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Piedad Córdoba junto a dos líderes de Colombianos y colombianas por la paz: Gloria Cuartas e Iván Cepeda | Foto: Karem Salamanca / SEMANA

Piedad Córdoba: ¿misión cumplida?

Desde el año 2007 la exsenadora se abanderó de la libertad de todos los secuestrados, una misión que incluso le significó su inhabilidad política. Ahora dice que se dedicará a buscar a los desaparecidos y a gestionar las visitas a los guerrilleros presos. ¿Habrá Piedad para rato?

3 de abril de 2012

Desde 1990, cuando obtuvo su primer cargo de elección popular, en la asamblea de Antioquia, Piedad Córdoba ha orientado su ejercicio público a la protección y la promoción de los derechos de los grupos sociales vulnerables, en especial de las mujeres, de los grupos étnicos (afrodescendientes e indígenas), de las minorías políticas y de los grupos sociales discriminados por su orientación sexual.

En el Congreso, donde llegó en 1994 como representante a la Cámara, sus principales causas han sido la reivindicación de los derechos laborales, la equidad de la mujer, el reconocimiento de derechos patrimoniales a parejas del mismo sexo y la paz.

Pero ha sido el intercambio humanitario en principio, luego la liberación de los secuestrados y el fin del conflicto por la vía negociada, las causas con las que más se ha identificado.

Fue en el 2007 cuando, aún con una curul en el parlamento colombiano, se concentró en la causa de la libertad.

Ese año, el presidente Álvaro Uribe la autorizó como facilitadora con las FARC. Empezó a dirigirle cartas al secretariado de esa guerrilla, viajó a Estados Unidos a reunirse con los guerrilleros extraditados alias ‘Sonia’ y ‘Simón Trinidad’, y hasta consiguió que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, participara en el proceso.

Siempre polémica, a Piedad Córdoba se le cuestionó que su gestión traspasara algunos límites.

Fueron polémicas las fotos en las que apareció en algún lugar de Venezuela recibiendo flores de manos de Iván Márquez, Rodrigo Granda y José Santrich, miembros del secretariado de las FARC, y luciendo una boina clásica de las guerrillas comunistas.

Sus pronunciamientos que cuestionaban el golpe militar contra Raúl Reyes o los que condolían la muerte de alias Manuel Marulanda Vélez, jefe histórico de la guerrilla, tampoco dejaron indiferente a nadie.

El Partido Liberal, el movimiento al que perteneció, respaldó su gestión humanitaria, pero siempre mantuvo sus distancias. Piedad, de la corriente ‘samperista’, nunca ocultó su incomodidad con el oficialismo del partido (por esas fechas orientado por el expresidente César Gaviria).

Y en el Congreso tampoco la tuvo fácil. A tal punto que quien ejercía como presidenta del Senado, Nancy Patricia Gutiérrez, le armó un debate de control político cuestionando incluso su "traición a la patria", por varios pronunciamientos en el exterior que cuestionaban al gobierno Uribe. Un debate que la justicia colombiana comprobó, tiempo después, que hacía parte de los seguimientos ilegales que desde el DAS se hicieron a dirigentes de oposición.

Pero fue en septiembre del 2010 cuando recibió su mayor golpe político. El procurador Alejandro Ordóñez decidió inhabilitarla por 18 años por considerar que se extralimitó en sus funciones como mediadora con las FARC.

Desde cuando Piedad inició el diálogo espistolar con esa guerrilla, consiguió la libertad de 24 colombianos. Un hecho que por matices políticos nadie le puede desconocer.

Creó la plataforma Colombianos y colombianas por la Paz, la cual se convirtió en su principal escenario luego de haber perdido su curul en el Congreso tras el fallo de la Procuraduría.

Hoy cuando todos los secuestrados de carácter político recuperaron su libertad, lsa misma Piedad sostuvo en una rueda de prensa que se dedicará a la búsqueda de los desaparecidos y a insistir en que le sean permitidas las visitas a los presos de la guerrilla recluidos en cárceles del país.

Personas cercanas a Piedad Córdoba también consideran que su labor no ha concluido.

Iván Cepeda, congresista y miembro del colectivo ‘Colombianas y colombianos por la paz’, considera que hoy "apenas culmina un ciclo" de lo que supone "un inmenso trabajo humanitario".

Con la liberación de 24 personas se termina "la fase de facilitación", dice el congresista, pero considera que el rumbo definitivo será la paz por la vía humanitaria.

Según el integrante de ‘Colombianos y colombianas por la paz’, la agenda futura es amplia y esa será la misión de Piedad Córdoba.

En adelante la exsenadora, dice Cepeda, se dedicará a verificar el cumplimiento de los compromisos de las FARC en materia de la renuncia al secuestro, por ejemplo "si quedan civiles bajo el poder de la guerrilla"; verificar si tienen en su poder los restos de algunos soldados desaparecidos; el desminado de zonas y el fin al reclutamiento de menores. Pero el objetivo principal, dice, será la solución del conflicto por la vía negociada.

Piedad Córdoba siempre tuvo el respaldo de los sectores de la izquierda, pero más aún de los familiares de los secuestrados, quienes reclamaron la participación de la excongresista en las liberaciones.

Santos, que en su primer discurso tras el regreso de últimos uniformados rehenes no mencionó el nombre de Piedad Córdoba cuando agradeció a Brasil, al CICR y a "todas las mujeres que colaboraron" en este proceso, insistió que el tema de la Paz será exclusivo del Gobierno y el presidente de la República.

Sin embargo, el país conoce que Piedad seguirá con sus causas, a pesar de sus diferencias con los gobiernos de turno o decisiones como las que adoptó la Procuraduría en su contra.

En su página de internet, la primera expresión que se lee es: "Tienes una Causa Justa por la que quieras luchar, cuéntamela, allá iré". Y su declaración es que no renunciará a que el país alcance la Paz. "Todo lo que sea necesario para alcanzar una paz justa y duradera". Al parecer, habrá Piedad Córdoba para más rato.