El corredor tiene sus inicios en el 2007, cuando se estableció una alianza entre la Universidad Nacional, Corpoica y el Sena. | Foto: Archivo SEMANA

CIENCIA

Bogotá y Cundinamarca, unidas por la seguridad alimentaria

Con la implementación del Corredor Tecnológico Agroindustrial, se espera garantizar el acceso de alimentos sanos y de alta calidad a bogotanos y cundinamarqueses

10 de febrero de 2016

El Corredor Tecnológico Agroindustrial (CTA), que desde hace ocho años busca respuestas a las nuevas demandas y retos en materia de innovación y desarrollo tecnológico del sector agropecuario y agroindustrial de Bogotá y Cundinamarca, se encuentra en etapa de empalme con las administraciones del Alcalde Enrique Peñalosa y del Gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey. Estas continuarán haciendo parte de la alianza establecida junto a la Universidad Nacional, Corpoica y el Sena, para fortalecer el sector en dichas zonas.  

“El corredor sigue porque se soporta en contratos que tienen una vigencia por dos años más y que no pueden ser revocados por ninguna de las administraciones”, indica el Director Ejecutivo de Corpoica, Juan Lucas Restrepo. El reto para el proyecto es “convencer, en cierta medida, a las administraciones de Cundinamarca y Bogotá para que le sigan apostando al corredor en el 2017”, expresa.

El corredor tiene sus inicios en el 2007, cuando se estableció una alianza entre la Universidad Nacional, Corpoica y el Sena para procurar que los conocimientos producidos en la academia sean acogidos en el sector productivo agroindustrial (empresarios, medianos y pequeños productores). De esta manera se han desarrollado diferentes proyectos basados en la trasferencia de conocimiento para mejorar las prácticas, la productividad y la competitividad agrícola.

En el 2011 se unió al proyecto la Gobernación de Cundinamarca y el Distrito de Bogotá, quienes hicieron la gestión para obtener recursos del Sistema Nacional de Regalías, en el área de Ciencia y Tecnología. Con el dinero asegurado, actualmente el CTA centra sus esfuerzos en “mejorar las condiciones de producción, abastecimiento y seguridad alimentaria, teniendo especial cuidado en los productos que hacen parte de la canasta básica en la alimentación de los bogotanos y cundinamarqueses”, tal como lo indica Jesús Alberto Villamil, Profesor de la Universidad Nacional y Director del Proyecto.

Con una inversión cercana a los 50.000 millones de pesos, la meta del corredor para los próximos dos años será, por un lado poner en funcionamiento los más de 20 proyectos de investigación y desarrollo, estructurados desde el 2015 para más de 57 municipios. Trabajo mancomunado que  realizarán las organizaciones gestoras del Corredor Tecnológico Agroindustrial y los agricultores de cada zona.

De acuerdo a lo establecido por Corpoica, “se quiere lograr que en 53 municipios, mínimo 2.900 productores y ganaderos hayan logrado conocer, anidar y adoptar el conocimiento tecnológico nuevo para producir mejor, más limpio y más eficiente. Y se conecten de manera óptima a los temas logísticos y de mercado con el gran consumidor que es la capital del país”. Para fortalecer la estrategia de trasferencia tecnológica en la región, se espera la construcción de un Centro de Innovación en Fusa.

Por otro lado, el CTA quiere capacitar a los agricultores y ganaderos de la región en tecnologías para la producción de alimentos funcionales con altos estándares de calidad. El proyecto considera como alimentos funcionales aquellos “con características nutricionales específicas y de prevención de enfermedades crónicas no trasmisibles indispensables en la etapa de crecimiento de los niños”, explica el Profesor Villamil. Para combatir los altos índices de obesidad y desnutrición, dichos alimentos se destinarían prioritariamente a menores de cero a cinco años, estudiantes y mujeres embarazadas de Bogotá y Cundinamarca.

Frente a los desafíos que en la actualidad representan el crecimiento de las urbes, la reducción de las tierras destinadas a actividades agropecuarias y el cambio climático para la seguridad alimentaria, es importante fortalecer y darle continuidad a proyectos como el CTA. De sus resultados podría depender que en los próximos años Bogotá y Cundinamarca no atraviesen por crisis de abastecimiento de alimentos y gocen de productos agropecuarios sanos y de alta calidad.