Adiós a la cuchilla

Después de una década de cirugía plástica se abre camino una nueva escuela para quitar las arrugas sin bisturí.

20 de diciembre de 1999

EL BOOM DE LA CIRUGÍA ESTETICA A principios de los 90 despertó el interés de las mujeres por hacer todo tipo de reformas en el cuerpo, incluso de retardar el implacable paso de los años. No fueron pocos los que se dejaron convencer por las campañas publicitarias que promocionaban cirugías para cualquier clase de problema y se sometieron al bisturí con tal de no seguir soportando el complejo de una nariz aguileña, unos senos caídos, un trasero sin forma o una cara arrugada. Y a medida que los tratamientos bajaban de costo y se creaban nuevos mecanismos para pagar la cuenta la idea de que el cuerpo podía ser moldeado de acuerdo con el deseo del dueño fue cobrando mucha más fuerza. Solo en Estados Unidos se estima que se realizaron 4,9 millones de procedimientos estéticos en el último año, 800 por ciento más que los que se hicieron en 1990.

A pesar de lo anterior muchos se detenían frente a la puerta del quirófano ante el riesgo de someterse a una cirugía de más de una hora con anestesia general y con toda las posibles complicaciones que esto implica.

Pero ahora las cosas han cambiado porque la ciencia ha desarrollado una serie de productos y aparatos que permiten efectuar, sin cirugía, anestesia ni posoperatorios, uno de los procedimientos para el cual antes sólo había una solución: el bisturí. Se trata de rejuvenecer sin cirugía mediante tratamientos ambulatorios que no son dolorosos, no incapacitan al paciente y le devuelven en cuestión de minutos la apariencia de hace algunos años.

En este grupo no hay un tratamiento estrella que se robe el show. Pero todos en conjunto y bien indicados pueden hacer pasar a una de 40 como alguien de 30.

Básicamente estos productos —entre los que se encuentran cremas, químicos y aparatos exfoliadores, masajeadores de la piel, inyecciones y hasta algunos tipos de láser— trabajan estimulando la producción de nuevas células en la superficie de la piel y, al mismo tiempo, fomentando la producción de colágeno y elastina en capas más profundas como la dermis. Al restablecer las capas profundas las arrugas y líneas finas desaparecen. Muchos de ellos también son efectivos para quitar las manchas, uno de los primeros signos del fotoenvejecimiento por causa de la exposición a los rayos ultravioleta del sol.

Lo que más atrae es que quitarse las arrugas ahora resulta tan fácil como ir al dentista. Una mujer sale de su trabajo, va donde el médico para una sesión de derma peel con un aparato que pule la capa superficial de la piel. En cuestión de minutos está lista para reanudar sus labores cotidianas. Por eso se le conoce como peeling de la hora del almuerzo. Con tres sesiones más los resultados serán visibles. Como en otras exfoliaciones, las manchas desaparecen y ciertas arrugas de expresión se vuelven tenues. Otras mujeres a quienes les atormenta la pata de gallina prefieren acudir al médico por unas pequeñas inyecciones de toxina botulínica, las cuales paralizan ciertos músculos y hacen desaparecer estas delatoras arrugas en cuestión de horas. Todo esto a un promedio de 200.000 pesos la sesión.



PÚBLICO DEFINIDO

Antes de que estos productos existieran una mujer esperaba a tener 50 ó 60 años —cuando ya tuviera claros signos de envejecimiento— para someterse a un estiramiento facial quirúrgico. Pero como están las cosas actualmente eso puede evitarse si la mujer se somete a estas técnicas no invasivas desde los 28 años. "La idea es que las pacientes no requieran una cirugía tan pronto", dice el médico otorrino Hernando Harker, director científico de Dermoescultura. "Se puede corregir el daño que ya existe y detener hasta cierto tiempo el paso del almanaque".

Los procedimientos, por lo tanto, están dirigidos a un público muy definido: personas entre 28 y 40 años cuyas pieles no tengan aún las visibles marcas del paso de los años pero sobre las cuales se puede hacer mucha prevención.

Los resultados son tan visibles y los precios tan cómodos que muy pocos pueden resistir la oferta. Por eso, los especialistas afirman que el hecho de que sean procedimientos sencillos, relativamente libres de riesgos y asequibles al bolsillo ha aumentado las consultas de cirujanos estéticos y dermatólogos.

Pero en ningún momento se debe pensar que lo anterior reemplazará la cirugía plástica. Aunque la tendencia de esta rama de la medicina es realizar procedimientos cada vez menos invasivos, habrá muchos problemas de la estética que sólo se resolverán en el quirófano, como por ejemplo la flacidez de la piel y las arrugas muy marcadas y profundas. "Estos tratamientos no quirúrgicos se aplican como un complemento a lo demás porque es imposible corregir el paso de los años sólo con cremas y como por arte de magia", dice el médico Javier Martínez, del departamento de cirugía plástica del Hospital Universitario de La Samaritana.

En realidad el efecto de estos tratamientos en muchos casos es sólo temporal y algunos hay que repetirlos hasta dos veces al año para que se mantengan. Pero todo esto vale la pena, según la dermatóloga María Mélida Durán, quien opina que "a la piel hay que darle un cuidado y un mantenimiento permanentes".

Aunque parecen prácticas de cosmetólogas que se podrían hacer en cualquier peluquería, la verdad es que se trata de tratamientos médicos que requieren una supervisión especializada. Los riesgos son mínimos pero esto no significa que no existan. Cuando se hacen sin la técnica y el conocimiento requeridos pueden causar irritaciones, crear manchas y hasta inmovilizar músculos alrededor del ojo. "En estos casos en lugar de verse más joven la paciente queda picando el ojo continuamente por un tiempo", dice Harker.

Con los resultados tan alentadores de estos nuevos procedimientos muchos especialistas, como el cirujano Adrian Ríos, piensan que dentro de poco la ciencia desarrollará nuevos productos para rejuvenecer que serán aún más fáciles de usar. Las personas entonces podrán hacer sus propios tratamientos en casa y de esta manera la humanidad tendrá en sus manos la posibilidad de acercarse más al sueño de la eterna juventud.