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| Foto: © Tim Pannell/Corbis

INTERNET

Las cinco peores formas de revelar sus contraseñas

Para que no le pase a usted, lea estas 5 absurdas situaciones cotidianas que llevan hasta al más inteligente a perder la información de sus redes sociales.

11 de febrero de 2014

1. Las tontas apps para espiar

Por el afán de saber si su pareja es infiel, los más celosos e intensos instalan cualquier aplicación que les promete descubrir la contraseña del Facebook de su novi@, saber quién entra a su propio perfil o acceder a chats ajenos de Whatsapp.

Esta ingenua artimaña logra un efecto contrario. Además de que nunca le revelan la contraseña de la pareja, sí le roban la suya, envían mensajes a sus contactos sin que usted se dé cuenta, lo hacen quedar en evidencia frente a quien intentó hackear y en el peor de los casos, se adueñan de sus cuentas, con las evidentes consecuencias que esto traería.

La mayoría de las veces, estas apps le advierten que al instalarlas, tendrán acceso a sus mensajes, a publicar por usted y a sus listas de amigos. Una advertencia que nunca se lee.

Así que la recomendación evidente es, no confíe en estas aplicaciones que juegan con sus emociones. Son la versión virtual de “atamos a su ser querido y se lo regresamos en 3 días”. Aplique el adagio “de eso tan bueno no dan tanto”.

Aceptar la instalación de estas apps, es el primer paso para que se desencadenen más fraudes entre loa amigos de esta primera persona, que ingenuamente caen en más trampas.

2. Los videos eróticos fantasma


“El video que Facebook no quiere que se publique”, “Mira este video antes de que lo borre Youtube”, “Si eres hombre y te encantan las mujeres, tienes que ver este video”, “Estas chicas se revuelcan en lodo por un hombre”.

Seguramente se le hacen familiares estas frases porque las ha visto en el muro de Facebook de algún amigo. Estos titulares van acompañados de la imagen de un video subido de tono.

Todo es tan inteligentemente atractivo y morboso que es casi imposible no dar clic. Pero no lo haga. Aguántese las ganas. La razón es que nunca llegará a ver ese video y estará abriendo la puerta para que hackeen sus cuentas.

A eso súmele que quedará como un pervertido ante sus amigos en Facebook porque al hacer clic, sin darse cuenta lo está compartiendo y publicando también en su muro, tal como lo hizo su incauto amigo al que le vio es publicación.

Y así de fácil se viraliza esta cadena en la que nadie ve el famoso video pero todos regalan sus claves.

Al hacer clic, usted llegará a una página tan llena de información atractiva, que le apunta directamente a sus emociones y al punto más morboso de cualquier persona, con cientos de titulares y de promesas de videos, que usted enloquecerá por hacer clic en todo lado.

El problema es que para verlos, debe ingresar con su cuenta de Facebook. Tan pronto usted lo haga, está regalando sus datos a los creadores de esa página, que seguramente no los quieren para nada bueno.

El resultado: perdió tiempo, perdió sus datos, quedó en ridículo con sus amigos y lo peor: nunca vio el tan atractivo video.

Tenga en cuenta que Facebook es una red social, no sexual. Si quiere consumir este tipo de contenidos, por su propio bien hágalo desde el navegador de internet, ingresando directamente la dirección o buscando en Google, pero no comprometa su Facebook ni lo haga desde un enlace que venga de esta red.

Si no aguanta la curiosidad y cree que el video viene de una fuente confiable, si alcanza a ver la dirección de la página en el compartido de su amigo en Facebook, digítela directamente en el navegador de internet a ver qué pasa.

3. La fiesta a la que nunca fue

“¡Mira esta foto en la fiesta de anoche! ¡Te ves genial!” Es la frase genérica que llega desde una cuenta hackeada, por ejemplo por el caso del punto uno. Puede venir de un amigo en Facebook, un mensaje directo de alguien que lo sigue en Twitter o de un contacto en su correo.

Al hacer clic en el enlace que supuestamente muestra la foto, se lleva a cualquier lugar que nunca tiene tal foto.

Ese enlace en cambio puede llevar, a una página llena de contenidos impactantes (algo como lo que explicamos en el punto dos, o simplemente está descargando un virus en su computador o un robot que espiará su navegación y sus contraseñas en el computador sin que usted se dé cuenta.

Aquí es necesario usar el sentido común. Esos mensajes vienen de cuentas de amigos, lo que en principio puede dar confianza. Pero si se fija, esas frases genéricas en  realidad son las menos usadas en un chat de dos personas que se tienen confianza: “¡Mira esta foto en la fiesta de anoche! ¡Te ves genial!”.

Y aunque ni siquiera asistieron a esa tal fiesta anoche y aunque a ese amigo no lo ven desde el 94, la gran mayoría de usuarios, por simple curiosidad, caen y hacen clic al enlace.

Unas variantes del mensaje pueden venir en inglés, algo todavía más extraño pues ese amigo no dice ni “Yes”, pero los incautos, hacen clic.

4. Extraño a mi perro 'Piulín'

El exceso de información pública, al alcance de cualquiera, como la fecha de cumpleaños de los hijos, el nombre del perrito que acaba de irse al cielo de las mascotas o la foto del primer carro, son perfectos para que cualquiera adivine una contraseña.

Las contraseñas más populares, luego de las más estúpidas “1234” o “0000”, son las relacionadas con los datos, las fechas y los nombres más relevantes en la vida de una persona.

Pero si esta no se logra descubrir, las preguntas de seguridad que existen como filtro para proteger nuestra seguridad en caso de olvidar la contraseña, hacen incluso la tarea más fácil.

Nombre de su mascota. Fecha de nacimiento de su primer hijo. Marca de su primer vehículo. Respuestas que saltan a la vista con revisar las fotos de Facebook, Twitter o Instagram de un usuario descuidado. 

Un ingenuo y tierno post como 'Extraño a mi perro Pirulín' puede ser la respuesta para quien quiere hacker sus cuentas.

5. A mano armada


La modalidad más directa y más peligrosa porque implica además pérdida de dinero, es la de los correos falsos de bancos y administradores de correos electrónicos.

Los correos falsos de banco, le piden descaradamente responder el mensaje con sus números de tarjeta o sus claves, como una supuesta acción para actualizar datos. A diario cientos de inocentes caen.

Los delincuentes también envían correos desde cuentas falsas cuyo remitente es “Administrador de Gmail” o del dominio de su correo corporativo, osea, el nombre de su empresa.

Dicen que han detectado un virus en su correo y que si no envía antes de 24 horas, su contraseña y su nombre completo, perderá toda la información ya que harán limpieza de datos.

En estos casos la mejor manera de detectar el fraude, es verificar de entrada el remitente. Aunque el nombre diga Administrador, o Gerencia, en realidad el correo es cualquier correo genérico que no corresponde con el nombre.

Los bancos jamás piden contraseña por este medio. Estos correos fraudulentos además no dan opción de comunicarse con un número telefónico, no lo saludan por su nombre sino por un genérico como “Estimado usuario” y si incluyen un enlace, así aparentemente diga www.bancolombia.com, al poner el mouse sobre el link, verá en la parte de abajo del navegador que en realidad lo lleva a otra página, no a la del banco.

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