SOCIEDAD

¿Ancianatos le cierran la puerta a la vida sexual?

Contrario a lo que muchos creen los adultos mayores sí tienen relaciones y deseos sexuales. Su mayor limitación no es la edad sino la falta de intimidad y de libertad en los ancianatos.

3 de julio de 2012

Muchos pensarán que las relaciones sexuales de los adultos mayores son escasas o nulas, que sus deseos y sus capacidades físicas se han agotado. Sin embargo, varios recientes estudios comprueban con datos que las personas mayores de 65 años que todavía viven en su hogar con una pareja mantienen una vida sexual activa.
 
La situación, naturalmente, es muy distinta para quienes viven en ancianatos. En Public Health Ethics, una revista especializada de Oxford, Laura Tarzia, afirma en un reciente estudio que "al pasar a estas instituciones la expresión legítima y consensuada del sexo es, con frecuencia, mal vista".

Según la investigadora, los adultos mayores que se encuentran en estas circunstancias son sometidos a una "discriminación por edad" que los lleva a convertirse en una especie de 'asexuales obligados'. En la mayoría de estos centros no existe la suficiente privacidad ni cuentan la autonomía necesaria para que los ancianos puedan liberar con naturalidad sus deseos sexuales.
 
"Está demostrado que las sensaciones sexuales son lo último que se pierde en el proceso degenerativo y estamos hablando de un derecho humano fundamental. Intentando 'proteger' a estas personas sin permitir que expresen sus necesidades sexuales, sofocan su autonomía y personalidad, lo que representa un fracaso", asegura la autora en el estudio.

El doctor Carlos Verdejo, médico geriatra, le dijo al diario El Mundo de España que "el mayor problema que se plantea es que se sigue teniendo una visión irreal de las necesidades de nuestros mayores". Según él 50% de los adultos mayores siguen teniendo actividad sexual, aunque no se manifieste necesariamente en el coito. "Tocamientos, besos, caricias o masturbación son actividades completamente normales en sus vidas", explica.

Este médico reconoce que "no es fácil encontrar cuidadores suficientemente preparados ni lugares adecuados para facilitar la actividad sexual de los mayores y, posiblemente, sean sobre las relaciones de nuestros mayores sobre las que más pese el tabú del sexo".
 
En resumen, las personas de la tercera edad, en sus casas o en ancianatos, con síntomas de demencia o sin ellos, siguen teniendo deseos y necesidades sexuales como el común de las personas de otras edades. Por supuesto que las enfermedades o los problemas físicos pueden limitar la actividad, pero la mayor limitación parece ser el aislamiento y la falta de oportunidades en estos centros.

El estudio y el doctor Verdejo coinciden en que la clave está en la cultura y la educación. "La sociedad todavía no está mentalizada para respetar el sentimiento sexual de estas personas y parece que todavía queda mucho trabajo para entender", aseguran. En pocas palabras, ellos también pueden y quieren.
 
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http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/06/27/noticias/1340817261.html