Semana Jr

¡Prende la vela!

Muchas de las más emocionantes aventuras de la historia han sucedido a bordo de un velero. Embárcate tú también en esta travesía llena de viento, agua y mucha velocidad.

23 de marzo de 2006

Consigue un bote, prepara tus músculos y deja que la naturaleza se encargue del resto. Así de fácil es sumergirse en el deporte de vela, una práctica en la que navegantes de todas las edades se lanzan a mares y lagunas para gozar una aventura en la que el agua y el viento son los protagonistas.
La vela tiene sus raíces en los primeros marineros que aprendieron a usar la brisa y las corrientes para impulsar sus veleros. Aunque los avances tecnológicos han producido barcos gigantescos que cruzan el océano a toda velocidad y consumen grandes cantidades de combustible, nada se compara con la sensación de navegar sin más motor que el viento. En Colombia esa pasión crece cada día y hoy hay aproximadamente 2.000 personas, entre aficionados y profesionales practicando esta disciplina.

“El viento es gratis, las olas nunca se acaban”
Los principios de la vela son bastante sencillos. Las competencias consisten en aprovechar al máximo el viento para alcanzar mayor velocidad y llegar a la meta antes que los demás navegantes. Los recorridos no se hacen en línea recta sino que los botes deben seguir un ‘camino” marcado por boyas.
Durante una carrera de veleros es imposible descansar. Como la idea es captar el mayor viento posible para que la vela impulse al bote, el tripulante siempre debe estar concentrado para observar los cambios en el agua y en el aire. Al mismo tiempo hay que tener el control del timón que consiste en hacer una coreografía entre la dirección del barco y la posición del cuerpo. Para que el velero no se voltee hay que hacer contrapeso para nivelarlo, por eso es común ver a los navegantes casi acostados en el agua para lograr un efecto que en física se conoce como palanca.
Otros de los retos que trae este deporte es enfrentarse siempre a unas condiciones distintas. Como lo explica Francisco Castillo, presidente de la Federación colombiana de vela y experto navegante: “el viento es gratis y las olas nunca se van a acabar, por eso siempre tendremos infinitas combinaciones de vientos, mareas y corrientes . A la naturaleza le sobran las sorpresas.”
La vela es un deporte olímpico y aunque los grandes torneos son regatas en mar abierto, los lagos del interior de nuestro país están llenos de navegantes. Las lagunas preferidas son la represa de Tominé y el embalse de Sisga, en Cundinamarca; el lago Calima, en Cali; la represa El Peñol, en Antioquia y la represa de la Mesa de los Santos, en Bucaramanga. Los clubes de vela marinos están principalmente en Cartagena y Santa Marta.
Muy cerca de Bogotá, en Guatavita, se entrenan los mejores ‘veleristas’ de Colombia, Ana María Ramírez, quien logró la mejor clasificación nacional en el Suramericano de vela que se realizó en Cartagena el mes pasado, practica todos los fines de semana en las frías aguas de esta laguna pero prefiere “mil veces” el mar cálido de Cartagena.“Es muy emocionante sentir el viento en tu cara”, comenta esta joven de 14 años, quien piensa en dedicarse a navegar de manera profesional.

Velas al gusto
Aunque en el mundo existen más de 20 categorías de este deporte, en Colombia sólo se practican siete, las que requieren de botes más económicos. Estas son las más populares en nuestro país.
• Optimist: son los botes más pequeños y los más fáciles de maniobrar. Los utilizan los principiantes y navegantes entre 8 y 15 años.
• Sunfish: son veleros de mayor tamaño, con velas más gruesas. Estos exigen más fuerza y habilidad del tripulante.
• Snipe: es un bote para dos personas y tiene dos velas.
• Laser: esta es una de las categorías que compite en los Juegos Olímpicos. La velocidad que alcanzan es muy superior a las demás y sólo la pueden practicar deportistas con entrenamiento profesional.