Home

Portada

Artículo

Centros Comerciales

Sobredosis

Cada 23 días se inaugura un centro comercial en Colombia. Constructores y comerciantes temen una saturación en algunas capitales. ¿Sí hay plata y gente para tanto local?

26 de abril de 2008

Uno de los lugares menos visitados por los turistas gringos en Medellín es la Milla de Oro, en el barrio El Poblado. Y puede que esto resulte toda una ironía si se tiene en cuenta que es una de las zonas más exclusivas de la ciudad y en el último lustro se ha convertido en un sector de servicios y negocios equiparable a las reconocidas de importantes ciudades modernas y dinámicas del mundo.

No es casual que allí se encuentre la mayor concentración de riqueza de Medellín. Edificios blancos y azules con forma de vela, amplias avenidas recién pintadas, paraderos con diseños sofisticados, cafés con amplias sombrillas al estilo europeo, locales con ventanales de dos pisos, hoteles para estrenar y penthouse con vista privilegiada sobre el Valle de Aburrá. Todo un paquete que poco tiene que envidiarles a las ciudades más sofisticadas de Estados Unidos. Y puede que no sea el lugar preferido de los gringos, que no quieren ver más de lo mismo, pero sí un motivo del orgullo paisa.

Sin embargo, por estos días hay una alarma en el sector. Expertos de la Lonja y de Fenalco advierten sobre la saturación de locales comerciales en El Poblado. De cada 100 transacciones de inmuebles, 23 se hacen allí y la valorización de los locales en el último año está por 22 por ciento. La mayoría de los 180 centros comerciales que tiene Medellín se encuentra allí.

La fiebre es tal, que un nuevo centro comercial de 250.000 millones de pesos que se construye actualmente sobre la Avenida El Poblado logró vender el 80 por ciento de sus locales en dos meses.

Un ejemplo claro de los riesgos que genera tal saturación es lo que pasa hoy con el Centro Comercial Vizcaya, cerca del Parque Lleras. A pesar de completar más de cinco años funcionando y de tener una ubicación privilegiada, la mayoría de sus locales están cerrados y este año se ha comenzado a rumorar el interés que tiene la administración por su liquidación total.

Ese es el temor de muchos hoy en Medellín. La fiebre no para. Actualmente se construyen 1.692 locales más en el Valle de Aburrá y se espera que para finales de este año la ciudad cuente con 3.800 locales comerciales. Pero el fenómeno es nacional.

En Colombia existen 350 centros comerciales (cifras de Fenalco). Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena, Ibagué, Santa Marta, Barranquilla y Villavicencio han sido las ciudades con mayor crecimiento en los últimos años de este tipo de establecimientos. Y los intereses han variado desde hace 36 años, cuando se inauguró el primero: San Diego en Medellín.

Para ese tiempo la apuesta era sólo por el comercio. El 80 por ciento de la inversión se iba en ese rubro y para la diversión, tan sólo el 20 por ciento. Pero los tiempos y el mercado han variado y eso ha hecho que los nuevos centros comerciales valoren de una manera diferente el entretenimiento.

Según un estudio hecho por la Asociación de Centros Comerciales de Colombia (Acecolombia), a la hora de hacer un gran mall, el 50 por ciento de la inversión se va en las áreas de esparcimiento. Muchas veces, de la novedad de estas áreas depende el éxito o el fracaso de los negocios. Sobre todo ahora, cuando la diversidad en cuanto a marcas no es lo que hace la diferencia.

Para Luz Estela Ramírez, directora ejecutiva de Acecolombia, es fundamental que entidades como Proexport, el Ministerio de Comercio y las entidades municipales impulsen la llegada de grandes marcas al país. Y da dos ejemplos: Zara y Falabella, según ella, este tipo de marcas obliga a los demás a modernizarse, a culturizar al cliente y a los comerciantes. También se refiere a la fuerza que han tomado los centros comerciales especializados en una línea específica de productos. Es el caso de Unilago en Bogotá o Monterrey en Medellín, donde sólo se ofrece tecnología; además, ya existen centros comerciales dedicados a los descuentos y a las promociones, denominados outlet. Por ello, Ramírez es menos alarmista en cuanto a la saturación. Para ella, la topografía y la diversificación son fundamentales a la hora de hablar del tema.

Además, indica Sergio Mejía, director de Fenalco, en Antioquia, antes de construir un centro comercial, siempre se hace un estudio de factibilidad: “Y esto es demasiado serio como para ponerse a inventar o a especular frente a negocios de tantos millones”. Según Fenalco, aunque se deben encender las alarmas, aún no se puede hablar de una sobresaturación en todo el país. Bogotá, por ejemplo, una capital de siete millones de habitantes y ciudad cosmopolita, se permite aún muchos centros comerciales. Pasa lo mismo en ciudades como Cali, Cartagena y Bucaramanga. Sólo el 19 por ciento de las ventas de comercio minorista se efectúa dentro de un centro comercial.

De todas maneras, hay que caminar con cuidado en este terreno. La experiencia de sectores como los del barrio El Poblado en Medellín invitan a reflexionar y a hacerse la pregunta ¿bajo qué condiciones se inaugura cada 23 días un centro comercial? En especial si se tiene en cuenta que la meta para finales de este año es que en Colombia haya 400 centros comerciales.