CIEN AÑOS NO ES NADA

La Coca-Cola, la moto, los billetes, algunas de las cosas que se estaban inventando hace un siglo

11 de agosto de 1986

En aquel tiempo Bogotá dejó de acostarse a las seis de la tarde porque por un contrato con la empresa Ospina Hermanos, de Medellín, se hizo la luz en sus calles y el alumbrado público fue el asombro de las 80 mil personas que habitaban la capital de un país en transición, ubicado muy lejos de un mundo que vivía la ebullición industrial y el despertar de los nuevos imperios.

Era 1886 y estaban pasando cosas.
Los inventores estaban de moda porque había mucho que inventar, aunque ya se había avanzado tanto que el mundo comenzaba a conocerse y a informarse a traves del cable telegráfico, tendido como por milagro en el fondo de los océanos, en una red de comunicaciones que es el antecedente más remoto del entramado de satélites que hoy cruza el espacio.

Hace un siglo Colombia estaba pasando del federalismo al centralismo por obra y gracia de la Constitución que comenzaba a regir (ver sección Cultura); la mayoría de sus cuatro millones de habitantes no se enteró de la agonía del romanticismo en la poesía cuyo abanderado era Rafael Pombo, tampoco supo que el costumbrismo estaba dando sus últimos pincelazos porque en la pintura iniciaba su reino la academia, pero sí fue sacudida por un decreto que imponía el billete como patrón monetario.

Todavía el país no cantaba el Oh gloria inmarcesible-oh júbilo inmortal, porque sólo fue en 1887 (hace 99 años) cuando Rafael Núñez escribio la letra y Oreste Sindici la música del Himno Nacional, pero sí leía el best seller de la época que era la novela "María", escrita por Jorge Isaacs; empezaba a imponerse "El alferez real", de Eustaquio Palacios, Rufino José Cuervo acababa de publicar su "Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana" y los lectores de prensa iniciaban la costumbre matinal de El Espectador.

Hace un siglo en Popayán se vivia lo mismo que ahora: se estaba reconstruyendo la ciudad, después de que un tembior la sacudió en 1885 y, tal vez con menos rigor que ahora, en el país se vivía el descalabro de una crisis económica originada en el descenso de las exportaciones (café, quina y oro) y la paralización del crédito bancario .

Todas esas eran noticias que no trascendían al exterior, ni siquiera por la novelería del uso del cable submarino, pero en cambio, a través de cartas de viajeros, de telégrafos lentos y de revistas que llegaban a bordo de barcos a los puertos y de mulas o trenes a los pueblos del interior, Colombia si sabía en qué andaba ese mundo lejano, en donde se debatían las tesis de Karl Marx, quien había muerto hacía tres años, en el que se leían "Las iluminaciones" de Rimbaud y se celebraba la aparición de "El beso", la escultura de Augusto Rodin.

PRIMERO UN JARABE
Pero esos hechos culturales, al igual que la última exposición del grupo impresionista, la revelación del "Aduanero" Rousseau en el Salón de los Independientes, la aparición de la "Sonata a Kreutzer". de León Tols toi y de "Más allá del bien y del mal", de Federico Nietzsche, eran acontecimientos para la época aunque, de alguna manera pasajeros, comparados con el invento que hace un siglo exactamente se gestó y propaló desde Atlanta, Estados Unidos: allí John Pemberton fabricó un jarabe de cola, que posteriormente se llamó Coca-Cola y que, desde entonces se impuso como la bebida gaseosa más popular.

Era ese uno de los símbolos de poder que exhibia Estados Unidos, país que se aproximaba a la celebración del primer siglo de su Constitución y que habia logrado un puesto de privilegio dentro de las naciones del mundo, además de una simpatia que quedó clara cuando Francia le obsequió la monumental Estatua de la Libertad que, después de restaurada, fue de nuevo descubierta hace dos semanas al cumplir su primer siglo de existencia.

Menos bullicioso que el invento de la Coca-Cola y, sin duda, menos publicitado como producto, fue el descubrimiento que ese año del siglo pasado logró el fisico alemán Heinrich Hertz, después de una investigación que duró tres años y que concluyó con el nombre de "ondas electromagnéticas" con las que demostró que tenían todas las propiedades de la luz: reflexión y refracción, interferencias, difracción, polarización y velocidad de propagación.

El descubrimiento de Hertz no fue tan celebrado como todos los inventos que fueron necesarios para llegar hasta el automóvil, hacia cuyo perfeccionamiento se avanzaba en 1886. Un año antes Carl Benz habia fabricado un carro de tres ruedas y Gottlieb Daimier había construido una motocicleta, del medio de locomoción que más se disfrutaba era de la bicicleta que había quedado lista y en el mercado desde hacia seis años.

EL BOLERO Y EL BRASSIER
Las mujer,es, que en Colombia leían "El corazón de la mujer", de Soledad Acosta de Samper, que en América Latina suspiraban con sus parejas al ritmo nuevo que comenzó a llamarse bolero, fueron receptoras de un invento cuyo año preciso es incierto: el brassier. Fue la prenda que comenzó a competir con los corsés y a dejar por fuera de la moda a las voluminosas armaduras de trapo que se ponían para agrandar las caderas.
Eran épocas en que las mujeres inglesas tenían algo más que celebrar: una ley de propiedad de la mujer casada determinó la igualdad de los esposos sobre los bienes que se adquirieran en el matrimonio y las francesas recibían con gusto la promulgación de una ley que restablecia el divorcio, el cual había sido abolido en 1816.

Por la misma época Serbia (hoy : Yugoslavia) y Bulgaria, firmaban un acuerdo de paz para ponerle fin a una guerra que había comenzado el año s anterior y otra firma decretaba la a abolición de la esclavitud en los dominios españoles de América Latina.
Pero a pesar de todos los iventos y de todos los conflictos, de todos los avances y de todos los genios que han pasado por el mundo en los últimos cien años, la velocidad del tiempo hace pensar que un siglo no es nada. --