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Jorge Enrique Robledo, senador del Polo Democrático, calificó como una 'manguala' el llamado de "unidad nacional" que ha hecho el Presidente electo, Juan Manuel Santos.

ENTREVISTA

"Es imposible que Santos aplique una sola de las políticas fundamentales del Polo"

El senador Jorge Robledo argumentó por qué no cree que Santos se haya desligado de Uribe, advirtió por qué actuaciones como la Petro afectan al Polo y explicó la estrategia de su Partido para hacer oposición durante los próximos 4 años.

César Paredes, periodista de Semana.com
21 de julio de 2010

En entrevista con Semana.com, el senador del Polo Democrático explicó por qué no estuvo de acuerdo con la reunión del ex candidato copartidario, Gustavo Petro, con el Presidente electo Juan Manuel Santos, indicó cual será la estrategia de su partido, el único declaradamente opositor, en el próximo cuatrienio, para llegar al poder. También anunció que no retirará la demanda que le instauró al Procurador, Alejandro Ordoñez, por haber comenzado una investigación en su contra, por “Farc-política”, que fue archivada. Dijo que si se comprueban las denuncias sobre la mala administración de la Alcaldía de Samuel Moreno en Bogotá, el Polo deberá “corregir”. Y explicó por qué en su criterio Santos es “Uribe III” y no “Santos I”.


Semana.com: ¿Cómo ve el panorama para la oposición en los próximos cuatro años?


Jorge Enrique Robledo: No va a ser fácil. Porque la gran manguala política que el presidente electo, Juan Manuel Santos, llama gobierno de “unidad nacional”, busca que no haya oposición o por lo menos quitarle toda legitimidad. Es obvio que se inspira en el Frente Nacional, esa especie de dictadura constitucional en la que prácticamente se prohibió un pensamiento diferente al del bipartidismo Liberal-Conservador, de manera que el país funcionara en beneficio de un puñado de privilegiados.


Semana.com: Hay quienes lo ven como el líder de la oposición en los próximos años. ¿Cómo se siente con esa responsabilidad que le endilgan?


J.E.R.:
Van a hacer falta los que no volvieron al Congreso y lucharon contra el régimen regresivo de Álvaro Uribe. Pero continuamos unos, y llegaron otros que cumplirán esa función. Se equivocan los que creen que Santos no va a tener oposición. Y no sólo parlamentaria, porque tampoco se entregarán los que enfrentaron al ‘uribato’ desde otras expresiones de la opinión pública.


Semana.com: ¿Cuál es la importancia de la oposición en una democracia?


J.E.R.:
No se puede hablar ni de la más pervertida de las democracias en Colombia, si no se permite que la oposición actúe con garantías, y me refiero a oposición de verdad, no de bolsillo, que es la que quieren imponer. Luego la importancia de la oposición es decisiva. Si en Colombia ocurren los horrores que ocurren existiendo verdadera oposición, ¿qué tal que no existiera?



Semana.com: ¿Por qué a las directivas del Polo les molestó que Petro se hubiera reunido con Santos?


J.E.R.:
Clara López, la presidenta del Polo, con toda razón, explicó que la posición del ex candidato presidencial no es la del Partido. Aunque suene increíble, la dirección del Polo se enteró por las noticias de la carta de Petro a Santos y de su posterior reunión con el propósito de llegar a acuerdos. Él ni siquiera intentó que su posición fuera la del Partido, cosa que habría podido proponer y más cuando era obvio que una decisión de ese calibre afecta la unidad del Polo. También es claro que el acuerdo que quiere Petro con Santos contradice la decisión del Polo de hacerle oposición al continuismo uribista y le facilita al próximo Presidente su truco de presentarse como distinto a Uribe, para profundizar todas las políticas retardatarias del actual gobierno. ¡Y este acto unilateral ocurrió cuando el Polo había salido unido de la campaña electoral!


Semana.com: ¿No le parece legítimo incorporar esas tesis, con las que el Polo estuvo de acuerdo, en un Gobierno?


J.E.R.:
Es imposible que Santos aplique una sola de las políticas fundamentales del Polo. Lo que sí hará será mostrar su foto con Petro y decir que esa es una absolución por los gravísimos sucesos del gobierno de Uribe, de los que Santos fue actor principal o copartícipe. La izquierda democrática tiene el deber de no engañar, pero también el de no facilitar que el engaño prospere.


Semana.com: ¿Qué cree que debe hacer el partido con respecto a Petro?


J.E.R.:
Sus aportes al Polo son conocidos. Y ojalá sigan dándose. Pero para el futuro del Polo es clave su unidad y ésta se vulnera cada vez que se actúa en contra de su programa o de sus estatutos. Los dirigentes del Polo debemos dar ejemplo de respeto a sus normas estatutarias a la hora de tomar decisiones.


Semana.com: ¿Usted también cree que los votos de Petro son del Partido?


J.E.R.:
Creo que los dirigentes dependemos del respaldo de las organizaciones a las que pertenecemos y de las personas que nos apoyan. Me es imposible pensar que conseguí yo solo los 165.339 votos que obtuve para el Senado, una votación muy importante. Y lo mismo digo sobre las elecciones presidenciales del Polo. Carlos Gaviria no sacó solo los 2.613.000 votos del 2006. Tampoco el senador Petro obtuvo solo los 1.329.000 que logró a la Presidencia, porque es obvio que en ellos están sus aportes como candidato –en especial los que consiguió cuando se decidió a enfrentar con claridad a Uribe y a Santos–, pero también los que aportamos los demás sectores y miembros del Polo. Entre paréntesis, digamos que la votación habría sido bastante menor si durante la campaña el senador Petro hubiera anunciado que luego de ella iba a imponerle al Polo un acuerdo con Santos.


Semana.com: ¿Y cómo explica que en las legislativas el Polo sólo hubiera obtenido un poco más de la mitad de los votos que obtuvo Petro?


J.E.R.:
No es raro que un candidato presidencial obtenga más votos que los que obtuvo su partido al Senado. Así ocurrió en los casos de Santos y Vargas Lleras. Y también ha pasado las dos veces al Polo: tanto en el 2006 como en el 2010 los senadores del Polo obtuvimos 900.000 votos, pero Carlos Gaviria sacó 2.613.000 y Gustavo Petro llegó a 1.329.000. Esta diferencia, que es bien notable, se explica por diversas razones, pero el comportamiento del partido en cuanto al respaldo a Gaviria y a Petro fue ejemplar. Compare lo que les pasó a Pardo y a Noemí con sus partidos, que evidentemente los abandonaron. Los enemigos de oficio del Polo, esos que azuzan para que nos dividamos, están en mora de reconocerle al Polo que dimos ejemplo de lealtad a la decisión de la consulta en la que se escogió su candidato a la Presidencia.


Semana.com: ¿Cómo fue eso de que no votó por usted para el Senado pero sí por Petro para la Presidencia?


J.E.R.:
A última hora decidí no ir a votar por mí a Manizales, donde tengo mí cédula inscrita, porque las finanzas de la campaña ya no daban más. Tomé una decisión que puede ser discutible, pero era mi derecho. Para las elecciones presidenciales, cuando también hacía falta dinero, sí fui hasta Manizales a votar por Gustavo Petro. Ese era mi deber.


Semana.com: ¿Cómo explica que la oposición no hubiera logrado capitalizar las debilidades del Gobierno a su favor, en las pasadas elecciones?


J.E.R.:
Nos afectaron diferentes realidades, entre ellas las contradicciones internas del Polo. Pero la principal dificultad residió en que tuvo éxito la “empresa criminal” que montó el DAS –así la llama la Fiscalía– para dividir al Polo y meter la mentira de que somos corruptos y partidarios de la lucha armada en Colombia. También se sigue llevando a los electores a las urnas a punta de pistola, y el clientelismo, esa forma de extorsión a los ciudadanos nunca estuvo tan bien financiada por el Estado. Igualmente contaron las descaradas manipulaciones propagandísticas del uribismo, al igual que la enorme fatiga que, con razón, tienen los colombianos con la violencia. Vistas estas realidades, lo que hay que resaltar es que el Polo es un gran partido; intentaron acabarnos y no pudieron.


Semana.com: ¿Cuál es la estrategia para llegar al poder, desde la oposición, en las próximas elecciones?


J.E.R.:
Hay que trabajar con acierto y paciencia, hasta que los colombianos entiendan que si ellos no se deciden a cambiar, nada cambiará. No se puede seguir votando mal y aspirando a que se gobierne bien. Los países no cambian cuando cambian los dirigentes, sino cuando cambian los pueblos y estos, a su vez, cambian a los dirigentes. Hay que escoger buenos candidatos y trabajar duro, explicar cuidadosamente nuestro programa, que es el único capaz de sacar a Colombia del desastre económico, social y político.


Semana.com: ¿Usted cree que el tema de la contratación de Samuel Moreno en la Alcaldía ha afectado la imagen del partido?


J.E.R.:
Es obvio que si se deteriora la imagen de los dirigentes del Polo, se afecta al partido negativamente. Pero caben precisiones para entender mejor lo que pasa. Hay críticas ciudadanas respetables porque no tienen fines protervos, de las que si se demuestra su veracidad, hay que reconocerlo y corregir. Y que si es del caso, la Justicia actúe. Pero también es evidente que el uribismo, como lo ilustra el caso ya mencionado del DAS, ha montado una campaña sistemática contra la Alcaldía con el fin de hacerle daño al Polo, y lo ha hecho a partir de manipular la realidad. Por ejemplo, a los bogotanos se les ha ocultado que el contrato del Transmilenio por la 26 fue una decisión de Luis Eduardo Garzón, que los Nule son bien cercanos a Álvaro Uribe, y que empezaron a contratar en Bogotá en la Alcaldía de Antanas Mockus.


Semana.com: ¿Cuál es su posición frente a la idea de que el Polo haga veeduría a la Alcaldía de Samuel Moreno?


J.E.R.:
Esa es otra decisión de importancia nacional tomada unilateralmente por Gustavo Petro sin siquiera proponérsela al Comité Ejecutivo del Polo o a la dirección distrital o a la Comisión de Ética. Los investigadores los escogió él solo, entre sus amigos, y sólo investigarán a funcionarios de la Alcaldía que militen en el Polo. Antiestatutario, bien excluyente y poco unitario el manejo del tema, ¿o no?


Semana.com: Usted se ha mostrado escéptico ante la posible bonanza petrolera. ¿Por qué?


J.E.R.:
No sólo yo. Otros conocedores del tema han señalado que no hay pruebas que demuestren que esa bonanza va a ocurrir. Y es obvio que el Gobierno, experto en inflar o desinflar las cifras según sus conveniencias políticas, está dedicado a ocultar el desastre económico y social en que va a dejar el país.


Semana.com: ¿Qué opina de hacer una reforma al régimen de regalías que probablemente va a impulsar este gobierno?


J.E.R.:
Aunque intenten ocultarlo, el déficit del Gobierno nacional es grave y con tendencia a empeorar. El gobierno de Santos necesitará mayores ingresos. Y qué mejor sitio para obtenerlos que los municipios colombianos, donde los programas le hacen tanta falta a los más pobres. De la esencia de lo plutocrático en los gobiernos de Uribe, que ha prometido continuar Santos, es descargar sobre los de abajo, en este caso sobre los pequeños municipios, el peso de la crisis.


Semana.com: Santos ha dicho que no hará una reforma tributaria. ¿Le cree?


J.E.R.:
Santos también dijo que “sólo los imbéciles no cambian…”, luego dejó montada la maniobra para violar el compromiso electoral que se le antoje. No se sorprenda si mañana impone una reforma tributaria y si ella consiste en aumentar el IVA, que es el impuesto por excelencia contra los pobres y las capas medias.


Semana.com: ¿Tampoco le cree a la voluntad de hacer un estatuto de la oposición?


J.E.R.:
No. Nada indica que lo pretenda. Si en ocho años el uribismo ni siquiera reformó un sistema electoral corrupto hasta el tuétano, porque con ese sistema gana las elecciones. La falsa “unidad nacional” tiene como uno de sus filos acabar con la oposición, incluso apelando a corromperla. Santos ya se echó al bolsillo a casi todo el liberalismo, metió cizaña entre el Polo al desconocerle sus directivas, y Angelino Garzón dividió al sindicalismo. Mientras Uribe fracasó en hacerse a la brava una central obrera, Santos la consiguió “por las buenas”. Métodos diferentes para los mismos fines.


Semana.com: ¿Cómo ha visto hasta ahora el comportamiento de Santos, sus nombramientos y discurso?


J.E.R.:
Insistiré en cuál es la esencia del juego. Santos sabe que el descrédito de Uribe es grande y que aumentará nacional e internacionalmente. Luego para él es clave no aparecer como Uribe III, aunque sí lo sea en los rasgos fundamentales. Y sólo puede ser Santos I si es capaz de confundir a los colombianos, maniobra que le exige modificar ciertas apariencias, en particular sobre las personas que lo rodearán, las cuales, no se pierda de vista, ejecutarán lo que Santos les diga y este les ordenará mantener las políticas fundamentales del gobierno de Uribe, las que representan los famosos tres huevitos. Los cambios de forma no son para modificar los fines, sino para coronarlos.

Semana.com: ¿Qué opina del nuevo Ministro de Agricultura?

J.E.R.:
Este puede ser un caso típico de los cambios superficiales y las identidades de fondo. El país terminó hasta la coronilla con la personalidad de Andrés Felipe Arias. Pero ¿se cambiarán las políticas neoliberales que tienen postrado al agro? ¿Se renunciará a los TLC con Estados Unidos y la Unión Europea, que le significarán el puntillazo al sector agropecuario? Por supuesto que no. Santos está comprometido con la confianza inversionista, que es otro nombre para el libre comercio. Y Juan Camilo Restrepo, hay que recordarlo, como ministro de Hacienda de Andrés Pastrana y colega de gabinete de Angelino Garzón, tramitó todas las políticas del FMI. En Colombia siempre se ha estafado a los colombianos cambiando a las personas que gobiernan, cuando lo que hay que cambiar son las políticas, si se quiere modificar la tragedia de tantos compatriotas.

Semana.com: Entonces, ¿no reconoce ningún cambio en el tono de Santos, por ejemplo en las relaciones exteriores?

J.E.R.:
Los que lo conocen de cerca dicen que no se puede confiar en Santos. Pero en estos aspectos puede haber cambios en ciertas formas para modificar ciertas consecuencias, porque muchas de las actuaciones de Uribe rayaron con lo absurdo, hasta el punto de irse en contra de los intereses que representa. Pero lo que sí es seguro que Santos nunca cambiará es que la política exterior de su gobierno la definirá la Casa Blanca.

Semana.com: ¿Persistirá en la demanda contra el Procurador Alejando Ordóñez?

J.E.R.:
Aquí no cabe la palabra “persistirá” porque esa demanda no admite desistimiento, dado que en últimas, la víctima es el Estado y el caso se debe investigar de oficio. De otra parte, fui absuelto en un proceso que nunca debió haber sido abierto, porque nunca existió prueba alguna en contra mía, cosa que ya había demostrado la Policía antes de iniciarse la investigación. Este proceso ha sido una de las monstruosidades de la historia política de Colombia: maltratarle la honra a una persona que durante toda su vida política, por cuarenta años, ha militado en el MOIR, una organización que nació oponiéndose a la lucha armada en el país.

Semana.com: ¿Le gustaría ser el candidato presidencial del Polo en las próximas elecciones?

J.E.R.:
Me parece como temprano hablar de este tema, cuando ni siquiera se ha posesionado el nuevo Presidente. Pero ante la pregunta, digamos que cada día atrae su afán y que no me obsesiona ningún cargo. Lo que me motiva es lograr la profunda transformación democrática y patriótica de Colombia, y hacerlo en el papel en el que, dentro de un esfuerzo colectivo, mejor pueda aportarle a ese propósito.