AZUCAR AMARGO

Furor en Estados Unidos por una controversial dieta que condena el consumo de azúcar.

7 de diciembre de 1998

Que mujer no ha realizado alguna vez una dieta de revista? Por extraño que parezca esta inapropiada forma de adelgazar sigue siendo el tratamiento más apetecido entre los cientos de gorditos que diaria-mente luchan por alcanzar un cuerpo escultural.
En este mercado de ilusiones, en el que los desesperados obesos están dispuestos a darlo todo con tal de perder unos kilitos de más, varios escritores han hecho su agosto con una serie de libros que prometen lo divino y lo humano. En esta oportunidad el turno es para Sugar Busters, una obra que, como todas las de su género, asegura tener la fórmula secreta para alcanzar los esquivos 90, 60, 90. La credibilidad de la dieta descansa en los hombros de Morrison Bethea, Samuel Andrews y Luis Balart, tres eminentes médicos de Nueva Orleáns que sumaron sus conocimientos a la experiencia de H. Leighton Steward, presidente de una de las compañías energéticas más grandes de Estados Unidos.
Convencidos de que el consumo de azúcar es lo peor que le ha podido pasar al ser humano, los cuatro autores se lanzan al ruedo con un controvertido régimen alimenticio en el que los carbohidratos son relegados a un tercer lugar. El origen de esta segregación obedece a razones científicas. Según se ha comprobado, el nivel de azúcar en la sangre aumenta cuando se consumen carbohidratos. Para mantener este índice bajo control el páncreas secreta insulina, una hormona que además de regular el azúcar evita que los depósitos de grasa se quemen. En otras palabras, en la medida en que la persona ingiera carbohidratos el nivel de insulina será mayor y las probabilidades de liberar la grasa serán menores.
Aprovechándose de este fenómeno,Sugar Busters ha tomado la vocería en la lucha contra el azúcar y generado todo un movimiento en contra del dulce enemigo. Pero la campaña va mucho más allá de los postres y en la lista de alimentos non sanctos se encuentran las papas, el maíz, la zanahoria, la remolacha, la miel, la harina refinada, las bebidas colas y la cerveza. En contraposición, los productos benditos son todos aquellos ricos en proteínas, como las carnes, los huevos, las verduras y los derivados de la leche.
Como es apenas lógico, esta selección también se encuentra respaldada por razones biológicas. Según varios estudios, luego de una comida rica en proteínas el páncreas libera glucagon, una sustancia que promueve la movilización de la grasa acumulada en el cuerpo. El organismo está en capacidad de convertir los aminoácidos en glucosa, lo cual significa que para obtener energía no es indispensable consumir carbohidratos. De acuerdo con los autores, ahí radica el encanto de la dieta deSugar Busters, ya que al comer muchas proteínas no sólo es posible adelgazar sino que el cuerpo recibe nutrientes.
Esta supuesta efectividad ha seducido a miles de norteamericanos que ya han adoptado este pequeño libro como su biblia. Tanto es así que los principales restaurantes y casas de banquetes de Nueva York, Nueva Orleáns y Los Angeles han organizado sus menúes de acuerdo con los preceptos delSugar Busters.
A pesar de lo maravillosa que se ve en apariencia, muchos médicos no tragan entero y desconfían de las bondades de esta popular dieta. "Esos regímenes no dicen nada nuevo y sólo buscan engatusar a la gente. Siempre se ha sabido que la insulina evita la movilización de grasa. Este tipo de dietas, en la que se dejan de lado varios alimentos,van en contra de las políticas de los ministerios de salud", asegura Iván Darío Escobar, presidente de la Asociación Colombiana de Endocrinología.
El temor de estos especialistas no es infundado. Suprimir de buenas a primeras varios alimentos trae consigo una descomposición orgánica que puede desembocar en un estado de cetoacidosis. En esta situación el cuerpo se ve obligado a movilizar su propia grasa para producir energía, lo cual, en algunos casos, genera problemas cardiovasculares y deshidratación. Esta repentina pérdida de agua suele ser interpretada como una reducción de peso, pero a la hora de la verdad esos kilos adelgazados de manera no fisiológica no sólo se recuperan sino que con el tiempo pueden aumentar hasta en un 25 por ciento.
"La obesidad no es sólo un problema de comida. También es ambiental. Culturalmente se ha tratado a la comida como si fuera un premio o un castigo. Por eso para solucionar el problema de sobrepeso es necesario cambiar los hábitos y adoptar una nueva forma de vida", sostiene Escobar.
Sin embargo los consejos médicos no suelen ser los más escuchados. A pesar de las advertencias la gente insiste en probar suerte con los métodos relámpago sin tener en cuenta que en la carrera por un cuerpo escultural se puede arriesgar seriamente la salud.

A la hora de adelgazar
· Evitar las dietas en las que sólo se utiliza un nutriente o en las que se realizan ayunos prolongados. Por lo general suelen desembocar en problemas de deshidratación, cetogenia e insuficiencias cardiovasculares.
· El tratamiento de sobrepeso siempre debe ser individualizado y multidisciplinario en el que se aborden los aspectos fisiológicos, sociológicos y emocionales. No se puede poner la salud en manos de un simple libro o un té milagroso.
· El régimen alimentario debe ser prescrito por un médico y la dieta debe ser elaborada por un nutricionista, teniendo en cuenta el sexo, la edad, la talla, la profesión, los gustos y los vicios de cada paciente.
· Deben valorarse los productos dietéticos porque muchos de ellos aportan más calorías que los alimentos naturales. No es igual un alimento dietético a uno bajo en calorías.
· No es recomendable perder más de un kilo en una semana. Las reducciones precipitadas de peso acarrean una descompensación en el organismo.
· El ejercicio más adecuado es el de tipo dinámico en el que trabajan grandes grupos musculares en forma continua y repetitiva. Para mejores resultados se deben realizar tres veces por semana con una intensidad superior a la media hora. Ejemplo: caminar, trotar y nadar.