SALUD

Atrapados por el estrés

Aunque muchos consideran negativo el exceso de trabajo, nuevos estudios sugieren que es más saludable que el ocio y el aburrimiento. Los expertos explican por qué.

15 de noviembre de 2014

Ha pasado casi un siglo desde que el médico Hans Selye usó por primera vez la palabra estrés para definir la reacción del organismo ante situaciones adversas. Desde entonces se ha convertido en uno de los mayores enemigos de la salud pública: los científicos lo asocian con afecciones cardiacas, trastornos mentales, enfermedad pulmonar, cáncer, e incluso el suicidio, todas causas de muerte prematura. Pese a esto, estudios recientes han demostrado que el estrés no es del todo malo. De hecho, es mejor que el estado opuesto: la extrema calma. El estrés, dicen los expertos, permite sacar lo mejor de cada persona, elevar su productividad y aumentar su bienestar.

Uno de los grandes mitos es que el exceso de trabajo genera estrés. Pero según Paul E. Spector, profesor de psicología de la Universidad del Sur de Florida, tener poca carga laboral o sentirse aburrido con el puesto puede ser peor. “Ningún trabajo es nocivo y solo bajo algunas circunstancias puede considerarse perjudicial”, dijo Spector a SEMANA.

Aunque trabajar implica esfuerzo y requiere un gasto energético, puede traer muchos beneficios como mantener la mente activa, aumentar la autoestima y brindar satisfacciones. Mientras que sentirse aburrido o desmotivado puede aumentar los niveles de estrés, tal y como lo comprobó este año un estudio publicado por la revista Experimental Brain Research en el que unos voluntarios presentaron mayor presión arterial y altos niveles hormonales cuando vieron una película aburrida que otros a los que les mostraron una triste.

Por eso es importante acabar con el mito de que el estrés siempre es malo y entender que se trata de una emoción compleja que afecta a las personas de diversas maneras. Si bien el cuerpo produce cortisol, la llamada hormona del estrés, y libera adrenalina que llega al torrente sanguíneo cuando debe afrontar un desafío, sus efectos positivos o negativos dependen del tipo de reto y del contexto. De hecho, los expertos dicen que hay uno bueno y uno malo.

El bueno, desde un punto de vista evolutivo, les permite a los individuos adaptarse a diferentes entornos y los motiva a esforzarse para obtener beneficio, mientras que el malo solo les produce angustia, ira o ansiedad. Quienes experimentan el estrés útil sienten el bombeo del corazón más acelerado, pero en su caso los vasos sanguíneos se dilatan y la circulación aumenta para ayudar al cuerpo a cumplir el reto que enfrenta. El estrés dañino, en cambio, genera arritmia cardiaca, las venas y las arterias se contraen, los músculos se tensionan, y el afectado puede sufrir mareos y debilidad. Esto indica que “los efectos del estrés no siempre son nocivos. Aunque suene paradójico, puede debilitarnos o fortalecernos”, explicó a esta revista Alia J. Crum, profesora asistente de psicología en la Universidad de Stanford, California.

Crum afirma que para evitar el lado oscuro del estrés es necesario saber identificarlo y controlarlo a tiempo. La autora comprobó mediante el análisis de tres estudios que las personas que mentalizan positivamente esta sensación aprenden a sacarle provecho. Normalmente, las situaciones estresantes se evalúan según la cantidad o la gravedad de las mismas, pero en realidad todo depende de cómo las asuma cada individuo. “Algunos ven una fecha límite de entrega como algo agobiante y se bloquean, mientras que otros están convencidos de que sentir esa presión va a servirles para mejorar su productividad”, dice Crum.

Por eso la clave está en la mentalidad. Un estudio publicado por la revista The European Heart Journal en 2013 reveló que las personas que creen que el estrés afecta su salud tienen 50 por ciento mayor riesgo de morir de un ataque al corazón. Crum y su equipo también descubrieron que un grupo de voluntarios al que le presentaron unos videos sobre los aspectos positivos del estrés, rindieron mucho mejor bajo presión. Todo esto indica que tener cierta dosis de optimismo puede ser de gran ayuda para neutralizar el estrés negativo y promover el beneficioso. Así mismo, hacer ejercicios de respiración o meditar puede ayudar a regular las reacciones. Lo más importante es que cada individuo encuentre su zona óptima de estrés.