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Al final, se impuso el principio popular de que es mejor lo conocido, así no sea tan bueno, que lo nuevo, así prometa ser mejor.

ELECCIONES 2010

Por qué ganó Santos y por qué perdió Mockus

Mientras que el candidato de La U proyectó una imagen de unidad, el del Partido Verde terminó aislado en su ortodoxia política. Cinco explicaciones del triunfo y la derrota.

César Paredes, periodista de Semana.com
20 de junio de 2010

Terminó la incertidumbre sobre quién será el rector del futuro de Colombia en los próximos cuatro años. Juan Manuel Santos, con una amplia ventaja (más de 5 millones de votos), ganó la carrera por la Presidencia de la República. Antanas Mockus, del Partido Verde, sólo obtuvo de 3 millones 558 mil (con el 99,9 por ciento de las mesas reportadas).

Al comenzar la contienda electoral, una vez la Corte Constitucional enterró la posibilidad de una segunda reelección de Álvaro Uribe, Santos figuraba como favorito en las encuestas. No obstante, Mockus se conectó con una parte de la población que reconoce los logros del Presidente, pero desaprueba sus métodos. El fenómeno fue calificado como la ‘Ola verde’.

Sin embargo, una vez se conocieron los resultados de la primera vuelta presidencial, en los cuáles, contra todo pronóstico, Santos aventajó a Mockus en más del doble de los votos, el ímpetu verde disminuyó.

El último tramo de la carrera se tornó soso y predecible ante la incapacidad de Mockus de hacer acuerdos políticos y la aplastante marea que cambió de color verde a anaranjado. En ese período fue tanta la confianza del candidato de la U que trató a su competidor como si éste ya hubiera perdido.

¿Cuáles fueron las razones por las que ganó Santos y perdió Mockus?

 
1 
 

La unidad como eslogan

Al contrario de la apuesta
 solitaria de Mockus, Santos desde el comienzo habló de unidad. “Unidos con Juan Manuel” fue el eslogan de la primera etapa de su campaña.
 
Cuando comenzó su carrera por la Presidencia, la estrategia estaba orientada a mantener la unidad del uribismo. A su propósito se opuso el hecho de que Noemí Sanín ganó la consulta del Partido Conservador. No obstante, el candidato de la U llamó a conservadores de vieja guardia a adherirse a su campaña, y ellos no lo dudaron. Así envió el mensaje de que el Partido Conservador estaba dividido, o más bien de que el uribismo seguía incólume.
 
Pero la propuesta de unidad se extendió una vez Santos pasó la primera vuelta. Su llamado a hacer un acuerdo nacional estuvo dirigido a todos los sectores. Así logró el respaldo ya no sólo del uribismo, sino también de Cambio Radical, partido que se había opuesto a una segunda reelección presidencial, y de una buena parte de los liberales.


La “coherencia” se convirtió en aislamiento
 

Tras los resultados de la primera vuelta, que dieron como ganador a Juan Manuel Santos con una amplia ventaja, el Partido Verde argumentó que no haría “alianzas políticas tradicionales”. La campaña prefirió jugársela a la conquista de la abstención antes que a los acuerdos, lo que fue interpretado como un desprecio por las organizaciones políticas, especialmente por el Polo, que fue el único que expresó su voluntad de apoyarla.
 

Los verdes temieron que su imagen se viera afectada con una alianza con el Polo y prefirieron ser consecuentes con el principio de “no negociar en política”. No obstante, la fórmula vicepresidencial, Sergio Fajardo, se mostró abierto a una alianza con Cambio Radical, partido que optó por apoyar a Santos.
 

La campaña de la U calificó a Mockus como sectario. “Usted cree que es el único honesto”, dijo Santos en varias de sus intervenciones. Los verdes no hicieron nada por desmentir su acusación y terminaron aislados.La unidad como eslogan

 
 

2 

Santos le metió ‘picardía’
 
A un mes y medio de las elecciones, Santos advirtió que Mockus estaba sacándole ventaja en las encuestas. Por esta razón su campaña replanteó la estrategia. La semana del relanzamiento de su campaña mantuvo a los medios de comunicación hablando del viraje. Así logró seguir en la agenda de discusión, a pesar de que se alzó una oleada de opinión desfavorable, pues como parte de la estrategia convocó a J. J. Rendón, el rey de la propaganda negra.
 
La publicidad de Santos echó mano de estrategias legales, pero no tan legítimas. Por ejemplo, en una cuña imitó la voz del presidente Uribe y apeló, sin ser explícito, a la complacencia del mandatario con su candidatura. Además, Santos lanzó una agresiva maniobra de influencia en Internet para tratar de contener la ‘Ola Verde’.
 
No obstante, el trabajo soterrado de la maquinaria política fue lo que finalmente se impuso. Corrió el rumor –sin ser cierto- de que Mockus acabaría con algunos de los planes del Gobierno como Acción Social; también hubo denuncias sobre la utilización de instituciones como el SENA, por parte del oficialismo, para hacer campaña.

Mockus metió la pata
 
Antes de que se efectuara la primera vuelta, el candidato de los verdes se mostró errático en declaraciones a la prensa. Dijo que “admiraba” el proceso democrático en el que fue elegido el mandatario venezolano, Hugo Chávez, pero lo que quiso decir, en realidad, es que lo respetaba.
 
En otra ocasión dijo que si la ley colombiana ordenaba entregar a un Presidente a la justicia de otro país, él lo haría. Sus declaraciones fueron interpretadas como si contemplara la posibilidad de extraditar a Uribe.
 
El candidato tuvo que corregir, entre otras, estas salidas en falso. Por el afán de mostrarse apegado a la ley, pareció antiuribista. Y sus contradictores aprovecharon para ponerle el remoquete de “pro-Chávez” y “pro-Correa”.
 
Aunque muchas de sus expresiones fueron tomadas fuera de contexto por sus detractores para atacarlo, Mockus proyectó la imagen de un candidato ambiguo. Y la campaña contraria no dudó en calificar la posibilidad de su elección como un “salto al vacío”.


3 

Santos tenía un plan
 
Como buen jugador, Santos tejió su llegada a la Presidencia con cálculo. Desde mucho antes de que Uribe lo hubiera nombrado en el gabinete, comenzó a armar su plan para sucederlo.
 
Santos fue el artífice de la U, partido creado para apoyar la reelección de Uribe. En 2009, tras renunciar al gabinete, Santos volvió a tomar las riendas de la organización. Una vez la Corte cerró la puerta a otra reelección, se lanzó al agua.
 
Tras su victoria en la primera vuelta, Santos, de origen liberal, convocó a militantes y ex militantes del Partido Liberal, que, sumados a los apoyos del Partido Conservador y a los de su propio partido, forman una mayoría sin precedentes en las coaliciones de Gobierno recientes.
 
Así, no sólo logró los votos de los militantes de esos partidos, sino aseguró su respaldo en el Congreso.


La ‘Ola’, virtual, pero insuficiente
 
La campaña de Mockus –sin proponérselo- se convirtió en un fenómeno en Internet. Vertiginosamente jóvenes entusiastas se adhirieron e inundaron la web con sus consignas, videos, banners publicitarios. El optimismo contagió, según lo indicaron las encuestas, los principales centros urbanos.
 
No obstante, ese entusiasmo no se tradujo en una alta participación en la primera vuelta, como lo pronosticaban las encuestas. A Santos sólo le faltaron cuatro puntos para ganar, mientras que Mockus sólo alcanzó la mitad de los votos de Santos.
 
Como señala uno de los seguidores de Mockus en el blog The Man in the hatch, “una cosa es convocar una marcha contra las FARC sin finalidad electoral y con apoyo de los medios, y otra, hacer campaña a presidente”. “Andábamos por la web y los votantes en la tierra”, reflexiona el bloguero.
Así como creció el entusiasmo antes de la primera vuelta se esfumó para la segunda.


4

Santos aprovechó sus propias fortalezas

Durante su paso por el ministerio de Defensa, Santos cosechó los logros más importantes del Gobierno en materia de seguridad. Durante su gestión, desde julio de 2006 hasta mayo de 2009, el Ejército asestó los golpes más contundentes contra las Farc: las muertes de Tomás Medina, alias el ‘Negro Acacio’; de Gustavo Rueda Díaz, alias ‘Martín Caballero’; del segundo del secretariado, Luis Édgar Devia, alias ‘Raúl Reyes’; la captura de Helí Mejía Mendoza, alias ‘Martín Sombra’. Y la más importante: la Operación Jaque, en la que logró la liberación de Íngrid Betancourt, tres estadounidenses y 11 militares y policías colombianos que estaban secuestrados por la guerrilla.

A sólo una semana de la realización de la segunda vuelta, una operación del Ejército logró la liberación de cuatro uniformados que estaban secuestrados por las Farc. El hecho sirvió como excusa para recordar los éxitos de las fuerzas militares, las mismas que habían sido comandadas por Santos.
Además, el candidato de la U se mostró como el defensor del fuero militar, luego de que se levantara una polémica por la condena al coronel retirado Alfonso Plazas Vega, por su responsabilidad en las desapariciones del Palacio de Justicia, hace 25 años.

Sus logros en el combate a la guerrilla y una vasta publicidad generaron un ambiente favorable a su candidatura.

Mockus se demoró en marcar diferencia

Uno de los principales errores de Mockus fue el temor a diferenciarse. El candidato del Partido Verde, una vez descartó las alianzas, solicitó una audiencia con el presidente Álvaro Uribe para pedirle que no interviniera en política a sabiendas de que el mandatario debe cumplir la Ley per se.

Su actitud pareció indulgente en un momento en que buena parte de sus seguidores le pedían que señalara las debilidades del Gobierno. Mientras tanto, la campaña de Santos aprovechaba cada uno de sus errores para exacerbarlo.

Apenas a una semana para el cierre de campaña, a Mockus se le vio molesto, pues descubrió que los rumores sobre su supuesta intención de acabar con el SENA habían hecho efecto en unas empleadas de un restaurante. Sólo a partir de ese momento se mostró combativo y atacó al candidato del continuismo –aunque con cuidado de no meterse con Uribe-. No obstante, para muchos, la reacción fue tardía.

Según el consultor de campañas electorales de Estratégica.com Andrés Cubides, “una manera de dimensionar y eventualmente neutralizar efectivamente una campaña negativa es anticiparse a ella; y eso se logra a través de la inteligencia y la prospectiva estratégica”. Eso fue lo que les faltó a los verdes.

  
5

Lo conocido

La campaña se basó en el éxito de la política de Seguridad Democrática, principal bandera del Gobierno. Amparado en la popularidad del Presidente, Santos se proyectó como el candidato de la continuidad. De esta manera encontró el respaldo de la coalición que durante dos períodos se mantuvo, casi en su totalidad, unida.

Tuvo el respaldo de caciques políticos. Y en la base, el candidato encontró apoyo principalmente en los estratos más bajos como una expresión de apoyo y agradecimiento a la gestión del Gobierno saliente.

Lo nuevo
 
Mockus encarnó un sentimiento de rechazo a la consecución de resultados al margen de la legalidad. La campaña refrescó el ambiente político en un ambiente de unanimismo.

Sin embargo, los errores estratégicos de Mockus y la exacerbación de estos por parte de sus contradictores despertaron temores en el electorado.

Al final, se impuso el principio popular de que es mejor lo conocido, así no sea tan bueno, que lo nuevo, así prometa ser mejor.