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Gustavo Petro, alcald de Bogotá, y Gina Parody, consejera presidencial para Bogotá. | Foto: Archivo SEMANA

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Gina y Petro: ¿palo en la rueda o colaboración armónica?

Aunque la nueva consejera presidencial para Bogotá asegura que su nombramiento no es para hacerle oposición a Petro, una lectura política de su nombramiento es la intervención del gobierno nacional en la administración distrital.

13 de septiembre de 2012

Acogiéndose al artículo 189 de la Constitución y la Ley 489 del 98, que le da facultades al presidente de la República para instaurar nuevas dependencias, Juan Manuel Santos creó la Alta Consejería Presidencial para Asuntos de Bogotá.
 
Gina Parody, excongresista y excandidata a la Alcaldía de Bogotá fue la designada por el presidente de la República y, en teoría, según la propia designada, la intención del Ejecutivo no es hacerle oposición al alcalde Gustavo Petro, sino poner el Gobierno nacional al servicio de los bogotanos.
 
Sin embargo, la designación tiene muchas lecturas políticas que se anticipan a la verdadera función de Gina Parody, que no ha quedado definida sencillamente porque el decreto del nombramiento de la funcionaria aún no ha sido firmado por el presidente de la República.
 
Y entre las lecturas políticas se enfrentan dos. Si la participación de Parody como consejera para asuntos de la capital es una oportunidad para el trabajo armónico entre el gobierno nacional y el distrital o si se podría convertir en una “piedra de roce” entre los dos gobiernos, como lo señala el excandidato a la Alcaldía Mayor Aurelio Suárez, del Polo Democrático.
 
Para Suárez, la designación de Parody se puede interpretar como la intención de ayudar a la capital en sus contradicciones y acelerar los fondos que la Nación aporta para atender las políticas de salud, educación, movilidad y seguridad, pues considera que la suerte del país en buena parte está estrechamente ligada con la suerte de su ciudad capital.
 
En ese sentido, Suárez considera que la Consejería para Bogotá podría ser una “gran oportunidad” para el desarrollo de la ciudad.
 
Pero, por otro lado, considera Suárez, puede reflejar una actitud del presidente Santos sobre los niveles de “percepción desfavorable”, según los recientes sondeos de opinión respecto de la administración que durante ocho meses ha adelantado Petro en la capital. “En la Casa de Nariño entienden que la insatisfacción sobre lo que pasa en Bogotá repercute en la imagen presidencial y —al menos— deben mostrar que es asunto de su interés. Es decir, que se constituiría por debilidades del gobierno de Petro”.
 
Para Suárez el hecho de que la designada sea Gina Parody no permite pensar que entre el gobierno nacional y el distrital haya sintonía. “Gina ha estudiado a Bogotá y su visión sobre la ciudad concuerda más con Santos que con Petro. Así las cosas, no se sabe si se intenta atraer al burgomaestre a los criterios del presidente o si se coloca una piedra de roce cuyo desgaste acarrearía consecuencias impredecibles”, asegura.
 
La senadora bogotana Gloria Inés Ramírez (Polo Democrático) se inclina más por esa segunda lectura. Para la congresista, la designación de Parody en el Gobierno sólo es un mensaje saludable si se advierte desde la óptica de la participación de la mujer, pero políticamente, dice, es una decisión que busca “neutralizar la acción del alcalde de Bogotá”. Lo afirma al recordar que Parody fue la mayor contradictora de Gustavo Petro durante la campaña electoral. “El presidente Juan Manuel Santos le puso una soga en el cuello al alcalde Petro”.
 
Roy Barreras (La U), presidente del Congreso, también califica la decisión de Santos como “curiosa” porque “no es casual” que el gobierno nacional haya creado esa consejería y nombrado al frente de la misma a quien fuera una contradictora del actual alcalde. “Gina Parody, dice Barreras, debe trabajar de forma prudente para que se convierta en un estímulo antes que un obstáculo entre el gobierno nacional y el distrital”.
 
Alfonso Prada, actual presidente del Partido Verde y exconcejal de Bogotá, valora la decisión del presidente Santos en el sentido que pone la agenda de Bogotá en las prioridades del gobierno nacional. “Es saludable que alguien que conoce la ciudad, como Gina Parody, nutra al presidente de la República a la hora de tomar decisiones. Pero su función debe servir para construir y no para protagonizar enfrentamientos políticos que a ningún ciudadano le convendrían”.
 
Ángela María Robledo, congresista bogotana del Partido Verde que representa la tendencia de esta partido que adhirió fuerzas en torno a Gina Parody en la pasada campaña por la Alcaldía, dice que el presidente de la República debe definir la función de la alta consejera y que en la relación entre los dos gobiernos se debe deponer el antagonismo de la campaña política y trabajar de forma armónica.
 
Robledo considera que las políticas en la capital se deben convertir para garantizar la apuesta de la sociedad de la consecución de la paz, al recordar que es Bogotá una de las mayores receptoras del desplazamiento y de los programas de reinserción de desmovilizados. “Gina y Petro deberían coordinar el papel de la capital en el actual proceso de paz”, asegura.
 
El senador Carlos Baena (MIRA) es el actual coordinador de la llamada bancada de congresistas capitalinos en el Congreso. Prefiere advertir que el nombramiento de Gina Parody es una “magnífica oportunidad” para enlazar al gobierno distrital, con las decisiones del Congreso, pero sobre todo con el Ministerio de Hacienda y el Departamento de Planeación Nacional. “Bogotá necesita más dolientes en temas presupuestales. El alcalde Petro tiene una agenda ambiciosa que no puede jalonar solo. Necesita el concurso del gobierno nacional”.
 
El congresista conservador Telésforo Pedraza, también bogotano, dice que la designación de Gina no debe ser interpretada como un gobierno paralelo, pero que hay una necesidad de hacerle seguimiento a la millonaria inversión que el Gobierno nacional hace en la capital, que en este momento no tienen un funcionario que se apersone de dicha vigilancia.
 
El representante a la Cámara Efraín Torres, del Partido de La U, dice que en ocho meses la administración de Petro no ha arrancado. Y la intervención del gobierno nacional es una “magnífica decisión” para que la ciudad “retome el rumbo”.