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Angioplastia para todos

Un estudio sugiere que este procedimiento podría ser practicado en forma rutinaria en cualquier hospital.

22 de abril de 2002

La angioplastia es considerada como el mejor tratamiento para quienes sufren un ataque al corazón. Consiste en introducir un catéter con un pequeño baloncito en su punta. Cuando llega a la arteria taponada se infla un poco —en algunos casos se colocan unos diminutos tubos conocidos como stents para mantenerla abierta— y de esta manera se restituye el flujo normal de sangre. Esta técnica generalmente se practica sólo en centros de cardiología porque se considera muy especializada.

Pero un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association, Jama, reta esa concepción tradicional al sugerir que este tratamiento —que no es una cirugía— puede practicarse en cualquier hospital sin importar si cuentan, o no con una unidad de cardiología. De esta manera muchas más personas se verían beneficiadas por el procedimiento. El estudio fue dirigido por Thomas Aversano, un cardiólogo del Johns Hopkins Hospital, y consistió en ofrecer entrenamiento a trabajadores de 11 hospitales. Después de la capacitación el investigador encontró que los pacientes que habían recibido la angioplastia en hospitales no especializados se recuperaban satisfactoriamente, al igual que los que estaban en centros para enfermedades coronarias.

Si este procedimiento se implanta en centros de salud se espera que muchos pacientes con ataques cardíacos puedan salvar su vida. Según el autor del estudio, en Estados Unidos dos tercios de los pacientes no se someten a éste porque alcanza a llegar a las contadas unidades médicas especializadas. en el tema . En Colombia también hay muy poca oferta de centros que tengan este procedimiento aunque debería existir al menos uno por cada 400.000 habitantes, según Miguel Urina, presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología. “El problema no es de voluntad sino de dinero pues se trata de una tecnología muy costosa”, agregó.

Pero los beneficios pueden ser mayores que los costos. Seis meses después de un ataque los pacientes que se tratan con angioplastia tienen 40 por ciento menos riesgo de muerte y de sufrir derrames u otros ataques cardíacos que aquellos que sólo son manejados con medicamento. También permanecen poco tiempo hospitalizados y sufren menos complicaciones.