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Conservadores evalúan renuncia de Hernán Andrade a la vocería del partido

El presidente de la colectividad, Efraín Cepeda, le confirmó a Semana.com que el expresidente del Senado presentó su renuncia a ser el vocero del partido en el Senado en la tercera legislatura.

1 de agosto de 2012

El martes en la noche, durante el duro debate que el Senado le hizo a la ministra de Salud, Beatriz Londoño, el Partido Conservador se pronunció a través del senador José Darío Salazar y no de Hernán Andrade, quien el pasado 20 de julio había sido escogido por unanimidad como el vocero único del partido en la cámara alta del parlamento.

La presencia del expresidente del Congreso extrañó, más aún en el debate contra la ministra a la que los conservadores han sugerido retirar del gabinete. Pero un día después se confirmó que Andrade, quien lleva más de cinco días sin dejarse ver en el Capitolio, le presentó su carta de renuncia a la vocería del partido al presidente de la colectividad, senador Efraín Cepeda.

Semana, al preguntar si la renuncia era exclusivamente a la vocería del partido, Cepeda lo confirmó, pues si Andrade hubiese querido renunciar a otra dignidad, no tendría que tramitarla dentro del conservatismo. El presidente de la colectividad también aclaró que en la carta no se establece si la renuncia “es irrevocable”.

Los motivos de la renuncia de Andrade a la vocería del Partido Conservador aún se desconocen. Tampoco los que han causado su ausencia en el parlamento.

Pero estos hechos se producen en una semana en la que los expresidentes del Congreso han vuelto a ser noticia. Tras la detención de Dilian Francisca Toro, el país recordó que 12 de los últimos 13 presidentes del Congreso han tenido que rendir cuentas con la Justicia. Cuatro de ellos están condenados y una más, detenida.

Andrade ha tenido que afrontar varias investigaciones en la Corte Suprema de Justicia, una de ellas porque supuestamente recibió 250 millones de pesos para su campaña del cerebro del desfalco a Cajanal. Una denuncia que se descubrió en el 2008, precisamente cuando arrancaba su periodo en la presidencia del parlamento, y que fue uno de los nubarrones de su administración.