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Los investigadores buscan drogas que ayuden a los fumadores recalcitrantes a dejar el hábito.

8 de agosto de 1988

Luego de 400 años de reinar e los hábitos sociales del mundo la práctica de fumar tabaco está en franca decadencia. Los fumadores van perdiendo terreno en forma con sistente desde hace algunos años sobre todo desde que se incluyó a su acompañantes en la lista de los afectados por el humo siniestro. Desde entonces, fumar puede llevar a la persona, no sólo a causar daños irreparables a su salud, sino a convertirse en un paria social.

Muchos fumadores han dejado de serlo, luego de comprobar la existencia de ese callejón sin salida, pero otros, a pesar de haber intentado varias veces dejar el hábito, tienen la adicción tan arraigada que fracasan una y otra vez. Para ayudar a esos fumadores recalcitrantes, los investigadores de Estados Unidos y otros países buscan terapias capaces de eliminar en ellos la necesidad de fumar.

Todo parece indicar que muchos fumadores tienen una predisposición genética a la adicción y fuman "para mantener sus funciones cerebrales en un nivel óptimo", según el doctor Ovide Pomerleau. En cualquier caso, hay dos aspectos fundamentales en la aproximación al problema de la adicción a la nicotina: El primero es la dependencia física de una droga poderosamente sicoactiva como la nicotina. Administrada en dosis muy pequeñas, a través de las aspiraciones del cigarrillo, la droga ejerce cortos pero significativos efectos sobre el funcionamiento del cerebro. Se ha demostrado que la mayoría de los fumadores necesitan al menos 10 cigarrillos al día para mantener un nivel mínimo de nicotina en su torrente sanguíneo. Menos de esa cantidad, puede comenzar a producir síntomas de abstinencia.

El segundo es la dependencia sicológica y los comportamientos asociados con fumar. Los investigadores están convencidos de que la gente fuma por diferentes razones: algunos por descansar o mejorar su desempeño en tareas tediosas, otros para aliviar las tensiones o evitar la depresión. La eliminación de la costumbre de fumar produce en esta categoría síntomas de abstinencia de índole sicológica.

Algunas de las drogas que están bajo investigación se dirigen a administrar la nicotina por medios diferentes al de fumarla, para que los usuarios se puedan concentrar en la eliminación de los síntomas sicológicos. Otras no contienen nicotina pero alivian la necesidad sicológica de estar fumando frecuentemente.

Dentro de la primera categoría está una goma de mascar llamada comercialmente Nicorette. Desde que salió al mercado en los Estados Unidos hace cuatro años, se ha prescrito a más de 30 millones de personas allí y ha ayudado entre el 20 y el 48% de los pacientes, dependiendo del tipo de tratamiento seguido.
En esta categoría está un nuevo invento que se está desarrollando actualmente. Se trata de un "parche de nicotina". Usado como una curita, el parche administra con regularidad pequeñas dosis de nicotina a la sangre. Otros investigadores trabajan en un aerosol de nicotina, que seria administrado por via nasal, y hasta en una pasta dental con contenido de nicotina.

La aproximación al problema sicológico es más reciente. El más novedoso intento es el de la droga clonidina, que está siendo experimentada por el Instituto Siquiátrico del Estado de Nueva York, bajo la dirección del doctor Alexander Glassman. Se trata de una droga desarrollada originalmente para combatir la presión alta.

Según Glassman, "este es el primer tratamiento sin nicotina que funciona. La droga no hace que la persona deje automáticamente de fumar, pero reduce los síntomas de abstinencia". Según Glassman, la experimentación para estos efectos se originó hace unos 10 años, cuando se comenzó a usar la clonidina para tratar la abstinencia del opio y el alcohol. La droga parece actuar sobre la parte del cerebro que resulta sobreestimulada con el uso de las drogas.

Dentro de la misma linea de la clonidina está el trabajo de Elli Lilly & Co., que está probando la droga flouxetina, que mejora el ánimo, suprime en parte el apetito y parece reducir la necesidad de fumar. Al mismo tiempo, en la Universidad de California en Los Angeles se experimenta un aerosol de alto contenido de ácido cítrico. Pero las drogas más espectaculares contra el cigarrillo apenas están en el horizonte, y son las que apuntan a bloquear los efectos centrales de la nicotina en el cerebro.
Una de ellas, la mecamylamina, pretende funcionar como sustituto, de la misma manera como actúa la metadona en los adictos a la heroína.

Sin embargo, para muchos investigadores la droga ideal sería una que hiciera que los cigarrillos supieran a diablos. Pero esa posibilidad, por simple que parezca, está aún más lejos. --