales se dividen estratégicamente las tareas; de esta forma delinquen una y otra vez con tácticas que se repiten y que se refinan con cada ocasión.
 
Con estos grupos delincuenciales los distintos tipos de delitos dejan de ser eventos inconexos y empiezan a relacionarse dentro de un mismo plan que tiene al crimen como finalidad; así, el tráfico de drogas viene acompañado con corrupción, la extorsión con homicidios, y hasta los hurtos terminan siendo un medio para el lavado de activos. Igualmente se rompe la frontera entre lo legal y lo ilegal, puesto que estos delincuentes logran desarrollar su empresa criminal valiéndose de fachadas supuestamente legales que encubren su accionar.
 
En este sentido hay que partir por reconocer la magnitud de los efectos producidos por las presencia de Bandas Criminales (Bacrim) que han quedado como residuo de las falencias del proceso de desmovilización. Mantienen sus empresas delictivas, en especial el narcotráfico y la extorsión, y éstas conservan su organización y control territorial en diversas zonas de la capital.

Dentro de las causas que se notan en la situación misma de la ciudad, también hay que resaltar la desprotección en la que se encuentran nuestros jóvenes. Actualmente, siendo escasas aún las oportunidades educativas y las ofertas deportivas y culturales, la población juvenil es vulnerable frente a las organizaciones delictivas, no sólo como víctimas, cuando sufren los efectos de los distintos delitos, sino también como motor, cuando deciden hacer parte de la comisión de delitos. Aunque la doble jornada en los colegios del Distrito debe eliminarse como apuesta educativa, no es necesariamente por ésta que los jóvenes quedan en estas situaciones de inseguridad, no es por lo que se ha llamado “exceso de tiempo libre”, es por la falta de oportunidades para ejercer sus proyectos de vida más allá de los muros del colegio.
 
Por otra parte, dentro de las causas estructurales que tienen que ver con las autoridades policiales hay que resaltar, en primer lugar, la falta de experticia del cuerpo de policía para afrontar dinámicas tan especializadas del crimen. Hoy en Bogotá tenemos policías que no están familiarizados con los delitos propios de un contexto urbano y propios de las particularidades de esta ciudad, y mucho menos están capacitados para afrontarlos. Otra causa estructural en este sentido, es el divorcio que existe entre la ciudadanía y la Policía, en otras palabras, la pérdida de confianza de la una hacia la otra. Y no es sólo por los numerosos casos de corrupción e ineficiencia dentro del cuerpo de policía, es también por la falta de instrumentos efectivos de control y evaluación para que los ciudadanos puedan denunciarlos, y por la falta de escenarios en los que éstos puedan planear y coordinar sus iniciativas de seguridad en lo local.
 
Finalmente, hay que reconocer que no menos importantes son otras causas que corresponden a uno como a otro ámbito: el deterioro urbano que genera espacios propicios para el delito, una policía judicial debilitada que difícilmente investiga y judicializa a los delincuentes, y la fijación, sobre todo de las autoridades, en leer la seguridad sólo desde lo cuantitativo de las cifras, sin tener en cuenta lo cualitativo de las causas, de las características de los delitos y de los efectos que sufren los ciudadanos.
 
Enrique Peñalosa
 
Sí, lo primero que hay que comprender de la seguridad es que es un fenómeno multicausal. Dentro de los factores que inciden en su causalidad podemos encontrar: la cultura de la ilegalidad, la presencia de organizaciones criminales, el consumo de alcohol irresponsable, el porte ilegal de armas de fuego, los grupos sociales en condiciones de vulnerabilidad, los contextos urbanos desordenados y sin ningún control por parte de un ente oficial y las deficiencias institucionales, tanto al nivel de la Policía como del aparato judicial, que generan impunidad e injusticias. Hay que tener muy en cuenta que aunque todos estos factores contribuyen a la inseguridad, hay algunos de ellos que son preponderantes a la hora de comprender las causas estructurales, como son: las mafias, el tráfico de armas, la trata de blancas y el narcotráfico.
 
Gina Parody
 
El nivel de criminalidad que ha alcanzado Bogotá nos muestra que los delitos no son hechos aislados, sino producto de organizaciones criminales que operan en la ciudad. En Bogotá tenemos oficinas de Envigado y estructuras sicariales como las de La Terraza, pero más sofisticadas y mejor camufladas. Las altas tasas de homicidios en Ciudad Bolívar y en Los Mártires se explican porque en nuestra ciudad operan estructuras criminales que utilizan el homicidio como instrumento para intimidar, extorsionar, controlar el territorio, ajustar cuentas, como mecanismo de venganza y, por supuesto, para asegurar su robo. Así, se explican las más de 1.000 ollas barriales, los 900 celulares robados diariamente, los 372 robos a la salida de los bancos del año pasado, los 4.200 carros que se roban al año.
 
Por eso, para garantizar la seguridad a los bogotanos tomaré 10 medidas:

1) Con Bloques de Búsqueda conformados por la Fiscalía y los mejores policías le declararé la guerra al crimen organizado: capturaremos y desmantelaremos las bandas y las ollas que operan en Bogotá y garantizaremos que terminen en La Picota, en Cómbita o en La Modelo.
 
2) Bogotá tiene siete entradas: vía al Llano, Autopista Sur, Calle 13, Calle 80, Autopista Norte, la vía a Choachí, la vía a La Calera. Todas las armas, las drogas, los celulares robados salen y entran por estas siete vías. Las vamos a blindar con Ejército.
 
3) Contaremos con 3.000 policías más en barrios, colegios y parques: 2.600 en la calle, 400 en inteligencia, y fortaleceremos la contra inteligencia, porque las bandas criminales tienen tentáculos que llegan a todas partes y la Policía no es la excepción.
 
4) Instalaremos botones de pánico y cámaras para el transporte público, que al ser oprimidos, enviarán una señal al puesto de policía más cercano.
 
5) Atacaremos cada delito según su naturaleza: con estrategias y metas específicas para cada delito, para cada localidad. No vamos a atacar el hurto de la misma manera que el homicidio.
 
6) Instalaremos Frentes de Seguridad en los barrios con sirenas y alarmas en las casas, conectadas a la Policía.
 
7) Acercaremos la denuncia al ciudadano. Crearemos todas las condiciones de seguridad requeridas para que las víctimas puedan acusar a sus victimarios y reclamar justicia, sin temor a represalias.
 
8) Recuperaremos el control del espacio urbano con presencia policial, alumbrado y espacio público.
 
9) Seguridad es justicia. De nada nos sirve identificar las organizaciones criminales y capturar a los responsables, si vamos a encontrar una talanquera en la justicia. La víctima de la delincuencia tiene que tener la certeza de que algo le va a pasar al delincuente, y el victimario tiene que saber que algo le va a pasar a él. Vamos a poner en marcha el funcionamiento del aparato judicial que es el disuasor por excelencia de la delincuencia. Esto significa fortalecer la DIJIN y SIJIN y la Fiscalía.
 
10) Promoveremos un cambio de mentalidad en la ciudad: el crimen sí se puede derrotar. No vamos a seguir conviviendo con estos niveles de inseguridad. Con esta política garantizaremos que los bogotanos vivan tranquilos.
 
Gustavo Petro
 
Existen dos fenómenos que afectan la seguridad y el desarrollo humano de la ciudadanía bogotana. El primero es los altos grados de penetración de organizaciones criminales en las instituciones, que además de generar situaciones de corrupción, desvío de dinero e impunidad, llevan a su cooptación mafiosa. Ejemplo de ello es la Policía, en la cual hacen presencia organizaciones criminales a gran escala, las que además convierten a la ciudad en lugar de paso del mercado de drogas y armas ilegales.
 
Otra de las situaciones críticas que afronta la ciudad, es el aumento de la delincuencia común u ordinaria que ha disparado el hurto y atraco callejero, además de otro tipo de delitos como homicidios en medio de atracos. La confluencia de la penetración de organizaciones criminales y el crimen callejero ponen en riesgo a la juventud bogotana. Esta situación ha llevado a que los índices de percepción de inseguridad se incrementen y se genere una ausencia de liderazgo de la administración.
 
Jaime Castro
 
La ciudad vive una dinámica delincuencial desconocida, producto, entre otros factores, de la recomposición de distintas formas de criminalidad y violencia, del reacomodo territorial de bandas de alta peligrosidad, de la reinserción y desplazamiento de antiguos ilegales que se adaptan a su nuevas formas de vida como mejor pueden y al “atractivo” que para organizaciones dedicadas a la delincuencia tiene la mega-ciudad: mercados grandes, anonimato, facilidades para conectarse nacional e internacionalmente. A la inseguridad urbana tradicional se suman ahora expresiones de la guerrilla, el narco, los paras (bacrim), el lavado de activos, el contrabando.
 
Además, la situación de inseguridad es inseparable del clima de corrupción que la ampara y protege, porque cuenta con respaldos políticos, judiciales, administrativos y policivos. Es decir con apoyo de miembros de la clase política, la fuerza pública o el poder judicial, funcionarios de la Administración y de entidades nacionales, a más del que le prestan abogados también comprometidos, todo lo cual pone de presente la cooptación del Estado por organizaciones criminales. Por sus dimensiones, complejidad y gravedad, la batalla contra la inseguridad exige moverse en varios frentes y adelantar acciones múltiples, tal como se plantea en el programa de gobierno y lo enseña la experiencia de haber sido alcalde de la ciudad y ministro en los ramos que se encargan de la seguridad y la justicia.
 
¿Considera que los instrumentos con los que cuenta para mantener el orden público en el municipio son idóneos y suficientes?
 
David Luna
 
Bogotá necesita mayor pie de fuerza, tecnología, educación y cultura ciudadana. Los cerca de 20 mil uniformados con los que hoy cuenta Bogotá no son suficientes para hacer presencia en toda la ciudad. Una iniciativa del programa de vigilancia por cuadrantes de la Policía Nacional es interesante, pero deja de ser totalmente efectiva cuando en una localidad como Usme, con más de 200 barrios, solamente se tienen 30 cuadrantes. Hoy la ciudad tiene algo así como 700 cámaras de video. Se requiere duplicar esta cifra y más importante lograr que la información que estas cámaras entregan pueda ser centralizada y analizada en un centro de comando y control. Por otro lado, mientras nuestros niños y niñas sigan asistiendo al colegio solamente durante media jornada, estamos poniendo a nuestros menores en las manos de pandillas y grupos delincuenciales. En resumen, Bogotá requiere de nuevos instrumentos para garantizar la seguridad y el orden en la ciudad.
 
Dionisio Araujo
 
No, nos hace falta mayor cantidad de fuerza de policía, pero además muchos elementos tecnológicos, como mejores vehículos, cámaras de vigilancia, centros de control, CAI, radiocomunicaciones.
 
 
 
 
 
 
 
Antanas Mockus
 
Deben mejorarse varias cosas: los aspectos de inteligencia y profesionalización de la Policía, una relación más estrecha con la justicia y los organismos encargados de administrarla, mayor pie de fuerza donde se necesite (localidades específicas), un mejor conocimiento de la delincuencia y la violencia, y sobre todo corresponsabilidad ciudadana, cultura del autocuidado, más tolerancia, más confianza, mayor capacidad ciudadana para resolver los conflictos por medios pacíficos, todo lo cual se resume en cultura ciudadana. Las características de la violencia homicida y la violencia no fatal (lesiones personales) lo confirman.
 
Aurelio Suarez
 
La alta inversión en seguridad, si bien es importante, no es el único instrumento, pues se demostró que la acción policial con ingentes recursos no logra contener la inseguridad. Existen informes públicos que dan a conocer el número y la ubicación de los lugares que expenden estupefacientes, pero no se logra una disminución notoria del negocio del narcotráfico, ni tampoco en las actividades delictivas de las estructuras criminales.
 
Si bien la ciudad continuamente se ve obligada a hacer enormes esfuerzos que sobrepasan sus capacidades como ente territorial para contrarrestar los efectos de la violencia y el conflicto armado en Colombia, ello no justifica la incorporación del Ejército en tareas de seguridad urbanas que le son propias a la institución policial. En consecuencia, la Policía debe fortalecerse, especialmente en los términos que establece la Constitución; es decir, como “un cuerpo armado, permanente y de naturaleza civil”.
 
La adopción de funciones de fuerza pública y hasta militar que ha venido adoptando genera una fractura cada vez más amplia entre población y Policía, lo cual agrava los problemas de seguridad.
 
Carlos Eduardo Guevara
 
No. Es por ello, que proponemos la “seguridad integral, solidaria con integridad”, conforme a los siguientes criterios: 
 
1) Gobernabilidad: Crearemos la Secretaría de Seguridad Ciudadana y Convivencia; fomentaremos la tecnología para la seguridad, promoveremos con el Gobierno Nacional una mesa de negociación y concertación de la seguridad para Bogotá; relanzaremos los frentes locales de seguridad; reformaremos el Fondo de Vigilancia y Seguridad; fortaleceremos el Plan Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes; mejoraremos la prevención de los conflictos urbanos, las violencias y el delito; impulsaremos ante el Gobierno Nacional el fortalecimiento de los consejos de seguridad regionales y lideraremos la creación de un cuerpo especial de policía para Bogotá.
 
Fortaleceremos los Centros de Atención a Víctimas de Violencias y Delitos; mejoraremos los planes desarme; concertaremos con el Gobierno Nacional el incremento del pie de fuerza de la policía para la ciudad; haremos una mejor distribución de los recursos que administra el Fondo de Vigilancia y Seguridad; fortaleceremos y mejoraremos el Sistema Integrado de Seguridad y Emergencias 123, número único de seguridad y emergencias de Bogotá; diseñaremos un Sistema Único de Información en donde se sistematice y consolide toda la información que se genera en la inspecciones de policía, e incrementaremos el número de cámaras de vídeo vigilancia en inmediaciones de los establecimientos educativos. 
 
2) Cultura ciudadana: Fomentaremos la cultura ciudadana; promoveremos el programa Bogotá Voluntaria; apoyaremos la Escuela de Policía Metropolitana de Bogotá; incrementaremos y fomentaremos campañas permanentes de prevención del hurto en todas sus modalidades; daremos instrucciones para que en los colegios con mayores problemas de seguridad, sesione mensualmente el consejo local de seguridad de la localidad respectiva; rediseñaremos las rutas de acceso de los servicios de seguridad ciudadana y convivencia; crearemos una red de gestores de seguridad y convivencia; impulsaremos programas y proyectos para prevenir y contrarrestar la violencia intrafamiliar; haremos un relanzamiento de los pactos de seguridad y convivencia; apoyaremos y fortaleceremos las casas de justicia, los centros de convivencia, de conciliación y escolares que funcionan en la ciudad; fortaleceremos los programas y proyectos que previenen la participación de los jóvenes en las violencias y los delitos; diseñaremos e impulsaremos una estrategia de prevención para atender psicológica, social y culturalmente los casos de victimización por intimidación o acoso escolar (bullying y ciberbullying) y demás actos de violencia que se presentan en los colegios de Bogotá. 
 
3) Oportunidades para la seguridad: Involucraremos e incentivaremos al sector privado para que los recursos de la responsabilidad social de sus empresas, se destinen a mitigar y contrarrestar los factores generadores de violencias y delincuencia en la ciudad y fortaleceremos y mejoraremos la alianza entre las empresas de vigilancia privada y la policía metropolitana de Bogotá.
 
4) Desarrollo físico y urbano para la seguridad: Mejoraremos y rehabilitaremos los parques y los entornos de la ciudad y mejoraremos los “Caminos Seguros al Colegio”.
 
Carlos Fernando Galán
 
No. Se necesitaría promover una reforma legal para judicializar los llamados delitos menores, castigando la reincidencia. Por ejemplo, a un “raponero” después del tercer acto delictivo, no se le debería dar el beneficio de la excarcelación. Igualmente importante es capacitar debidamente a la Policía para que las detenciones que se realicen cumplan todos los requisitos legales y el delincuente no quede en libertad por procedimientos indebidos. Seguiremos profundizando la alianza estratégica con Cundinamarca, el Ejército y demás organismos de seguridad para proteger los bienes estratégicos de Bogotá, garantizar el abastecimiento alimentario e impedir el tráfico de armas y drogas.
De igual forma, son necesarios más y mejores policías. Dotaremos a Bogotá de 5.500 nuevos policías que requiere con urgencia, para lo cual firmaremos un convenio con la Policía Nacional. El nuevo pie de fuerza será altamente profesional y especializado en los delitos urbanos. Se garantizará su estabilidad para que no se presente el caso de uniformados que una vez conocen la ciudad y sus dinámicas son removidos para otros sitios del país.
 
Enrique Peñalosa
 
Los instrumentos no son suficientes, necesitamos un cuerpo especial de inteligencia policial para combatir las organizaciones criminales, mejorar la seguridad creando una guardia urbana al interior de la Policía y un tratamiento especial de la población joven en situación de riesgo.
 
 
 
 
 

 
Gina Parody


Como ampliamente lo describí en la pregunta anterior, voy a fortalecer los instrumentos con los que cuenta el Distrito. Voy a aumentar el pie de fuerza de la Policía con 3.000 nuevos agentes, entre estos 2.600 estarán en la calle y 400 en inteligencia, trabajando de la mano con la Fiscalía. También fortaleceré a la Fiscalía con mayor tecnología para que la justicia sea efectiva.
 
 
 
 
Gustavo Petro
 
Si queremos combatir de forma eficaz la inseguridad en la ciudad necesitamos un alcalde capaz de ejercer su papel como jefe de la policía del Distrito Capital, lo que le permita impulsar el combate frontal a los focos del crimen organizado. Esto se logra por medio de la creación de redes de inteligencia, que combatan las actividades delictivas, el crimen organizado y la corrupción al interior de la policía, contrarrestar las redes de corrupción de empleados públicos, combatir actividades especializadas como lavado de activos, trata de personas, delitos cibernéticos. Por lo tanto es fundamental fortalecer los sistemas de inteligencia del Estado distrital.
 
Jaime Castro
 
Hay que trabajar con lo que tienen las instituciones públicas y lo que pueda aportar la sociedad civil, lo cual no es óbice para procurar nuevos y mejores instrumentos. En este contexto propongo:
 
Garantizar la seguridad y convivencia ciudadanas exige actuar con firmeza contra el desorden, acabar con el desgobierno y hacer sentir la presencia de la autoridad; También exige estructurar política pública integral que involucre autoridades nacionales y distritales (gobierno, Das, fuerza pública, Dian, estupefacientes, jueces y magistrados, Fiscalía). Esa política empieza con la aplicación de la nueva normatividad: estatuto anticorrupción; ley de convivencia ciudadana o estatuto de seguridad; plan nacional de desarrollo.
 
Esta nueva legislación modifica el régimen contractual del Estado, aumenta las penas para quienes criminalicen menores, amplía las sanciones para jóvenes entre 14 y 18 años que cometan determinados delitos, penaliza la comercialización de autopartes y celulares robados, autoriza allanamientos entre las 6 pm y las 6 am, permite acreditar flagrancia con los videos de las cámaras de seguridad, facilita el traslado de presos que delincan desde los sitios de reclusión, reforma los procesos penales, disciplinarios y fiscales y modifica los códigos de la infancia y la adolescencia. Hay que desmantelar las organizaciones criminales y evitar que se reproduzcan, lo cual exige “combatir la raíz económica y las ganancias del crimen organizado”. Se crearán cuerpos élite de investigación e inteligencia que desintegren y exterminen mafias, combos y bandas criminales que eviten su reproducción (eliminando su hábitat, caldos de cultivo o situaciones que las favorecen); y capturen a sus capos. Se organizará y articulará la colaboración de la ciudadanía y la comunidad con las autoridades. La gestión de éstas depende de la información confiable que reciba y la inteligencia preventiva que adelante. La entidad que debe cumplir esta función es la Defensa Civil, que haría las veces de una especie de Guardia Cívica. Para lograrlo hay que incrementar de manera apreciable sus efectivos, capacitar a sus miembros (deben saber ver, oír y comunicar), dotarla de buenas instalaciones y modernos sistemas de telecomunicaciones para que consiga la reacción inmediata de la fuerza pública. Es necesario incrementar el número de efectivos de la policía y capacitar a todos sus miembros en prácticas de lucha contra organizaciones criminales; dotar a la policía de sofisticados medios de comunicación que garanticen su oportuna reacción; colaborar con las autoridades competentes para que se administre pronta y cumplida justicia en materia penal. Conviene la creación de juzgados locales (actualmente son distritales, inclusive se denominan municipales), acciones frente a la juventud (jornada única, empleo, recreación y deporte, cursos de “educación moral” y “voces de amor y libertad”, como se dictan en Puerto Rico y Masachussetts, con el propósito de rescatar la moral y la ética pública y censurar la tolerancia frente al delito, la “admiración” por los delincuentes y la reinante inversión de valores), asignarle a la ciudad región funciones en materia de seguridad y conservación del orden público, porque muchas formas criminales tienen esa dimensión geográfica.