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El humilde casete está protagonizando un inesperado retorno. | Foto: BBC Mundo

RETRO

Así revive el uso del casete

El humilde casete, entrañable para muchos entusiastas de la música de cierta edad, está protagonizando un inesperado retorno. ¿Sería tiempo otra vez de rebobinar?

30 de enero de 2014


Los puristas del audio adoran el sonido análogo que registra el casete clásico.

El vinilo, el más codiciado por los puristas, tiene ese sonido pero también un precio más alto: US$13,80 por disco por un set de 100, en comparación con los US$1,25 del casete.

Y pese a que los casetes son todavía algo más caros que producir un CD, le ofrecen un valor agregado a las que Baldeon denomina bandas "lo-fi" entre las que engloba el punk, hip hop, metal y grupos experimentales.

"Los casetes todavía se venden bien porque son más duraderos que los discos compactos"
John Muroyi, Diamond Studios

En la tienda de música de Diamond Studios en el centro de Harare, un cliente de mediana edad está de acuerdo con él.

Aparte del hecho de que no puede permitirse el lujo de comprar grabaciones originales en CD, crítica la facilidad con que se pueden dañar los discos compactos.
"Los niños juegan con los CD y se pueden rayar con facilidad", dice.

Cómo escuchar los casetes


Pese a que las cintas de casete están otra vez a la moda, puede resultar difícil encontrar un radiocasete o al menos uno que no estropee la cinta cada vez que la reproduce.
Por eso, en muchos lugares donde se venden cintas incluyen un código de descarga digital en la caja.

"Por cada 100 casetes que vendemos, cerca del 70 por ciento de los códigos de descarga se usan", explica Craig Proulx de la compañía discográfica Bruised Tongue.

"Eso significa que puede que 30% esté tirando todo a la basura o esté escuchando exclusivamente el casete".

Denise Gorman de Analogue Media Technologies asegura que el valor de los casetes va más allá de la capacidad de almacenar música.

"Como un objeto de márketing es realmente artístico. Son bonitos y puedes usarlos como una vía novedosa para promocionarte".

Además, según Paul Kedrosky de la Fundación Kauffman, puede que algunos aficionados no escuchen los casetes en sí pero aún así disfrutan del acto de comprar un artefacto de su banda favorita, más que descargándose una serie de unos y ceros.

"Hay la sensación de que se apoya más a una banda al comprar sus productos físicos", explica.