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"¿Por qué ahora es un pecado dialogar con el rival?": Gustavo Petro

En entrevista con Semana.com, defiende sus encuentros con el presidente Santos, dice que Corriente Democrática será un partido en el 2011, y afirma que el Polo se quedó "entre el sectarismo y la ambigüedad".

César Paredes, periodista de Semana.com
4 de diciembre de 2010

Tres decisiones importantes tomó el excandidato presidencial Gustavo Petro esta semana: oficializó su retiro del Polo, lanzó su movimiento político Corriente Democrática y se reunió con el presidente Juan Manuel Santos. Sobre ese y muchos más temas, habló en esta nueva etapa de su vida política.

Semana.com: ¿Cómo le fue con el presidente Juan Manuel Santos esta semana?

Gustavo Petro: Profundizamos en el avance de la reparación de las víctimas, la restitución de tierras y el problema del agua. Fueron los tres temas de los que hablamos en la primera reunión, cuando Santos era presidente electo. Entonces, un sector del Polo dijo que yo había negociado mi entrada al Gobierno. Con el transcurrir de los meses eso se ha desmentido.

Semana.com: ¿Usted hizo énfasis en algo?

G.P: Le transmití las aprehensiones que tenemos sobre la aplicación de la ley de víctimas si es que sale aprobada. Porque los poderes político, económico y militar siguen en manos de los usurpadores. En La Mojana, por ejemplo, tres agrupaciones en las que se divide el paramilitarismo -Los Rastrojos, Águilas Negras y Los Paisas- han enviado el mensaje de que quien reclame tierras se convertirá en objetivo militar. Hablamos de que los mapas del despojo, el narcotráfico, el nuevo paramilitarismo y el viejo paramilitarismo coinciden. Ese fue el primer punto de conversación.

Semana.com: Y los demás…

G.P.: Le reiteré que encontrar una salida pacífica a ese problema pasa por la discusión de una justicia transicional para el narcotráfico. Es decir, que quien entregue la tierra y desmantele su organización narcotraficante pueda acceder a beneficios jurídicos. Él me escuchó y digamos que no descarta que haga parte de la discusión.

Le sugerí mirar el modelo de desarrollo rural desde otra perspectiva: que la locomotora rural sea la producción de alimentos y, con ello, la renegociación de los capítulos agrarios del TLC. Santos está de acuerdo en que el modelo de desarrollo agrícola esté basado en la producción de alimentos, pero lo del TLC no lo aceptó.

Hubo un reconocimiento común de que Colombia tiene un gran potencial de riqueza en el agua, que no ha desarrollado una institucionalidad para protegerla y que de acuerdo con el reconocimiento de ésta como un derecho, es necesario abrir la discusión.

Semana.com: Pero también hubo desacuerdos…

G.P.: Nosotros no estamos de acuerdo con el proyecto de estabilidad fiscal, porque subordina los derechos al presupuesto, cuando debe ser al revés.
 
Él mantiene su posición. Ahí habrá una confrontación entre ellos y nosotros. Ese proyecto limita el alcance de las decisiones de la Corte Constitucional y tiene una incidencia directa en la salud, las pensiones, la educación, lo que supone un modelo de Estado diferente. Es un golpe a la Constitución.

Semana.com: En Twitter usted dijo que no había entrado desde hace varios años a la Casa de Nariño. ¿Cuánto tiempo?

G.P.:
Ocho años.

Semana.com: ¿Cómo se sintió a la entrada?

G.P.: Lo mismo. La vi más amarilla.

Semana.com: Esta semana usted oficializó su salida del Polo y lanzó la Corriente Democrática. ¿Eso qué significa?

G.P.: Es una transición. Hasta ahora tenemos miles de militantes del Polo que salen con nosotros. No tenemos un partido en el sentido jurídico. Se llama Corriente Democrática, porque ese era el nombre dentro del Polo. Nos trazamos una agenda política y unos objetivos de organización entre los que está enmendar lo que hizo el Polo. Queremos crear una organización plural, diversa, abierta, que permita la discusión de iniciativas por causas democráticas.
 
El Polo castraba las iniciativas de sus militantes porque las subordinaba a órdenes de instancias superiores, que es la visión de organización tradicional de la izquierda. Queremos que nuestra organización se convierta en partido el año entrante, y sea como la hierba, no como una pirámide. Obviamente, pensando en alcanzar espacios del poder local en el 2011.

Semana.com: ¿Y qué pasó con los verdes?, porque no faltó quien pensó que usted iba para allá…

G.P.: Eso se propuso. Pero si el Partido Verde no es capaz de agenciar un espacio de confluencia progresista, mucho menos me podría tener en su interior. Hay fórmulas que nos pueden acercar, pero eso es un proceso. Es que no es un individuo el que sale del Polo y está buscando partido. Es un cuerpo de ideas y miles de personas las que están buscando un diálogo democrático.
 
Nosotros vamos a apostar por la construcción de una nueva fuerza política en Colombia, pero no a la usanza de la vieja izquierda, que cada vez saca organizaciones más pequeñas, queremos refundar un proyecto democrático mucho más amplio.

Semana.com: ¿Le gustaría llegar a la Alcaldía de Bogotá?

G.P.: No. En eso no he pensado.

Semana.com: ¿Para dónde cree que va la izquierda en Colombia?

G.P.: El Polo se quedó entre el sectarismo y la ambigüedad. En un discurso de su campaña presidencial, Carlos Gaviria dijo que no podíamos ser ni ambiguos ni sectarios. Tenía toda la razón. Pero ¿qué más ambiguo que apoyar a Samuel Moreno Rojas (el Alcalde de Bogotá)? No sólo por la corrupción, sino por la ambigüedad ideológica.
 
El informe sobre corrupción en Bogotá también revela la concentración del erario en cuatro familias. Aunque no es un pecado legal, porque lo han hecho en todo el país, sí es una ruptura completa con el ideario de izquierda, que busca lo contrario. Y hay más...

Semana.com: ¿Cómo qué?

G.P.: La Alcaldía se ha metido en procesos de privatización de la ETB y de las vías públicas. Que eso lo defienda La U tiene lógica. Pero que eso lo defienda el Polo Democrático, o que se haga con el silencio de Robledo (Jorge). Entonces, ¿hay privatización buena y privatización mala?

La Corriente Democrática va a poner en el espacio político un verdadero proyecto de izquierda, no una izquierda rosadita, sino que propone una nueva agenda.

Semana.com: Esta semana se dijo que usted intentó acercarse a los Moreno para llegar a la presidencia del Polo y que como no lo logró, los atacó denunciándolos por corrupción. ¿Qué responde?

G.P.: Hay gente que no conoce la historia del Polo. Si conocieran la historia del Polo, sabrían que en toda la historia del Polo Democrático Independiente (como se llamó primero) hubo un conflicto entre Samuel Moreno y Jaime Dussán, y nosotros. Precisamente, por eso peleamos la entrada al Polo de la izquierda tradicional. Yo propuse a Gaviria como presidente del Polo, y no apoyé a Samuel Moreno. Olvidan que en la consulta del PDI voté por Navarro y no por Moreno. Y en la consulta por la Alcaldía de Bogotá yo apoyé a María Emma Mejía, no a Moreno.

Semana.com: ¿Pero usted le hizo una propuesta al alcalde Samuel Moreno para investigar la corrupción en el Distrito?

G.P.: Le envié una carta. He hablado con Samuel dos veces. No para pedir puestos, aunque Iván intentó decirlo. En las dos reuniones fue para pedirle que hiciera un viraje en la administración. Le dije que se creara un frente contra la corrupción, pero yo sabía que eso le significaba una ruptura familiar para él. Eso significaba una ruptura, así hubiera una presión muy fuerte de parte de todos los contratistas, para salvar el Polo, la alcaldía y a él mismo, políticamente. Él no le dio importancia. Me dijo: vaya hable con un secretario de no sé qué dependencia. Eso hizo parte de mi lucha por el partido, que fue hablando, no a dentelladas. Fueron años de lucha contra lo que estaba pasando.

Me mantuve años peleando la unidad, porque busqué la entrada de Carlos Gaviria y de Robledo al Polo. Ahora me acusan de que quería sacarlos. Lo que pasa es que estos sectores no sabían qué era entrar a un proyecto democrático. Quisieron fue apropiárselo. Nunca me imaginé que gente como Robledo y Gaviria iban a terminar ligados a Moreno. Ni lo soñé ni lo esperé. Ahí fracasé.

Semana.com: ¿Y qué responde a las críticas por sus encuentros con el presidente Juan Manuel Santos, que son interpretados como un intento de congraciarse con él?

G.P.:
Tiene que haber una degradación de la política muy grande para pensar que dos dirigentes políticos no se puedan sentar a una mesa a dialogar, que esos diálogos no sean por puestos o trapisondas. Nosotros creemos en el diálogo. La Constitución fue un diálogo, la paz fue un diálogo. ¿Por qué ahora es un pecado dialogar con el rival? Nosotros no podemos lanzar la sociedad colombiana hacia otro estadio de violencia, sino enseñarle a dialogar.
 
El diálogo no es arrodillarse, no es venderse. Es poner un tema de discusión y lograr acuerdos que no tienen que ver con puestos, sino con los problemas de la sociedad.

Semana.com: En el Polo, ¿fracasó ese diálogo?

G.P.: Nunca hubo. Yo estuve esperando varios meses. Del sector de los Moreno y Dussán no recibí sino engaños.

Semana.com: A usted también lo critican por la elección del Procurador…

G.P.: Quien propuso a la bancada del Senado que se votara por Alejandro Ordóñez fue Iván Moreno. Sectores radicales de la bancada del Senado, como Alexánder López, también propusieron votar por él. Ahí hay una doble moral de la dirigencia del Polo: no fue Petro el que votó, sino la bancada del Polo. El partido tuvo solo tres votos en blanco. Ahora me cobran esa decisión porque quieren destruirme.

Lo que acordamos con Ordóñez fue que la Procuraduría fuera un instrumento disciplinario para desmantelar las bandas de la parapolítica. No puestos.

Semana.com: A propósito, ¿cuál es el balance que hace del Procurador?

G.P.: ¿El Procurador ha ayudado a sacar en libertad a Rito Alejo del Río? ¿El Procurador se arrodilló ante uno de sus copartidarios, Sabas Pretelt de la Vega? O ¿actuó con independencia? Si yo comparo al Procurador con otros de la historia reciente, encuentro más independencia en él. Tiene cosas criticables, cuando liga sus creencias religiosas a decisiones y los conceptos jurídicos. Él no entiende que hay nuevos derechos como los de la comunidad LGTB. Pero, a pesar de que es un uribista, no se ha arrodillado ante el uribismo. A pesar de que es un conservador religioso, no se arrodilló ante ellos.

Semana.com: ¿Cómo le pareció la elección del Fiscal?

G.P.: Conozco a Vivianne Morales desde la primera vez que entró al Congreso. Ella era liberal oficialista en la época de César Gaviria. Me dio muy buena impresión. Luego vino la fase samperista donde nos distanciamos. No la volví a ver.
 
Ahora tiene un enorme reto, porque, como dijo el fiscal saliente, Guillermo Mendoza Diago, "la marea de la corrupción está desbordando al Estado". No es cualquier criminalidad, es una muy sofisticada la que se está tomando el Estado. Mafias de contratistas, de paramilitares, de narcotraficantes... Están volviendo trizas el poder público. Pero la respuesta la dejo en puntos suspensivos.

Semana.com: Finalmente, ¿cómo vio el regreso de Uribe a las lides políticas?

G.P.:
Es un sedicioso. Ese el nombre según el diccionario. No lo digo peyorativamente. Yo también fui un sedicioso. No acepté la Constitución de 1886 y no acepté las consecuencias. Y si me volvieran a poner una Constitución como la del 86, pues me toca volver a ser un sedicioso, porque no creo en dictaduras. Pero él es un sedicioso contra la Constitución de 1991. Cuando uno dice no acepto la justicia, me rebelo contra la justicia, es un sedicioso. Nos está dando un ejemplo de sedición.