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Los isleños protestaron por el fallo de la Corte. | Foto: EFE

FALLO

Los tres mitos sobre la salida del Pacto de Bogotá

¿Qué significa el retiro del Pacto de Bogotá? Esta es tal vez la pregunta que más se hacen los colombianos tras el anuncio del presidente Juan Manuel Santos.

28 de noviembre de 2012

Retirase del Pacto de Bogotá no significa que los vecinos no puedan demandarnos, que nos sustraigamos de la Corte Internacional de Justicia, ni que se pueda revertir el fallo. SEMANA explica.
 
No es cierto que nos retiremos de la Corte Internacional de Justicia

Contrario a lo que se ha dicho, salirnos del Pacto de Bogotá no quiere decir que nos sustraigamos de la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Por ahora, sólo nos retiramos de este Pacto que se firmó en medio de las refriegas del 9 de abril de 1948, entre un grupo de países del continente americano, para buscar una solución pacífica de los conflictos. Ese Pacto señala que cualquier diferendo que no se pueda resolver de manera pacífica se lleve a la CIJ. Sin embargo, no es el único documento que ha firmado Colombia en el que reconoce a esta Corte creada por Naciones Unidas. Hay muchos otros tratados o convenios en los que se ha comprometido Colombia que también se refieren a la CIJ como última instancia en solución de problemas entre los Estados. Entre ellos está, por ejemplo, el convenio para el combate de las sustancias sicotrópicas. Como dice la columnista Laura Gil: "Si vamos a rechazar la Corte Internacional de Justicia, vamos a tener que retirarnos de todo el régimen jurídico internacional. Hay más de 130 tratados que contemplan la competencia de la Corte".

No se evita, por ahora, una nueva demanda de los vecinos

Si bien Colombia, según anunció el presidente, ya demandó el Pacto de Bogotá, su salida, según el texto del tratado, sólo se haría efectiva dentro de un año. Es decir, si Nicaragua o algún otro vecino quisiera hacer algún reclamo tiene todo ese tiempo para hacerlo. El hecho de que Colombia no concurra a la CIJ no quiere decir que esta no pueda adelantar un eventual juicio sin su presencia. Y fue precisamente esta una de las razones del gobierno de Pastrana y de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores para no retirarse del Pacto cuando Nicaragua demandó al país en el 2001. Sin embargo, la declaración política que se hace al retirar la jurisprudencia le quita sin duda peso a cualquier fallo que dé la Corte sobre Colombia. E incluso es una advertencia que lanza el país a sus vecinos a manera de desacato anticipado de lo que allí se decida.

Es un mensaje fuerte, pero… para consumo interno

El anuncio de que Colombia se retira del Pacto de Bogotá no cambia para nada el fallo ya dictado por la CIJ sobre el diferendo con Nicaragua. El argumento que se ha sostenido es que se busca evitar nuevas demandas de países vecinos: sin embargo, eso no está hasta ahora claro, entre otras cosas porque en el fallo la Corte deja claro que se respetan los otros límites -tanto de Colombia como de Nicaragua- definidos a través de tratados. Y a Colombia, el único límite que le queda pendiente por definir es el de Venezuela. La Corte no va a cambiar de parecer con otro fallo.

Así las cosas, el anuncio del retiro parece más una estrategia con la cual el Gobierno gana puntos ante la opinión pública: en primer lugar, se sintoniza con la rabia y el dolor que produjo el fallo entre el pueblo; en segundo lugar, muestra que el Gobierno también es capaz responde con 'fuerza', y en tercer lugar, así como decidió echarle la culpa a la CIJ, ahora pone de 'chivo' expiatorio al Pacto de Bogotá y así evita que la opinión adolorida le pase cuenta de cobro.