Cinco en tutela

Más que el año, los estudiantes están ganando las tutelas.Según los educadores, por culpa de los fallos, ahora no hay quien meta en cintura a los alumnos.

5 de julio de 1993

AHORA LAS NIÑAS PUEDEN IR MAquilladas al colegio y los muchachos llevar el pelo largo o usar aretes. Tampoco se puede sacar de clase a los alumnos indisciplinados. Al parecer, la tutela esta dando carta blanca a los estudiantes para que violen el reglamento interno de los colegios.
Esta situación no sólo tiene desconcertados a los rectores de colegios sino congestionados los despachos judiciales. De todas las tutelas sobre educación que llegan diariamente a la Corte Constitucional, el 10 por ciento son de los estudiantes contra los colegios. En lo que va corrido de este año, los casos se cuentan por cientos y, la gran mayoría de los fallos, han sido a favor de los estudiantes.
Aunque no puede negarse que la tutela ha servido a muchos alumnos para defenderse de atropellos e injusticias, este recurso constitucional -en opinión de muchos educadores- tambien está socavando la autoridad de los colegios. En el último año, faltas académicas o de disciplina, e incluso la morosidad en el pago de pensiones, que son graves para los planteles, y que tradicionalmente eran sancionadas con la suspensión o expulsión, no lo son para la Corte Constitucional, que ha ordenado el reintegro de los estudiantes porque "el derecho a la educación es fundanmental".
Entre los casos más conocidos está el de una adolescente que llegó maquillada al colegio y recibió una amonestación de la prefecta de disciplina. Unos días después, la alumna reincidió en la falta y fue sancionada con expulsión. Ante esto, el padre decidió instalar una tutela contra el colegio que, según su criterio, estaba vulnerando "el derecho al libre desarrollo de la personalidad y la integridad moral" de su hija. Y, en efecto, ese fue el argumento del juez al fallar en favor de la alumna, quien fue reintegrada... En Medellín, a finales del año pasado, el rector de un conocido plantel expulsó a varios muchachos al comprobar que pertenecían a una pandilla juvenil que atemorizaba a los alumnos de grados inferiores, incluso a uno de ellos le retuvo un cuchillo. Atenidos al recurso de tutela, los alumnos sancionados alegaron su derecho "fundamental al estudio". La Corte Constitucional ordenó al colegio recibirlos nuevamente... En Neiva, el rector de un colegio le exigió a dos alumnos cortarse el cabello, como no cumplíeron la orden se les amenazó con suspenderlos de clase hasta que obedecieran. Pero interpusieron tutela y los regañados fueron los educadores. La Corte los amonestó por desconocer el derecho a la educación por una norma inferior. Según el fallo "la longitud del cabello es una pauta de comportamiento social en la cual debe inducirse al estudiante por los mecanismos propios del proceso educativo, pero nunca mediante la vulneración de un derecho fundamental"... En el seminario de Chiquinquirá, un alumno fue expulsado por lanzar un condón en la secretaría del colegio. La Corte pidió su reintegro porque, en su opinión, hay una desproporción entre la sanción y la falta, señalando que tal comportamiento es "una actitud de reafirmación propia de la adolescencia... ".
Tales decisiones, en opinión de muchos educadores, están comprometiendo el reglamento interno de los colegios. Si bien es cierto que la Constitución del 91 marcó el derrotero para una educación más democrática y menos autoritaria, los rectores se sienten maniatados para imponer la disciplina. "La situación planteada con la tutela está teniendo graves efectos en la educación", señala Jairo Acosta Allen, presidente de Uncoli -Unión de Colegios Internacionales- y rector del colegio San Jorge de Inglaterra.
"Los fallos de alguna manera se han convertido en motivo para excusar el inculnplimiento al reglamento". Y señala que en septiembre del año pasado, la Corte Constitucional cuestionó incluso que los colegios exigieran buenas maneras, buena prensentación personal y normas de urbanidad. "Con semejante pronunciamiento, desautorizó a los colegios para exigr los valores y principios que desean los mismos padres de familia", dice el rector. Y agrega: "Si un alumno se ampara en la tutela para justiticar una falta, esto puede generar en los demás desobediencia e insubordinación con alevosía".
Pero además, los padres y estudiantes están abusando de las tutelas. Segun Dora Cecilia Márquez, funcionaria de la oficina jurídica de la Secretaría de Educación del Distrito, "se están omitiendo las vías judiciales ordinarias para recurrir en forma desproporcionada al recurso de tutela". Y lo desafortunado para el colegio es que las tutelas colocan al plantel en la situación de contraparte pero sin derecho a la defensa. "Si un padre quiere demandar, existen los procedimientos legales para hacerlo, y no en forma unilateral, como la tutela donde el único recurso es impugnar el fallo", señala el rector Acosta.
Aunque la jurisprudencia reconoce la autonomía a los centros educativos para regirse por sus propios estatutos, señala "siempre que en ellos se respeten los preceptos constitucionales, en especial las garantías del proceso y del derecho de defensa y el principio dc participación de padres en la educación". La pregunta es ¿cómo hacer compatible el derecho a la educación con la necesidad de sancionar al alumno que comete faltas graves? Un juez consultado por SEMANA, reconoce que la "Corte Constitucional se ciñe estrictamente a la ley cuando sentencia en derecho, pero en el caso específico de la enseñanza, lo que está haciendo es legislar en pedagogía, cuestión que obviamente desconoce". Aunque no se puede desconocer que algunos jueces que asumen las tutelas con todas las de la ley, es decir, investigando, confrontando opiniones, entrevistando a las partes y consultando el reglamento del colegio antes de dar un fallo, incluso la decisión de un juez puede no ser la correcta a los ojos de la Corte, como ocurrió con una tutela presentada el año pasado contra un prestigioso plantel de Bogotá.
Si en materia de tutelas se busca la defensa de los derechos del menor, para los educadores, el bien común debe primar sobre el individual. "Un alumno que comete una falta grave y que se escuda en una tutela para no dejarse expulsar del colegio, se hace invulnerable a cualquier llamado de atención y echa por tierra cualquier reglamento", dice una profesora de un colegio capitalino. El camino que tienen ahora los planteles educativos para salvarse de las tutelas es, según la Corte, establecer normas de disciplina más específicas, que sean aceptadas por los padres en el momento de matricular a sus hijos. "Pero esto significa convertir el reglamento interno en un código penal -señala el rector Acosta-, lo cual hace que se pierda la discreción para analizar cada caso y tomar decisiones teniendo en cuenta los atenuantes y agravantes".
Lo cierto es que, según un editorial del órgano oficial de la Confederación Nacional de Centros Docentes -Conaced-,"esa tutela que sirve para defender los derechos fundamentales, hoy en muchos casos se ha vuelto una sinverguencería, pues muchos se acogen a la tutela por si resulta y, como muchos jueces ignoran la legislación educativa, muchas de esas tutelas prosperan dando un apoyo a la indisciplina, a la desidia en el estudio, a padres de familia morosos y a ciertas faltas contra la moral". Y, en opinión de muchos educadores, los estudiantes actualmente más que preocuparse por ganar el año, se preocupan por ganar las tutelas.