Con Periscope, una ‘app’ que funciona en asocio con la red social Twitter, cualquier usuario puede transmitir video en vivo desde su teléfono móvil. Los receptores de la transmisión no la necesitan porque pueden recibir el video en sus pantallas y establecer conversaciones de texto con quien transmite la señal.

APPS

Las redes se reinventan

Periscope, el nuevo servicio de ‘streaming’ de video de Twitter, podría cambiar el futuro de las redes sociales.

Álvaro Montes
4 de abril de 2015

Empujadas por las serias dificultades que afrontan para encontrar un modelo de negocio viable, las principales redes sociales han desatado un frenesí de innovaciones que en el futuro podría convertirlas en algo diferente a lo que conocemos hoy. Twitter puso en marcha la semana pasada el servicio de video streaming Periscope, el cual permite a cualquier usuario de esta popular red social realizar transmisiones en vivo desde la cámara de su teléfono móvil.

La idea no es nueva; poner capacidades de video en Twitter se intentó antes con Vine, una app que permite incrustar grabaciones de seis segundos y que no gozó de significativo éxito. En cuanto a transmisiones en tiempo real, Meerkat venía creciendo de manera exponencial en número de usuarios y captación de inversionistas, empujada por su popularidad entre periodistas norteamericanos que la utilizan para reportar en vivo. Los ejecutivos de Twitter comprendieron la transcendencia que podría llegar a tener este enfoque y decidieron que si alguien va a hacer negocio con transmisiones en vivo dentro de la red Twitter, pues debería ser Twitter mismo y no un tercero, razón por la cual ejecutó una rápida inversión de 100 millones de dólares para hacerse con el rival de Meerkat, una app denominada Periscope, ahora propiedad de Twitter y plataforma oficial de esta red para streaming de video.

Por lo pronto, Periscope funciona solo sobre teléfonos iPhone y se puede descargar libremente de la App Store. Eso limita seriamente su alcance al mercado norteamericano, el único en donde el sistema operativo de Apple es todavía dominante. Hasta tanto no llegue al mundo Android no podrá saberse con certeza si asistimos a una nueva era, pero una hipotética popularización de Periscope podría cambiar el uso social de las redes. Un activista en cualquier lugar del mundo transmitirá en vivo una manifestación; el streaming de video amplía las posibilidades de cualquier ciudadano para convertirse en reportero autónomo y enriquece la tarea de los medios de comunicación en las redes sociales. Todos los medios la utilizarán a fondo y, naturalmente, lo hará también John el yihadista para mostrar al mundo sus macabros espectáculos. Es prematuro predecir el rumbo que esto tendrá. Por lo pronto, durante su primera semana de estreno, la mayoría de transmisiones mediante Periscope correspondieron a mascotas jugando, almuerzos en familia y vistas desde la ventana de la casa de alguien, lo que podría reforzar esa irrefrenable tendencia de la gente a utilizar las redes sociales más que nada para tonterías. Sociólogos y psicólogos se esfuerzan por explicar el deleite de los usuarios del mundo digital por exhibir su vida privada. Se dice que una vocación narcisista que todos llevamos dentro está detrás del arrollador éxito de las selfis. En los próximos meses se sabrá si el streaming de video servirá para salvar al mundo o solo será utilizado para abrir la ventana a la vida privada de los usuarios. En ambos casos la operación de negocio habrá sido un éxito para Twitter.

Facebook también ha emprendido caminos que podrían llevarlo a la metamorfosis. Se sabe que planea publicar contenidos de medios de comunicación, en asocio con The New York Times y otros cinco medios impresos muy grandes, en tanto que WhatsApp –propiedad de Facebook– comenzó este mes su servicio de llamadas de voz, lo que podría convertirlo en algo muy diferente a la actual plataforma de conversaciones de texto. La semana pasada tuvo lugar la conferencia de Facebook para desarrolladores y Mark Zuckerberg lo dijo muy claramente: “Facebook ya no es solo una red social, sino una plataforma de aplicaciones”. Es claro que el futuro de las redes sociales más influyentes está en manos de las apps que ellas han adquirido en los últimos dos años.