| Foto: Montaje Semana

INNOVACIÓN

Colombia se apunta a la revolución nanotecnológica

El país apenas está dando sus primeros pasos en este campo. Pero cuenta con grupos científicos que pueden potenciar la investigación.

16 de abril de 2016

Un marcapasos del tamaño de un grano de arroz, fármacos que viajan por el torrente sanguíneo y que solo se activan cuando encuentran las células cancerígenas, un cargador que llena toda la batería del celular en segundos. Todos esos inventos podrían pertenecer a una película de ciencia ficción. Pero ahora hacen parte de la realidad gracias a la nanotecnología, ciencia que se encarga de manipular la materia en escalas cercanas al átomo.

Aunque el tema suene complejo, muchos de los artículos diarios de los hogares son producto de la nanotecnología. Así lo explica Ana Elisa Casas Botero, doctora en Ingeniería Metalúrgica, quien pone como ejemplo los desodorantes, cuya mayor duración del efecto antitranspirante se debe a esta rama de la ciencia.

Y es que la nanotecnología ha causado una nueva revolución industrial, ya que en pocos años ha comenzado a solucionar problemas que aquejan a la humanidad. De acuerdo con Édgar González, coordinador de la RedNano Colombia, asociación creada en 2013 para fortalecer esta área a partir de la sinergia entre la academia, el gobierno y la industria, “cuando trabajamos en esas escalas la materia presenta comportamientos muy diferentes a los ya conocidos, los cuales resultan muy novedosos e interesantes, pues pueden generar nuevos usos”.

Según el artículo ‘Nanotec-nología para Colombia’, publicado en la revista Nano Ciencia y Tecnología (2014), en el país el tema empezó a cobrar importancia en 2004, cuando el gobierno decidió que la nanotecnología sería un área estratégica.

Por su parte, las universidades colombianas empezaron a introducir esta ciencia a sus programas académicos. Incluso durante 2010, el Ministerio de Educación y Colciencias buscaron fomentar la formación de doctores en nanotecnología y biotecnología, mediante un acuerdo con la Universidad de Purdue en Estados Unidos.

Actualmente, en el país un importante número de grupos de investigación e instituciones de educación superior adelantan actividades enfocadas en la nanotecnología. Uno de ellos está en la Facultad de Ciencias de la Universidad Javeriana, que en su línea de salud desarrolla fármacos que viajan por el organismo para atacar enfermedades de manera eficiente y localizada.

En la Universidad de Pam-plona, investigadores trabajan en el diseño de biosensores que detectan virus en el agua. Y en el Tecnoparque, nodo Medellín, se lleva a cabo una investigación para crear un apósito que ayuda a curar rápidamente las quemaduras.

También en esta rama ha habido importantes logros. El principal, un marcapasos del tamaño de un arroz creado por el investigador Jorge Reynolds. A esto se suman patentes como la obtenida por la Universidad Javeriana por una película que mejora la imagen de las pantallas planas de los televisores o monitores, lámparas y láseres orgánicos.

Para buena parte de los expertos, la nanotecnología podría traer mayores efectos al desarrollo del país que la propia revolución digital. Por eso, varios sectores, instituciones académicas y gubernamentales buscan no quedarse atrás en el tema e intentan fortalecer la nanotecnología para producir una verdadera revolución económica en el país.

Atendiendo a lo anterior, en Medellín, Ruta N, con apoyo de la Universidad de Purdue, se lanzó a la aventura de crear un Centro Nacional de Nanotecnología, proyecto en el que ya participan varias universidades del país y algunas empresas del sector privado. Se trata de brindar herramientas que generen soluciones e inventos en temas energéticos, medioambientales, de salud, entre otros.

Ahora, los expertos consultados coinciden en que el presente y el futuro de la nanotecnología en el país está en aprovechar eficientemente la biodiversidad nacional, como explica Johana Gutiérrez, gestora líder de la línea de Biotecnología de Tecnoparque, nodo Medellín: “La biodiversidad nos permite realizar productos nanotecnológicos basados en aprovechar algún microorganismo colombiano que sirva para sintetizar una nanopartícula. Es simplemente darle valor agregado a la materia prima”.

Lo cierto es que ya sea en biodiversidad, en nuevos materiales o en nanomedicina, Colombia debe seguir avanzando en esta área, pues su aplicación es de alto impacto en todos los sectores de la economía. Ello no solo contribuye a incrementar los niveles de competitividad, sino que también aportaría al desarrollo social del país.