"Si Santos hubiera visto el documental de Jaque, no habría calificado de idiota útil de las Farc a Guillén": Duzán

El controvertido documental sobre la Operación Jaque realizado por el periodista Gonzalo Guillén no es categórico al afirmar que el gobierno colombiano haya pagado a ‘César’ y ‘Gafas’ 100.000 dólares por el rescate de Íngrid Betancourt y tres contratistas norteamericanos en poder de las FARC.

Lo que hace el documental -según la columnista María Jimena Duzán, una de las periodistas que asistieron a la presentación del trabajo periodístico- “es poner sobre la mesa y en el contexto las numerosas contradicciones que rodearon ese operativo militar y que aún siguen sin aclararse”.

Por eso asegura que la reacción que ha generado el documental ha sido “exagerada” y permitió la macartización no solo del trabajo periodístico, sino de la labor del periodista Gustavo Guillén.

Entre las contradicciones que ponen en contexto, aparece el anuncio del expresidente Álvaro Uribe, el primero en hablar de la suma de 100.000 dólares como eventual recompensa para quien diera la información que llevara al rescate de Íngrid y los contratistas norteamericanos. “La gente no se acuerda, pero fue el presidente Álvaro Uribe el primero en decirlo”.

Ahí comienza el relato. Gonzalo Guillén se limita -dice Duzán- a contar la historia en torno a la Operación Jaque y todo lo que se ha dicho oficialmente no es tan cierto porque las contradicciones están desde el primer momento.

Para Duzán, hay un dato revelador. Los abogados de los guerrilleros alias 'César' y alias 'Gafas' dicen en el documental que la “negociación para el rescate de Íngrid y los norteamericanos estaba bien adelantada, incluso antes de la Operación Jaque”.

“Los abogados cuentan en el documental que 'César' y 'Gafas' vinieron a Bogotá y se entrevistaron con agentes de la DEA y el FBI en la Embajada de Estados Unidos y les entregaron una información, entre otras, el computador personal que supuestamente pertenecía a alias ‘César’”, dice Duzán.

Tras ver el documental no queda la sensación de que el Gobierno hubiese pagado o no los 100.000 dólares para el rescate. “La impresión que queda es que si se pagó o no, los norteamericanos hicieron todo los posible por sacar a sus ciudadanos. ¿Por qué no se está haciendo lo mismo con los que quedaron en la selva?”, se pregunta María Jimena.