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ESTUDIO

Antigripales en niños: más perjudiciales que beneficiosos

Estos medicamentos producen más efectos adversos que ventajas, sin embargo, son usados con frecuencia.

26 de abril de 2013

El 44 por ciento de los padres les dan a sus niños menores de cuatro años medicamentos para el resfriado, el 42 por ciento para la tos y el 25 por ciento les dan descongestionantes. Así lo demostró la encuesta National Poll on Children's Health del instituto pediátrico C.S. Mott Children's Hospital, de la ciudad de Michigan, en EE. UU.

Al menos desde hace dos décadas los médicos saben que estos medicamentos ayudan poco a los niños y algunos estudios de mediados de la década pasada revelan que podrían ser perjudiciales, le explicó el doctor Matthew Davis, director del C.S. Mott Children's Hospital, a la revista científica LiveScience.

El pediatra explica que estos fármacos pueden producir mareo, aumento de la frecuencia cardiaca, problemas respiratorios y, en algunos casos, convulsiones. Aunque un pequeño porcentaje experimentan estos efectos, los antigripales y descongestionantes no son efectivos al momento de tratar los síntomas de la gripa aun si se toleran bien.

Davis dijo que aún no es claro por qué estos medicamentos no son efectivos en los niños, pero puede deberse a que sus vías aéreas más estrechas retienen las secreciones.

“No suelo recomendar estas medicinas en mi práctica como pediatra”, anotó el especialista. Esto puede ser una situación confusa para los padres ya que hay productos marcados en la caja como “medicamentos para niños”.

La misma encuesta en el 2008 mostró que el 60 por ciento de los padres les daban estas medicinas a sus niños: “Vamos por la dirección correcta, pero como no sirven, nos gustaría que la cifra se acercara a cero”, afirmó Davis.

El pediatra Juan Fernando Restrepo concuerda con el especialista estadounidense: “Aquí pasa lo mismo. La recomendación es no dar estos medicamentos. El tratamiento ideal para el resfriado es acetaminofén para la fiebre o el malestar, suero nasal y explicarles a los padres los signos de alarma. El problema es que a veces eso es lo que venían haciendo en la casa y esperan que uno formule algo, por esto en ocasiones terminan medicados para bajarles la ansiedad. En algunos casos, incluso, se formulan antibióticos para una gripa de forma innecesaria”.

Restrepo explica que lo ideal en estos casos es darles a los padres recomendaciones específicas sobre el cuidado del niño y que vuelvan a consultar si no mejora: “Desafortunadamente, nuestro sistema no les da el suficiente tiempo a los médicos generales para educar a los padres”.