"Busco profesión"

Para muchos bachilleres elegir carrera no es fácil. Un grupo de sicólogos ha ideado un test para orientarlos acerca de la mejor opción, según su temperamento, sus aptitudes y sus intereses.

22 de noviembre de 1993

A MUCHOS BACHILLERES recién graduados les llega la hora de ingresar a la universidad y aún no saben qué estudiar. Y es que elegir la carrera a la que van a dedicarse el resto de la vida no es un asunto sencillo. Y para completar, ni los colegios ni las mismas universidades se han ocupado de crear un sistema de orientación profesional que le permita al alumno contar con las herramientas necesarias para hacerlo. Por eso un grupo de sicólogos se ha especializado en "buscar profesiones". Por medio de un estudio sicológico, que analiza el pérfil individual del estudiante, se le dan las opciones de las carreras más afines con su personalidad, sus aptitudes y sus intereses.
Al recibir el cartón de bachiller, son pocos los que ya han definido su profesión. Para la mayoría, al cerrarse las puertas del colegio empieza el viacrucis de la elección entre la enorme variedad de carreras que se ofrece en las diferentes universidades del país. Después de terminar el bachillerato, para lo cual, además de la carga académica, ha tenido que desarrollar un sinnúmero de actividades obligatorias, como ser vigía de la salud, alfabetizar y prepararse para el temido Icfes -eso sin contar con la organización de la excursión de sexto, los bazares y el anuario-, el estudiante se enfrenta a esta decisión. Y dentro de todo este listado de actividades, la última en aparecer es la orientación profesional.
Por eso la mayoría de las veces la elección sólo llega con la inminente amenaza del cierre de las inscripciones en las universidades. En ese momento, cuando los estudiantes se apresuran a llenar los formularios, muchos lo hacen como si jugaran a la ruleta: al azar. Así lo afirma Natalia, Angel, estudiante de Derecho de la Universidad de los Andes: "Cuando llegue a la inscripción, tenía intención de estudiar filosofía, pero todavía no estaba segura. Así que había dejado en blanco la casilla. Cuando estaba haciendo la fila vi que la de adelante había puesto que quería estudiar Derecho. La idea me gustó y resolví escribir lo mismo". Y como Natalia hay miles de bachilleres. Según Guillermo Bernal, ex secretario general del Icetex, el problema se resume a un punto específico: la desinformación. "El recién graduado casi nunca cuenta con una orientación que le muestre las diferentes opciones profesiolales que existen. Y esto es muy importante hacerlo durante la época del colegio, para que tenga la posibilidad de confrontar cada opción con sus propios gustos y personalidad, antes de decidir definitivamente cuál va a ser su carrera".
A todo este calvario se le suma tambien la presión que ejerce la familia del bachiller. Detrás de su decisión pesa enormemente la opinión de sus padres, que buscan que se desempeñe no sólo como un excelente estudiante sino, luego, como un profesional de éxito. "Vivimos en una cultura del tener, donde se piensa que la carrera debe servir al éxito antes que nada", dice Emma Gaviria de Uribe, directora del colegio San Patricio.
Muchos de los jóvenes graduados se sienten confundidos ante esta perspectiva. "Lo que más me asustaba de decidir qué debía estudiar era pensar que, cualquiera que fuera mi elección, siempre debía ir detrás del éxito y de la plata", afirma Mariana Jaramillo, estudiante de Filosofía y Letras de la Universidad de los Andes.
Esta situación estaba repercutiendo profundamente en el mercado de profesionales del país. Según Alfonso Leyva Zambrano, gerente general de Recursos Empresariales -una empresa dedicada desde hace más de 10 años a la selección de profesionales- "es muy difícil encontrar buenos profesionales, pues cuando la decisión de escoger carrera no es la correcta, los trabajadores que se forman son mediocres. Y en la mayoría de los casos no es por deficiencias intelectuales o de preparación; simplemente es porque la persona escoge dedicarse a algo que nada tiene que ver con sus gustos y aptitudes más fuertes".
Por eso, junto con un grupo de expertos en educación y en sicología, Leyva decidió crear un programa de orientación profesional que busca llevar a cada estudiante a encontrar sus áreas de más fortaleza para que pueda hacer una elección consciente de la carrera que más le conviene estudiar. "Este sistema de orientación intenta integrar a la decisión tanto la parte profesional como la personal. Nuestra búsqueda consiste en mostrarle al estudiante que de su elección depende su vida entera, porque, antes de ser una decisión de carrera, lo que el joven escoge es una opción de vida", agrega Luz Victoria de Duque.
Por medio de una serie de entrevistas con el estudiante, se evalúa el potencial de habilidades, aptitudes, intereses y características de personalidad. Igualmente se analizan sus intereses académicos, precisando sus objetivos a corto y mediano plazo. El proceso de evaluación dura alrededor de dos semanas y se divide en cuatro pasos importantes. La primera consiste en una sesión de pruebas sicotécnicas (intelectuales y de personalidad ), primer vistazo sobre la forma como el estudiante maneja situaciones teóricas y prácticas. En este momento también se realiza una prueba de inteligencia. En la segunda fase del programa se efectúan dos entrevistas en las que se intenta que el estudiante clarifique cuáles son sus ambiciones profesionales y personales. También se busca ubicarlo frente a la función que desea ocupar dentro de la sociedad para que se desempeñe como un profesional productivo.
A medida que se avanza en la evaluación, el estudiante se va acercando más a la idea de cuáles son los campos profesionales que considera más interesantes y, sobre todo, más afines consigo mismo. Por esa razón la siguiente parte del proceso consiste en una serie de visitas a profesionales para acercar al joven con la realidad práctica de las carreras por la que siente interés. También se plantean visitas a las diferentes universidades para que conozca mejor tanto los programas como las instituciones, pues, como lo afirma Gloria Rozo, directora de sicología de recursos empresariales, "ni todas las carreras ni todas las universidades son para todos los estudiantes". La evaluación final consiste en una reunión entre los entrevistadores y el alumno, en la cual, de los resultados obtenidos, surgen las diferentes opciones profesionales que le son acordes.
En opinión de los jóvencs que se han sometido al proceso de obtener ayuda para buscar su profesión, cualquier esfuerzo que se haga en este sentido es bien recompensado. Muchos, antes de ingresar al programa, han iniciado varias carreras universitarias hasta encontrar, finalmente, la que querían y para la cual tenían mejores aptitudes. Algunos, excelentes estudiantes en el colegio, han perdido varios semestres en busca de la institución o la carrera. Todo ello porque no contaron a tiempo con la suficiente orientación para tomar un camino que les cambia la vida de forma radical.