ABRA CADABRA

El mago moderno ya no sólo saca conejos del cubilete. Puede hacer levitar una persona y desaparecer la estatua de la Libertad

1 de octubre de 1984

La mayoría de la gente tiene la idea de que el mago es un hombre vestido con frac, cuya máxima habilidad consiste en sacar conejos del cubilete, engarzar anillos metálicos, y hacer suertes con cartas, en medio del estupor de un corrillo de niños en fiestas infantiles.
Sin embargo, ésta es apenas una imagen estereotipada del mago. La magia, entendida como un arte, es una disciplina que requiere aprendizaje, práctica constante y habilidades especiales, no precisamente sobrenaturales, que no todo el mundo posee. Aun más: los magos modernos, que los hay los hay, ya no se ganan la vida desapareciendo conejos, sino que logran hazañas prodigiosas como la del norteamericano David Copperfield, quien el año pasado, ante la mirada atónita del mismo Reagan y de millones de norteamericanos que presenciaron el espectáculo por TV, hizo desaparecer la estatua de la Libertad sin que hasta el momento se haya dado una explicación de tan increíble acto de magia. Los magos, pues, no son simplemente entretenedores de niños, sino que, por el contrario, los grandes del mundo, que se cuentan con los dedos de la mano, tienen en los adultos sus más fervientes admiradores. Sus presentaciones distan mucho de tener tarifa de fiesta infantil y de realizarse en las salas de las casas. Por el contrario, sus tarifas son millonarias y sus shows se han convertido en grandes espectáculos de masas.
La magia moderna fue creada por el gran mago Robert Houden en el siglo pasado, quien inventó la mayoría de los grandes efectos clásicos: cortar a una mujer en dos, la levitación, etc. Los escenarios eran salones de palacios o teatros ambulantes. Luego, en los años 20, desaparecieron la mayoría de los teatros de variedades y se disolvieron las grandes compañías. Todo quedó reducido a la magia de cabaret y a las salas de fiesta.
Desapareció incluso la magia callejera. Puede decirse que desde 1935 más o menos, hasta hace muy poco tiempo, lo único que se le pedía a un mago eran numeritos de máximo 10 minutos, preferiblemente mudos, rapiditos y portátiles, para que todo cupiera en una maleta y así poderlos repetir al día siguiente. De aquí surgió la imagen acartonada del mago con frac, cubilete y varita mágica, imagen que parece haber llegado a su fin con una nueva generación de magos que se educa en escuelas de España y Holanda, mecas de este oficio, que se actualiza con revistas especializadas de circulación restringida, que se mide en difíciles concursos internacionales, que asiste a seminarios y congresos, que tiene sus códigos éticos y que toma muy en serio su profesión.
Hasta ahora, los grandes espectáculos de magia estan circunscritos a escenarios de Europa y los Estados Unidos. Gracias a la iniciativa del mago Gustavo Lorgia, el único colombiano que ha logrado ingresar a la élite de la magia internacional, los colombianos podrán presenciar en Bogotá (Teatro Nacional), Cartagena (Centro de Convenciones) y Barranquilla (Teatro Amira De la Rosa), durante la primera quincena de septiembre, un "aquelarre" de magos. Vendrán como invitados cinco grandes: dos españoles, dos argentinos y un norteamericano, con los que alternará el colombiano Lorgia.
Cada uno de los magos se dedica a una especialidad. Juan Tamariz, uno de los españoles, es el primer mago de la llamada "magia de cerca" que no es, como pudiera pensarse, una actividad que se realiza con una cerca separándolo del público, sino todo lo contrario: en una cercanía tal con el público que no permite ni la más leve vacilación en la ejecución de los actos. Sus manos no dejan un sólo instante de manejar la baraja. No para: actuaciones, conferencias, congresos giras, artículos, libros, preparación de nuevos efectos. Es, como buen español, ya que España ha producido los mejores especialistas en cartomagia, un genio con la baraja: "siempre hay que tener una en las manos, mientras te hacen una entrevista o esperas el tren; da lo mismo. Hay que sentirla, hacerse amigo de ella, establecer una relación especial". El otro español es Carrol, subcampeón mundial en cartomagia. También están Norman Nielsen, venido de Hollywood, quien es un genial manipulador y un especialista en magia musical. Su acto estrella lo constituye el hecho de que le saca música a monedas suspendidas en el aire y logra que un arco sin violín produzca una fantástica melodía, aparte de que también logra que el violín flote sobre el escenario. "Los más intrigados con las suertes de Nielsen somos los mismos magos", afirma Lorgia. De Argentina viene Adrio, un veterano en estas lides, especializado en magia general. Por último, está el propio Gustavo Lorgia, especialista en "grandes ilusiones", como la levitación, a costa de sus hermanas, que se ha convertido en el hit de sus presentaciones.
Lorgia, hijo de un inmigrante italiano también mago, afirma que "soy producto de un polvito mágico" y le cuenta a la redacción de SEMANA que aún se estremece con un recuerdo de su niñez: "De repente mi padre cortaba a mi madre por la mitad y yo me preguntaba, ¿estará bravo con ella?" Todo ésto lo dice mientras se mueve a sus anchas en la redacción de SEMANA y realiza con su baraja, "el botiquín del mago", decenas de trucos ante los ojos incrédulos y luego desorbitados de los periodistas. "La magia como hobby es muy popular tanto entre la farándula internacional como dentro de la sociedad colombiana. Por ejemplo, de los primeros recuerdo a Tony Curtis, a Mohamed Alí, y aquí en Colombia, el ex alcalde Mazuera Villegas era un gran aficionado. Tanto, que su equipo de mago parecía el de un profesional, incluyendo capa y todo. También practican la magia los corredores de finca raíz Roberto Collins y Juan Gaviria Restrepo".
Lorgia se muestra quisquilloso cuando se le pregunta sobre prácticas espiritistas y mentalistas, y magia negra. Afirma que quienes como él practican la magia blanca, no creen en la magia negra y que aunque la magia existe desde los orígenes del hombre, porque "la magia es la vida", con el transcurso del tiempo se fue haciendo la distinción entre las dos. "Houdini, un famoso mago de comienzos de siglo (el que lograba salirse de un baúl amarrado con cadenas), fue decisivo para esta diferenciación". Demarcado el campo de acción de los magos, Lorgia es enfático en afirmar que es fundamental que ellos se acojan a un código ético, cuya primera norma es la de jamás revela un truco y la segunda la de jamás jugar póker. "O jugar sin decir que uno es mago" añade Lorgia con una amplia sonrisa.
Además de la levitación, Lorgia quien tiene las manos aseguradas en un millón de dólares, se ha especializado en el truco de la mujer partida en dos, para el cual emplea siempre una de sus hermanas. Al responder a la pregunta de si alguna vez se había "descachado", Lorgia dijo: "Sí. En cierta oportunidad alcancé a herir a mi hermana. Se la llevaron al hospital y cuando fui a visitarla y pregunté por la habitación en donde estaba, me respondieron: su hermana está en las habitaciones 4 y 8". En medio de la carcajada general interrumpe: "En serio, una vez sí alcance a herirla y curiosamente fue el día en que más me aplaudieron".
Lorgia, como Carrol, como Tamariz y Nielsen y Adrio, a quienes los colombianos tendrán la oportunidad de ver en un gran espectáculo, no se especializan, como algunos pudieran pensarlo en "descrestar calentanos". Los magos son los únicos que logran producir efectos contrarios a las leyes naturales y nadie como ellos convierten en verdad "de a puño" el principio cartesiano de que los sentidos nos engañan. Creadores de grandes ilusiones son los pocos que, con una varita mágica, puede convertir un sueño en realidad.--