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Armando Benedetti (der.) impulsa en el Congreso el primer proyecto que reglamenta la eutanasia, 15 años después de que la Corte Constitucional avalara este procedimiento. Los senadores Jesús García, Juan Fernando Cristo y Luis Fernando Velasco, respaldaron el proyecto.

CONGRESO

Senado empieza a darle vida a la eutanasia

Por primera vez el Congreso colombiano le dio trámite a un proyecto ordenado por la Corte Constitucional: reglamentar los casos en los que en el país se puede aplicar la eutanasia.

9 de octubre de 2012

Nunca antes el Congreso colombiano se había pronunciado frente al llamado derecho a morir dignamente, como popularmente se define a la eutanasia.

Este martes 9 de octubre, la Comisión Primera del Senado aprobó el primer proyecto que busca reglamentar los casos en los que cualquier ciudadano puede recurrir a este procedimiento científico para interrumpir su vida en casos específicos.

La eutanasia está ajustada a la legislación colombiana desde 1997 cuando la Corte Constitucional, en una polémica sentencia, advirtió que en el país el derecho a vivir de forma digna también incluye el de morir dignamente. Es decir, que ninguna persona estará condenada a prolongar su existencia en contra de su voluntad.

El proyecto, redactado por el senador Armando Benedetti, lo que propone es regular los casos en los que se pueda aplicar la eutanasia en Colombia. Según esta iniciativa se podría aplicar este procedimiento médico en caso de enfermedades terminales, en las que la ciencia no haya encontrado cura y ante el intenso dolor que genere a los pacientes.

Este proyecto lo hace al definir la eutanasia como “la terminación intencional de la vida por otra persona, esto es, un tercero calificado, el médico tratante, de una forma digna y humana, a partir de la petición libre, informada y reiterada del paciente, que esté sufriendo intensos dolores, continuados padecimientos o una condición de gran dependencia y minusvalía que la persona considere indigna a causa de enfermedad terminal o grave lesión corporal”.

Además, la iniciativa establece como condiciones que la única persona que puede practicar el procedimiento eutanásico o asistir al suicidio a un paciente, es un profesional de la medicina, es decir el médico tratante. Este profesional de la medicina no será objeto de sanción penal.

Quienes podrán acogerse al derecho a morir dignamente, según este proyecto, serán los pacientes colombianos o los extranjeros residentes, adulto mayor de edad que esté en pleno uso de sus facultades mentales al momento de solicitar, oralmente o por escrito, al médico tratante la terminación de su vida de una forma digna y humana o la asistencia al suicidio.

El paciente deberá certificar que sufre de una enfermedad terminal o grave lesión corporal que le produce intensos dolores, continuados padecimientos o una condición de gran dependencia y minusvalía que la persona considere indigna, los cuales no pueden ser aliviados por la ciencia médica actual con esperanza de cura o mejoría.

Eso sí, el proyecto aclara que ningún médico tratante podrá ser obligado a practicar el procedimiento eutanásico o a proveer la ayuda necesaria para tal fin, si éste así lo decide.
En caso de que el médico tratante se rehúse a practicar el procedimiento eutanásico, el paciente podrá solicitar la ayuda de otro médico.

Benedetti hizo una claridad. A los pacientes en estado de coma no se les podrá aplicar la eutanasia. la razón, no están en plenas facultades para decidir sobre su cuerpo.
 
Este proyecto supuso también el enfrentamiento de dos principios. Quienes se opusieron a la iniciativa pusieron por encima el principio constitucional del derecho a la vida. Quienes la apoyaron, antepusieron los principios de la dignidad y las libertades individuales.

La controversia favoreció a los últimos. Diez senadores votaron a favor de reglamentar la eutanasia, mientras que cuatro se opusieron a que mediante una nueva ley en Colombia se abra una “tronera” a lo que el senador conservador Hernán Andrade denominó “homicidio por piedad” que en Colombia, recordó el parlamentario, “está considerado como un delito”.

Andrade dijo en la Comisión Primera del Senado que en países donde se autorizó la eutanasia, Holanda por ejemplo, se incrementaron las muertes. Reveló cifras que indican que en ese país 19.500 personas recurrieron a este procedimiento, lo que supuso el 14,5 % de las muertes que en ese país se registraron desde el año 1995.

El senador liberal Luis Fernando Velasco aclaró que la decisión adoptada por la Comisión Primera del Senado no es volver la eutanasia obligatoria, sino que la califica “como una opción voluntaria”.

Juan Carlos Vélez, de La U, definió este proyecto como “inconstitucional” al advertir que la Carta Política del 91 declara que el derecho a la vida es “inviolable”. Incluso puso de manifiesto los casos de depresión. Asegura Vélez que esa es una enfermedad en la que la ciencia médica no le ha encontrado cura, y podría recurrirse a esta legislación ( de ser aprobada) para poner fin a la vida.

El senador Jorge Londoño del Partido verde dijo que la muerte es parte integral de la vida que para la ciencia moderna la muerte ya no es considerada como la derrota de la medicina.

El representante liberal Rafael Romero, médico de profesión, también explicó que el ejercicio moderno de la medicina contempla que el ser humano puede tomar la decisión sobre su vida. Además se opuso a la conducta que llamó “encarnizamiento terapéutico en los que las EPS mantienen en vida a los pacientes incluso para facturar, olvidándose del dolor del ser humano.

Durante el debate se conoció un testimonio dramático cuando el senador Luis Carlos Avellaneda confesó que su madre murió de un “grave agresivo” que le produjo “dolores que ni siquiera yo podía soportar y que ni la morfina podía controlarlos”.

Por eso Avellaneda aseguró que la piedad es un sentimiento del ser humano al que ninguna religión se debe anteponer. “Si hay un Dios que se oponga a la piedad sería un Dios injusto”, dijo en la discusión que indudablemente se desarrolló con argumentos de tipo religioso.

La reglamentación de la eutanasia no tendrá un camino fácil en el parlamento colombiano. Prueba de ello es que al menos seis iniciativas que se han impulsado desde 1997, a raíz de la sentencia de la Corte Constitucional, han fracasado.

Es la primera vez que una comisión del parlamento colombiano le da el visto bueno a la reglamentación de la eutanasia, que este martes se saldó con una votación de 10 a 4.

Los senadores que le dieron este nuevo impulso a la eutanasia, además de Armando Benedetti, fueron los liberales Luis Fernando Velasco, Juan Fernando Cristo y Jesús García; los polistas Luis Carlos Avellaneda y Parmenio Cuéllar; Jorge Londoño del Partido verde; Doris Vega y Hemel Hurtado del PIN; y el senador Carlos Soto, de La U.

En contra de la reglamentación de la eutanasia votaron cuatro parlamentarios del llamado bloque conservador: Roberto Gerlein, Hernán Andrade, Eduardo Enríquez Maya, además del senador de La U Juan Carlos Vélez.

Para que se convierta en ley aún falta que la plenaria del Senado y la Comisión primera de Cámara y la plenaria de esta corporación lo aprueben con más del 50 por ciento de sus respectivos quórums. Luego será el presidente de la República quien sancione la norma, reclamada por la Corte Constitucional cuando señaló que la vida digna de cualquier persona también incluye las condiciones de su muerte.