Medio ambiente

Cielo nublado

Detrás de la dramatización de 'The day after tomorrow' hay muchas verdades sobre la problemática del calentamiento global.

30 de mayo de 2004

En sólo siete días el clima de la Tierra se enloquece. Hay tornados en Los Ángeles. Huracanes, ciclones y tsunamis se desatan por todas partes. Londres, Moscú y Tokio se cubren de nieve. En Nueva Delhi cae granizo y a Nueva York la cubre una gran ola que tapa hasta el cuello la estatua de La Libertad. Estas son escenas de la película The day after tomorrow, el más reciente trabajo del alemán Roland Emmerich, en el cual la humanidad ya no pelea contra los extraterrestres, como en su otra película El día de independencia, sino contra la ferocidad del clima. La cinta ha suscitado toda suerte de comentarios pero lo más importante es que ha vuelto a poner en boca de todos el problema del calentamiento global.

La historia se basa en el libro The Coming Global Superstorm, escrita por Art Bell y Whitley Strieber, dos expertos en fenómenos paranormales. Emmerich la leyó como si se tratara de un buen libro de ciencia ficción y enseguida pensó que podría ser argumento para una taquillera producción de Hollywood que incluyera desastres recreados por computador. Pero cuando visitó a investigadores, académicos y expertos para escribir el guión, comprobó, para su sorpresa, que las predicciones del libro no eran traídas de los cabellos. En 2002, cuando se presentaron las inundaciones en Europa y se descongeló un gran bloque de hielo en la Antártida, Emmerich sintió que debía apresurarse con su proyecto para no perder la coyuntura.

En la película el climatólogo Jack Hall (Dennis Quaid) trabaja en la redacción de un artículo para una de las más prestigiosas revistas científicas en el cual sustenta una catastrófica teoría: el calentamiento global podría derretir los casquetes polares lo cual a su vez provocaría un aumento en el nivel y la salinidad del mar. Hall descubre que el efecto dominó no para ahí. El cambio en la salinidad alteraría las corrientes de los océanos, en especial la conocida como la corriente del golfo (Gulf Stream) que se encarga de llevar calor del trópico hacia el hemisferio norte. Sin este canal de distribución, esa región del planeta podría congelarse. Todo esto ocurrirá en cuestión de 100 a 1.000 años, dice el experto. Lo que no sabe Hall es que sus cálculos están errados. Los cambios climáticos no son cosa del futuro sino que comienzan a suceder en cuanto entrega su trabajo.

La crítica común entre todos los científicos sobre la trama de Emmerich es que en la película todos los cambios climáticos son extremos y suceden muy rápido. Todos han descartado la posibilidad de una glaciación repentina. Janet Sawin, del Worldwatch Institute en Washington, afirma que puede haber cambios drásticos en el clima de la Tierra pero estos no se van a dar en cuestión de días como sucede en la cinta, sino que tomarán décadas e incluso milenios. Pero dejando estos dos aspectos a un lado toda la ciencia que apoya la película es real. Hay consenso en que el calentamiento global es un hecho y que sus consecuencias pueden ser tan desastrosas que ningún productor de Hollywood atinaría a predecirlas. Podrían enfriarse unas zonas, el calentamiento de otras, inundaciones, sequías, falta de agua potable, en fin. Tim Barnett, físico marino de Scripps Institution of Oceanography, dice que "nuestras vidas y nuestros sistemas se estirarían como un caucho y la presión sería tal que los conflictos entre los seres humanos serían muy graves".

El día es hoy

En los últimos 100 años la temperatura promedio ha aumentado 0,6 grados centígrados en todo el mundo. Aunque parece una cifra muy pequeña es suficiente para dañar ciertos ecosistemas, cambiar el patrón de lluvias y aumentar el nivel del agua. Un artículo en la revista Science, publicado recientemente predice que para el año 2050 millones de especies habrán desaparecido a causa de los cambios climáticos. Los expertos también pronostican que para el año 2100 el aumento de la temperatura habrá llegado hasta 5,5 grados centígrados.

Nadie duda en culpar de este incremento a las emisiones de dióxido de carbono, metano, óxido nítrico y otros gases generados por la quema de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo. Todos ellos, los verdaderos villanos de la película, ocasionan el conocido efecto invernadero pues son gases que se acumulan en la atmósfera y, aunque dejan entrar la luz del sol, calientan la superficie al impedir que estos rayos salgan de vuelta al espacio. Los niveles de concentración de CO2 alcanzaron cifras récord el pasado invierno, según cifras de un observatorio en Hawaii.

El nivel del mar también ha aumentado entre 10 y 20 centímetros debido, entre otras cosas, a los descongelamientos de los casquetes polares. En Funafuti, un atolón en el Pacifico y capital de Tuvalú, hay preocupación porque el mar cada año se va comiendo unos centímetros de playa lo que ha obligado a sus habitantes a construir casas en sectores más altos. En aquel lugar a veces el mar aparece por debajo de la arena y sale a la tierra ante la mirada nerviosa de los pobladores. "Antes eran charcos. Ahora son lagunas", comenta Hilia Vavae, meteoróloga del lugar.

Desde hace 10 años algunos científicos han encontrado evidencias para apoyar la teoría de la corriente del golfo, sobre la cual se basa la película. Incluso argumentan que estos fenómenos ya han ocurrido en el pasado. Uno de los científicos que ha estudiado esta teoría es el doctor Richard B. Alley, un experto en clima de la Universidad de Pensilvania, quien junto con sus colegas descubrió, a partir de ciertos patrones en los glaciares de Greenland, que ha habido al menos dos drásticos bajonazos de temperatura después de la última glaciación. Las cifras más recientes de Alley muestran cambios en las corrientes del Atlántico Norte así como en los patrones de salinidad, los cuales son muy similares a los que provocaron los anteriores desastres climáticos.

Wallace Broecker, de la Universidad de Columbia en Nueva York se ha dedicado en las últimas dos décadas a advertir sobre la importancia de la corriente del golfo. "Es el talón de Aquiles de nuestro sistema climático", dijo a SEMANA. Según él esto no ocasionará una glaciación anticipada pero sí temperaturas extremas que afectarán la vida de millones de personas en el hemisferio norte. Stefan Rahmstorf, investigador en el tema del impacto del clima del Potsdam Institute en Alemania ha elaborado modelos que muestran la posibilidad de que esta corriente se cierre en cuestión de 100 años. Los científicos necesitan recoger información de por lo menos otra década más para determinar si efectivamente el sistema del clima está cambiando y volviendo la tierra más fría o si simplemente está fluctuando de manera impredecible como siempre lo ha hecho. No obstante, si la corriente del golfo se cerrara, ellos no sabrían a ciencia cierta si este fenómeno provocará las catástrofes recreadas en la película. Algunos prevén que los inviernos en Europa serían 10 grados centígrados más fríos pero los veranos se mantendrían igual de calientes debido a la acumulación de gases en la atmósfera.

Broecker también cuestiona la rapidez y la ferocidad de las escenas en la cinta y teme que la exageración lleve a trivializar el tema del calentamiento global y de las emisiones de gases. Pero muchos ven con buenos ojos el estreno de la película pues consideran que es una excelente oportunidad para sensibilizar a las nuevas generaciones sobre este asunto. Mucho más después de que Estados Unidos, uno de los mayores contaminantes, se ha negado a firmar en forma reiterada el protocolo de Kyoto de 1997 para controlar la emisión de gases que provocan el efecto invernadero y por consiguiente el calentamiento de la Tierra. En Nueva York y Londres los grupos ambientalistas han organizado reuniones con figuras políticas, entre ellas el ex vicepresidente Al Gore. "Muchas personas preguntan si esto podría pasar. Pienso que necesitamos responder ese interrogante", dijo en un comunicado. Otros han sido más directos. El sitio web de la cinta es thedayaftertomorrow.com y tiene el eslogan 'dónde estarás'. Greenpeace estableció otro muy similar: thedayaftertomorrow.org con fotos del cambio climático y con el eslogan 'el día es hoy, ¿qué harás?'.

Para Peter Frumhoff, director del Union of Concerned Scientist todavía hay mucho por hacer. Lo más importante es reducir la emisión de gases que producen el efecto invernadero. La mayoría de expertos piensa que los grandes cambios llegarán de la mano de nuevas tecnologías que reemplacen estos combustibles por otros más limpios e igual de eficientes. Por ejemplo, obtener energía a partir del viento no sólo ha resultado efectivo sino también económico y favorable para el medio ambiente en países como Gran Bretaña, donde se ha puesto en marcha. A nivel individual Greenpeace recomienda presionar a los gobiernos para que firmen y cumplan el acuerdo de Kyoto. Broecker piensa que la mejor solución es desarrollar mecanismos para recoger el CO2 de la atmósfera. También se gana mucho con sólo pasar la voz. Decirles a amigos, familiares, desconocidos, que el clima no da espera. Si no se hace algo al respecto la película de la vida real podría ser mucho más escalofriante que cualquier producción de Hollywood con excelentes efectos especiales.