En esta imagen los estafilococos dorados están pegados a la piel del intestino. Crecen como racimos de uvas

EPIDEMIA

¡Alerta!, llegaron las superbacterias

En Colombia ya ha atacado un germen que se creía exclusivo de Estados Unidos. Es resistente a los antibióticos tradicionales y puede causar la muerte en 24 horas.

6 de diciembre de 2008

En 2005, un entrenador de capoeira de Bogotá tuvo un golpe leve en el muslo. Aunque parecía algo sin importancia, en 24 horas la lesión se convirtió en una infección de la piel llamada fascitis necrotizante, que se come los tejidos. Carlos Álvarez, el infectólogo que lo atendió, recuerda que el paciente fue internado en la unidad de cuidados intensivos en donde le quitaron la piel de los genitales, las piernas, los glúteos y la espalda para salvarle la vida. Se recuperó, pero debió someterse a injertos de piel. La causante de tanta destrucción en un joven sano de 19 años fue una bacteria llamada staphylococcus aureus o estafilococo dorado, la más común de las llamadas superbacterias.

Todas las personas la tienen en la piel, donde habita generalmente en la nariz, las axilas y el perineo. El problema es que mutan permanentemente, por lo que han logrado una increíble capacidad de adaptación y resistencia.

"Esto es Darwin en su máxima expresión. La capacidad que tienen para adquirir genes las hacen unas grandes sobrevivientes" dice César Arias, infectólogo de la Universidad de Texas y quien ha estado al frente de las investigaciones en Colombia. Existen otras bacterias que han creado resistencia, pero por su virulencia y facilidad de transmisión, el estafilococo dorado es la que causa más preocupación.

Con el caso de 2005 y otro ocurrido meses después, también en Bogotá, se oficializó la presencia de esta superbacteria en el país. En Colombia aún faltan investigaciones más profundas para conocer el número real de casos, pero una pista de que está bastante extendida es que la han encontrado siempre que la han buscado. Un equipo de científicos que trabaja en una red nacional de resistencia antibiótica encontró casos similares en Villavicencio, Cali, Cartagena, Bucaramanga e Ibagué, entre otros.

En Cartagena, por ejemplo, el infectólogo Wilfrido Coronell, del Hospital Bocagrande, dice que vio el primer caso en diciembre de 2007. "Era un niño de 18 meses que tuvo infecciones en piel y tejidos blandos. Tuvo abscesos y después presentó una neumonía necrotizante y meningitis". El pequeño no murió, pero terminó con graves secuelas neurológicas y hoy se encuentra en estado vegetativo. Según Coronell, hasta el momento ha tenido 14 casos de niños infectados, dos de los cuales murieron en menos de 36 horas. La semana pasada un niño de 8 años estaba hospitalizado por esta causa. "Este paciente ingresó con fiebre y lesiones en la piel. Presentaba dolor e inflamación en la rodilla izquierda sin haber tenido un trauma previo", dice Coronell. Encontraron la bacteria en su sangre y al cierre de esta edición, después de tres operaciones, continuaba en la unidad de cuidados intensivos con pronóstico reservado.

En Cali, Ernesto Martínez, presidente de la Asociación Colombiana de Infectología, asegura que la situación es frecuente tanto en niños como en adultos y sostiene que en los últimos tres años se le ha muerto por lo menos una docena de pacientes por esta causa. "Y no eran ancianos ni diabéticos, sino gente joven y sana". Por eso es enfático en decir que en el país "no estamos hablando de casos aislados, sino de un problema epidemiológico importante. Se necesita hacer investigación para saber qué factores contribuyen en Colombia a diseminarla".

Lo que más intriga a los expertos es que acá está atacando el mismo clon que desde 1997 causa estragos en Estados Unidos y que se conoce como USA300. Se cree que puede deberse a la relación que sostienen los dos países, en la que hay un gran número de emigrantes y contingentes militares yendo y viniendo, pero todavía no se tiene certeza. El doctor Arias, quien hace unas semanas publicó un artículo sobre el caso colombiano en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine, sostiene que "una infección que antes era fácil de tratar, ahora es muy difícil y los pacientes se están muriendo frente a nosotros".

En los hospitales el fenómeno de la resistencia bacteriana se empezó a ver desde los años 60, pero en la última década la situación ha cambiado. "Generalmente las bacterias que una persona adquiere en el hospital están, por decirlo de algún modo, 'toreadas' porque aparecen en pacientes a los que se les dan muchos antibióticos. Por eso allí es donde más resistencia antibiótica se ve. Pero desde hace algunos años esta bacteria comenzó a propagarse dentro de la comunidad", explica Arias. Hasta ahora no se sabe muy bien cómo están pasando de una persona a otra, pero sí se sabe que una causa de la mutación es usar mal los antibióticos. En muchas partes su venta es libre, la gente se automedica y no sigue el tratamiento al pie de la letra.

En Estados Unidos, la historia de la USA300, cepa resistente a la meticilina (conocida en Colombia como resistente a la Oxacilina), empezó a finales de la década de los 90. De 1997 a 1999 cuatro niños murieron en Minnessota y Dakota del Norte y después se reportaron casos en todo el país. Siguieron militares, niños de colegio, jugadores de fútbol americano, damnificados del huracán Katrina y básicamente cualquier persona. En 2006, el centro para el control y la prevención de enfermedades de ese país calculó en 19.000 las muertes causadas por esta bacteria y en 105.000 las infecciones.

Todo puede comenzar con un pequeño punto en la piel, similar a una picadura, que cada vez se va haciendo más rojo. Después el paciente sufre de fiebre y en menos de 20 horas desarrolla una infección severa. Empieza a toser (sangre en ocasiones), se le dificulta respirar, termina con una neumonía y en los peores casos necrosis en los pulmones y la piel. También puede aparecer como forúnculos muy contagiosos, similares a barros infectados, en varias partes del cuerpo. La infección puede pasar a los huesos y las articulaciones y lo más grave es cuando el microorganismo se infiltra en la sangre. Una vez allí, puede alojarse en cualquier parte del cuerpo. Esos son los cuadros que se repiten tanto en Estados Unidos como en Colombia.

Lo peor es que la batalla se está perdiendo. Las farmacéuticas se demoran entre cinco y nueve años para sacar nuevos antibióticos y en Estados Unidos, las regulaciones de la Food and Drugs Administration (FDA) son tan complejas, que muchas han abandonado la investigación en esa área. Pero tener la infección no significa que la persona se va a morir irremediablemente, ya que cada organismo responde de manera diferente y un diagnóstico temprano puede salvar vidas. Por eso, el mensaje para la comunidad médica es que se informe de los síntomas y sospeche de cualquier infección severa en la piel o los tejidos blandos acompañada de neumonía.

Cuando un médico responde como César Arias, que lo primero que se debe hacer es "rezar mucho", muestra lo grave que es la situación. Por el momento, las recomendaciones son usar adecuadamente los antibióticos y lavarse las manos constantemente para que esta "bola de nieve", como la llama Coronell, no siga creciendo.