M U J E R

Alto riesgo

Se establece la primera unidad para embarazos complicados. Un grupo de expertos busca manejar en forma oportuna y desde diferentes ópticas a mamás con riesgo y a bebés con malformaciones.

20 de mayo de 2002

Hace 20 años a una mujer embarazada no se le podía examinar y tanto ella como su bebé eran considerados por los médicos como una sola unidad en la que los riesgos los compartían ambos. Las sorpresas, complicaciones y malformaciones sólo se conocían en el momento del parto. Pero con la aparición de la ecografía —que permite examinar al niño a profundidad— se empezó a crear una cultura del feto como paciente. Por eso hoy, cuando una mujer embarazada llega a su consultorio, el ginecólogo en realidad ve dos pacientes que pueden compartir ciertos riesgos y también presentar problemas por separado. Ahora existen métodos diagnósticos sofisticados, como la ecografía tridimensional, que es muy valiosa para confirmar si el bebé está sano o no. Además ya se pueden operar ciertas anormalidades dentro del útero y se experimenta con las cirugías abiertas de feto. En otras ocasiones es posible preparar a los médicos especialistas para que operen al bebé a los pocos días de nacido de acuerdo con su enfermedad.

No obstante todos estos avances, en Colombia, una mujer con un embarazo de alto riesgo se encuentra sola. Y su médico también. “Cuando hay un caso complicado el médico lo diagnostica pero de ahí para allá no puede ayudar más a la mujer. Aun cuando existen los especialistas y la tecnología para ayudarla ella debe iniciar un peregrinaje por una serie de instituciones en busca de que atiendan su caso porque todos los recursos están dispersos”, dice el gineco-obstetra Daniel Afanador. Por eso la Fundación Santa Fe, de Bogotá, puso la semana pasada en funcionamiento un servicio que pretende cambiar esta situación. Se trata de la unidad de medicina materno-fetal, con la cual se busca que estos casos tengan una atención interdisciplinaria para así evitar demoras y sufrimientos a los pacientes. “Nada de lo que hacemos es nuevo. Lo interesante es que ahora hay un equipo para que la gente no vaya de un lado a otro buscando diagnóstico por un lado y tratamiento por el otro”, afirma el ginecólogo Andrés Sarmiento.

En los últimos tres meses el grupo ya ha atendido 20 tipos diferentes de malformaciones. Entre esas está el caso de un bebé con hidrocefalia. Al ilustrar el trabajo en conjunto el doctor Sarmiento cuenta que el bebé fue diagnosticado en el útero mediante una ecografía. El caso lo discutió un comité en el que participan varios expertos en diferentes áreas. Allí se decidió que lo mejor era manejar su situación hasta el parto. Como sabían que era de alto riesgo practicaron una cesárea y apenas nació fue estabilizado en la unidad de cuidados intensivos pediátrico. El neurocirujano —quien ya conocía el caso de antemano y había seguido el desarrollo del niño— lo operó a los pocos días de nacido. Hoy el bebé está curado de ese mal. “Si esto no se maneja en equipo puede haber demoras que influyen en un mal pronóstico”, asegura Afanador.

Los métodos de diagnóstico son muy importantes en este trabajo. La ecografía convencional es la mejor ayuda pero también pueden practicarse exámenes de sangre y la amniocentesis (prueba de líquido amniótico) con el objetivo de ver si el bebé esta sano. En Colombia no está permitido el aborto terapéutico en ningún caso, aún así el diagnóstico ayuda a la pareja a no hacerse falsas expectativas frente a su hijo. “La mamá tiene seis meses para quitarse de encima las fantasías y que el día del parto esté preparada para tener un bebé enfermo”, dice Sarmiento. Por ello el grupo cuenta con siquiatras que ayudan a orientar a los padres. “Muchos papás rechazan a sus hijos cuando vienen enfermos. Es una catástrofe en la sala de partos. Con esta ayuda es posible adelantar esa noticia y darle una mejor atención al bebé que está por nacer”, agrega.

La unidad piensa además promover la prevención de los embarazos sanos. Los integrantes del grupo van a organizar seminarios con médicos generales y especialistas para que divulguen la importancia de prepararse para un embarazo. “La idea es que las mujeres no lleguen embarazadas sino que tomen vitaminas, ácido fólico y estén vacunadas antes de concebir a su bebé”, afirma Afanador.