Visualización de un artista acerca del sistema formado por el pulsar y si planeta orbitante. | Foto: Swinburne Astronomy Productions

ASTRONOMÍA

Científicos descubren una ‘joya’ en la Vía Láctea

El equipo internacional de investigadores de una universidad australiana encontró a 4.000 años luz de la Tierra un planeta hecho casi en su totalidad de diamante, aunque en realidad son los restos de lo que alguna vez fue una estrella masiva.

Leonardo Gómez, editor de Semana.com
26 de agosto de 2011

Durante una búsqueda de púlsares –densas estrellas de neutrones que ‘pulsan’ emisiones de radiación periódicamente cual fino reloj- astrónomos e investigadores de la Swinburne University of Technology de Melbourne (Australia) se toparon con la joya más grande que aventurero alguno soñara jamás: un planeta hecho de sólido diamante.
 
Se trata de los restos de una estrella masiva, que terminó transformándose en una verdadera gema que se halla a más de 4.000 años-luz de distancia de la Tierra, aunque dentro de la Vía Láctea. La masa y materia originales del astro fueron robadas por un pulsar vecino, que tiene un diámetro de solo 20 kilómetros y gira a una velocidad vertiginosa.
 
El planeta fue hallado gracias a la distorsión que causó en los pulsos de su compañero, anomalía que fue observada en un principio por los científicos desde sus observatorios no solo en Australia, sino también en Alemania, Italia, Reino Unido y Estados Unidos.
 
El sistema binario formado por el pulsar y el ‘valioso’ planeta se encuentra en la constelación de Serpens (la Serpiente) y se encuentra a un octavo de la trayectoria que hay entre la Tierra y el centro de la Vía Láctea.
 
Según los investigadores pudieron observar, el planeta orbita alrededor del pulsar en tan solo dos horas y diez minutos, a una distancia mínima de 600.000 kilómetros, un poco más grande que el radio del Sol.
 
El planeta tiene un tamaño de cinco veces el diámetro de la Tierra, unos 60.000 kilómetros. Está tan cerca del pulsar que si fuese un poco más grande sería destrozado por la gravedad de su pareja. Pese a su dimensión, el planeta tiene una masa ligeramente superior a la de Júpiter.
 
Precisamente, según el profesor Matthew Bailes, esa alta densidad “da la principal pista del origen” del planeta, cuya casi totalidad de la masa fue ‘succionada’ por el pulsar, que gira a unas sorprendentes 10.000 veces por minuto.
 
“El remanente es muy posiblemente que sea, en su mayoría, carbón y oxígeno, porque una estrella hecha de elementos más ligeros como hidrógeno y helio no cabría en la órbita medida”, dijo en doctor Michael Keith, uno de los miembros del equipo de investigadores.
 
Tal densidad significa, a la larga, que el material ciertamente termina siendo cristalino: una gran parte del cuerpo celeste puede tener, entonces, la superficie de un diamante. Benjamin Stappers, doctor de la Universidad de Manchester considera que este tipo de formaciones son, por decir lo menos, “exóticas” y requieren para que se produzcan de “circunstancias especiales”.