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Noemí Sanín fue proclamada candidata por el congreso del Partido Conservador. | Foto: José Ruiz

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Conservadores, por ahora, no hablan el idioma de la coalición

Tras el congreso del partido, una idea quedó ratificada: el conservatismo irá en solitario a la primera vuelta. El reto es demostrar que la vocación de poder está latente y que la unidad está fortalecida.

14 de abril de 2010

El Partido Conservador proclamó a su candidata Noemí Sanín en medio de la incertidumbre que han generado los vientos de división interna. La unidad de la colectividad también fue objeto de proclamación, al menos en el congreso del partido, pero sólo se hará evidente el día de las elecciones presidenciales.

Los conservadores echaron mano de dos de sus jefes naturales, si así se puede considerar a los ex presidentes Belisario Betancur y Andrés Pastrana, para rodear a Noemí Sanín. Los ex mandatarios encabezaron la proclamación de la unidad, a la vez que le entregaron las banderas del partido, con la mira puesta en las elecciones del 30 de mayo.

Lo que quedó claro tras el congreso conservador, es que el partido no habla el lenguaje de las alianzas, por lo menos antes de la primera vuelta. Y la palabra coalición sólo sirvió para reivindicar el rol del partido en los ocho años del gobierno del presidente Álvaro Uribe.

La vocación de poder del partido quedó ratificada, sobre todo en un día en que una de sus figuras del presente, Andrés Felipe Arias, el gran ausente en la convención, le reclamó el debate a su partido en torno a la necesidad de mantener la coalición que le dio gobernabilidad a las políticas de Uribe.

Una idea que el propio jefe de Estado le sugirió a congresistas de todas las bancadas, precisamente horas antes de la convención del partido, para que sea la coalición que lo acompañó durante ocho años la misma que siga con las riendas del país.

Pero los conservadores insistieron en que el momento histórico debe tener el liderazgo azul. El ex presidente Andrés Pastrana fue reiterativo en señalar que el partido “no es apéndice de nadie”. Que tiene una bancada y unas bases fortalecidas, pero que no están al servicio de ningún otro proyecto político.

Pastrana reivindicó a su gobierno como la piedra fundamental en la que se construyó la idea de la seguridad democrática. Y por esa razón, mostró al conservatismo como el partido con más autoridad y derechos, no sólo para reclamar, si no para representar la continuidad de la seguridad democrática.

Porque Pastrana señaló que cuando estuvo en el poder encontró unas fuerzas militares amilanadas y a la defensiva, y un país derrotado ante las guerrillas. Y que si optó por el camino del diálogo con las Farc, fue porque era el camino “más democrático”, al señalar que la clase política, en ese entonces, solo buscaba respuestas llamando a las autodefensas.

“Por eso optamos por el camino de la conciencia, el que nos dice que el fin nunca justifica los medios. Optamos por el Plan Colombia para mantener la democracia de las instituciones y para garantizar que los colombianos nunca volverían a recurrir a las motosierras para defendernos de la democracia. Cuando los hoy adalides de la seguridad optaban por las Convivir nosotros nos decidimos, sin vacilaciones,  por nuestras fuerzas armadas. Hoy la historia nos ha dado la razón”.  

Su discurso no estuvo exento de pullas a otros candidatos. Su blanco directo fue Juan Manuel Santos, a quien siempre se refirió como “uno de mis ministros” y a quien señaló como responsable de la que consideró "principal amenaza interna" de la seguridad democrática: los falsos positivos.

"Los falsos positivos son el resultado de una política perversamente concebida y de un ministro que se durmió durante su guardia. (…) Los falsos positivos no son el reflejo de una política de ley del embudo en la que lo ancho de las operaciones militares es un triunfo del ministro de Defensa, mientras lo angosto de los casi dos mil civiles inocentes muertos durante su ministerio es responsabilidad exclusiva de sus subalternos".

Más allá de las pullas, que también hacen parte del juego político, Pastrana calificó al Partido Conservador como el principal aliado del presidente Álvaro Uribe, algo que fue ratificado por Noemí Sanín quien quiso rendirle un homenaje. Pero ambos dirigentes se concentraron en advertir que el programa que propone el conservatismo es la “mayor apuesta social de la historia”.

Pero Noemí también reivindicó la vocación de poder, al señalar a sus copartidarios que este es el momento para que el Partido Conservador “no sea la fuerza que decide, sino la fuerza que gobierne”.

Elogio a Arias

Lo que también ayudó a espantar los vientos de división, fueron las palabras con las que Pastrana y Noemí no sólo lamentaron la ausencia de Andrés Felipe Arias, sino que lo consideraron conservador y le volvieron a tender puentes para trabajar de forma conjunta.

Antes, los ex precandidatos José Galat y Álvaro Leyva lo habían cuestionado con dureza. Por ejemplo, Galat dijo que su presencia en el congreso no obedecía a la “disciplina para perros, sino a la disciplina de los hombres de honor que cumplen su palabra”. Y Leyva le reclamó una “actitud madura, de hombre grande” y que en vez de pedirle al partido que contemple coaliciones “pídale al doctor Santos a que deponga su candidatura y apoye a Noemí”.

Sin embargo el expresidente Andrés Pastrana honró a Arias: “en nombre del Partido Conservador, mi agradecimiento por el ejemplo de estoicismo y coraje para sus amigos descarriados (...) yo creí en su palabra cuando dijo aceptar el resultado de la consulta, aún por un solo voto. Y le creyó su Partido. Porque a la gente hay que creerle lo que dice".

Mientras que Noemí Sanín le tendió una nueva invitación para caminar juntos en esta campaña. “Lo invito a trabajar en lo que nos une por el beneficio de nuestra patria, de la unidad de nuestro partido y de las soluciones que necesita nuestra gente”.

Y las recientes adhesiones conservadoras hacia la campaña de Santos fueron calificadas por dirigentes conservadores como lamentables y de mal ejemplo. Pero ningún pronunciamiento hurgó en las heridas causadas ni en la llamada “disciplina para perros”.
Incluso, el mensaje de unidad del ex presidente Belisario Betancur subrayó que el partido Conservador es de ventanas abiertas, tanto para entrar como para salir. Pastrana, en referencia a los 49 conservadores que firmaron un manifiesto en apoyo a la campaña de Santos, los calificó como "viejos amigos" a los que que ven partir con “serenidad y nostalgia”, pero que todo un Partido Conservador “se queda unido, sin entregarse a extraños”.

Estas fueron las respuestas de un partido a los vientos de fragmentación. Los mismos que al comienzo del congreso intentaron que la junta de parlamentarios se pronunciara frente a la que, algunos seguidores de Arias, calificaron como “división evidente”.

Con esos aires de unidad el partido afronta la recta final de la campaña. Sin contemplar coaliciones, y con la apuesta firme de labrar su destino inmediato el 30 de mayo. Como lo dijo el propio Fernando Araújo, presidente del partido, otra cosa se analizará el primero de junio.