C I E N C I A

Cámara indiscreta

Un colombiano contribuyó al desarrollo de una cámara que detecta tumores del tamaño de un grano de arroz.

7 de mayo de 2001

Una de las reglas de oro en el tratamiento de cáncer es que, mientras más temprano se detecte, mejor. Por eso encontrar mecanismos para diagnosticar tumores en sus primeras fases es una de las prioridades en investigación pues de esta manera se podría augurar un mejor resultado en el tratamiento de esa enfermedad. El problema es que muchos de estos crecimientos celulares desordenados suceden silenciosamente y en áreas en donde es muy poco probable detectarlos. Existe un área de la medicina nuclear, sin embargo, que permite hallar tumores muy pequeños y que representa hoy por hoy uno de los campos de mayor avance en la investigación en cáncer.

Se trata de las cámaras de positrones. El tema suena a ciencia ficción pero ya es una realidad. De hecho, existen modelos de estas cámaras que son capaces de detectar tumores malignos de cuatro milímetros —el tamaño de un garbanzo—, lo cual es un gran avance. El problema con estas cámaras es que son muy costosas y que aún no cuentan con la resolución ideal para detectarlos cuando son todavía más pequeños.

Pero Jorge Uribe, un colombiano, PhD en física nuclear que desde hace un lustro es profesor de la Universidad de Texas en el Centro Cancerológico MD Anderson, trabaja desde hace cuatro años en la creación de una cámara de positrones que tiene mejor resolución y un costo menor al millón de dólares.

La cámara que el doctor Uribe ha desarrollado, junto con su colega Gary Wong, se llama MDCAM y emplea una técnica llamada Positron Emission Tomography (PET). Estas cámaras son capaces de detectar positrones, partículas similares a los electrones de los átomos pero con carga positiva en vez de negativa.

Al paciente se le inyecta fluorodesoxiglucosa (FDG), una sustancia que contiene flúor-18 (un isótopo radiactivo del flúor que emite positrones) y glucosa. Como los tumores suelen ser puntos en los que la demanda de glucosa es alta, esta sustancia señala lugares en los cuales se concentra este marcador. De esta manera el especialista puede observar en una pantalla exactamente en qué lugar del cuerpo hay un crecimiento anormal de tejido. Al cuantificar la concentración de glucosa, la cámara logra, además, diferenciar entre los tumores benignos y malignos. La gran ventaja de estos equipos es que ofrecen una imagen muy clara. “Con un equipo PET los tumores son practicamente inconfundibles”, dice el experto.

Pero la característica más sobresaliente de la cámara del MDAnderson es que tiene una mejor resolución pues puede detectar un tumor de hasta 2,8 milímetros, es decir, del tamaño de un grano de arroz, mientras que las cámaras estándar actuales detectan tumores de cuatro, cinco o más milímetros.

El físico piensa que al permitir diferenciar entre un tumor benigno y uno maligno estas cámaras en un futuro ahorrarán muchas biopsias. Sólo en Estados Unidos se realizan 600.000 biopsias anuales que se podrían evitar con un exámen PET. Cerca de 400.000 de estas bipsias resultan en turmores benignos.

La MDCAM aún no se puede comercializar porque antes debe pasar por la aprobación del gobierno. Pero una vez esté disponible no sólo ayudará a detectar en forma precoz el cáncer sino que también contribuirá a comprender mejor otras enfermedades como la epilepsia, Alzheimer, Parkinson así como el funcionamiento general del cerebro. En una investigación preliminar se pudo comprobar la actividad metabólica de este órgano en hombres y mujeres que observaban expresiones faciales de dolor, alegría, sorpresa o atención. Los resultados preliminares mostraron que los hombres debían hacer un mayor trabajo cerebral que las mujeres para interpretar la expresión facial de una persona. Esto podría dar alguna luz científica sobre por qué los hombres son más fríos que las mujeres. En quimioterapia su aporte es invaluable pues ayuda a conocer cuando el tumor ha dejado de crecer y así se evita dar más terapia sin necesidad.El reto para el doctor Uribe ahora es producir un equipo aun con mejor resolución que éste y otro que se destinaría para investigación en animales y drogas experimentales.