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El matemático Sergio Fajardo puede representar un giro para la política nacional en caso de llegar a la Presidencia. Foto: Pablo Andrés Monsalve / Semana | Foto: Archivo SEMANA

Nación

Sergio Fajardo enfila baterías por la Presidencia

El exalcalde de Medellín y exgobernador de Antioquia es uno de los candidatos que mejor imagen que tiene entre los presidenciables, sin embargo la falta de maquinaria juega en su contra.

7 de julio de 2017

El matemático Sergio Fajardo siempre se ha impuesto a las maquinarias electorales con una fórmula improbable que sólo le ha funcionado a él: recolectar firmas, dar charlas en los colegios sobre el daño que le hacen los malos hábitos políticos al Estado y de la importancia de la cultura y la educación. Así se ha llegado a la Alcaldía de Medellín y a la Gobernación de Antioquia. Ahora Fajardo está listo para dar la batalla democrática de su vida, ya inscribió su comité para recolectar firmas y así arranca su campaña por la Presidencia, como quien dice que se prepara para un nuevo capítulo de “la más educada”.

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En la última encuesta presidencial hecha por SEMANA, Fajardo tenía un 10 por ciento de favorabilidad, ubicándose por debajo de Germán Vargas Lleras y de Gustavo Petro. Y seguido por Clara López. Así las cosas, el primer escollo de debe superar el exgobernador es vencer la maquinaria de un político tradicional como el ex vicepresidente, que ha tenido tiempo para engrasar todo su aparato electoral y de haber contado una larga chequera. Pero Fajardo ha demostrado que sabe crecer y que tiene paciencia para saberse ganar el buen concepto de los electores.

La imagen de Fajardo es de las más favorables que un político puede tener en Colombia, pues no son pocos los colombianos que reconocen que el llamado cambio de Medellín, que pasó de la ciudad más peligrosa del mundo a un paraíso del turismo, empezó en su alcaldía con el proyecto “Medellín la más educada”, en la que se encargó de construir megabibliotecas  y colegios de lujo y promover un programa educativo centrado en los profesores y en la estimulación del saber, además hizo florecer la cultura a través de becas de creación y eventos de ciudad. No fue gratuito que en 2006 su buena imagen llegara al 90 por ciento, aunque dicha aceptación de los gobernantes paisas muchas veces está amparada en el chauvinismo antioqueño.

Aunque no tiene grandes escándalos encima y su gestión pocas veces ha sido cuestionada, no juegan a su favor los problemas que tuvo, años después de construido, el Parque Biblioteca España ubicado en una de las laderas del oriente de Medellín y que necesitará más de 5.000 millones de pesos para ser restaurado. Por otro lado, después de su paso por la Gobernación de Antioquia, supo granjearse una disputa con el actual gobernador Luis Pérez, quien lo acusó de dejar al Departamento quebrado, aunque ahora la economía se ha recuperado misteriosamente, cosa que Fajardo había advertido que pasaría porque la acusación sólo se trataba de una estratagema de su contrincante político, de su némesis.

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Pérez también lo acusó de que varios de los Parques Educativos, proyecto bandera de Fajardo que llevó 80 centros comunitarios para la integración de las poblaciones en la cultura y la educación, estaban inconclusos o tenían defectos. Fajardo, entonces se defendió mostrando que la gobernación de Pérez era apática a seguir aportando presupuesto para los mismos.

Fajardo puede contar con el apoyo de toda una generación inconforme con los políticos tradicionales y que pueden ver en el matemático el engranaje para un cambio en el país. En caso de llegar a una segunda vuelta podría contar con votos de los electores de centro y de izquierda y agremiar así toda una nueva coalición por el cambio. Algunas personas que han trabajado con Fajardo creen que su discurso en contra de la corrupción, que empezó en 2002 con su primera campaña política, puede abrirle una brecha con los nuevos votantes, quienes también valorarían su neutralidad en la polarización política colombiana.

Uno de los problemas de Fajardo es que no cuenta con un partido, pues su movimiento Compromiso Ciudadano no ha pasado de ser eso, un colectivo y no un movimiento político que se piensa y define posturas de colectividad, Fajardo tiene como único apoyo su imagen, un movimiento que gira alrededor de su nombre.