Tendencia

Ciudad rayada

Con mensajes, 'stickers' o dibujos, el arte callejero se está tomando los espacios públicos de las grandes urbes. ¿Vandalismo o forma de expresión?

22 de mayo de 2005


GALERÍA FOTOGRÁFICA

Trabajan de noche y de manera clandestina. Deben hacerlo rápido y mantenerse invisibles. Detrás suyo, en los muros de las avenidas, dejan imágenes o mensajes en letras de molde: "La ciudad raya, raya la ciudad", o: "Quién ha dicho que las paredes no hablan". Más adelante, a la vuelta de la esquina, plasman el rostro de George W. Bush adornado con las orejas de Mickey Mouse y la leyenda: "Disney Wars" (la guerra de Disney). O pegan en los tubos de los semáforos una figura que, si se mira con cuidado, le arranca al peatón una sonrisa, una cara de sorpresa o, en el peor de los casos, un suspiro de indignación.

Lo llaman arte callejero y se trata de un movimiento que poco a poco invade las calles de las principales ciudades del mundo y de Colombia. Su origen se remonta a los primeros graffiti, cuando los pandilleros y activistas neoyorquinos pintaban sus nombres en las paredes, los teléfonos y los baños públicos. Más tarde se vinculó al movimiento punk de finales de los 70 en Londres. Pero fue a partir del 11 de septiembre de 2001 que tuvo un renacimiento inesperado. Desde entonces, "el virus se regó por todo el planeta", dice Juan Esteban Duque, de Populardelujo, un proyecto colectivo colombiano que investiga la gráfica callejera. Hoy, a través de Internet y gracias a las cámaras digitales, es posible apreciar el arte callejero de Sydney a Berlín y de Los Ángeles a Moscú. Y en Bogotá, en el Museo de Arte Contemporáneo, se llevará a cabo del 28 de mayo al 23 de junio Desfase, primer asalto, hasta ahora la muestra más grande de esta tendencia en el país, con invitados de Brasil, Argentina y México.

No resulta fácil dar una definición exacta del street-art, pero existen ciertas características que lo distinguen del arte de museo o de otras expresiones populares. En primer lugar, se trata de una tendencia urbana. Es anónimo, y por lo general sus autores no tienen afán de figuración ni buscan volverse ricos con su arte. Es efímero, ya que las obras perecen cuando los dueños de las paredes rayadas deciden pintarlas de blanco y dejarlas listas para que vengan nuevamente los artistas.

Aunque sus exponentes dicen que va más allá de las consignas ideológicas, el arte callejero es sin duda la expresión de una contracultura y de una resistencia. Muchas corrientes tienen fuertes componentes políticos, de ahí que se encuentren tantas imágenes contra Bush y la guerra y, en su versión criolla, contra Álvaro Uribe.

Otros tienen un fin anticorporativo y pretenden hacer una crítica a la sociedad de consumo por medio de la ironía. "A nosotros nunca nos preguntaron si queríamos vivir en un mundo bombardeado por la publicidad", afirma David Henao, de Estudio Agite, uno de los colectivos más antiguos de Medellín. Por eso utilizan técnicas propias de la publicidad que facilitan la reproducción en serie de las imágenes.

Sus métodos clásicos son el graffiti, los stickers, los afiches y el esténcil (dibujos en moldes que se colocan sobre la pared y se rocían con spray). Pero cada vez se utilizan más, y ya hay gente interviniendo las calles con tiza, óleo, carboncillo, o bien con objetos en tres dimensiones como inflables o dummies. En Buenos Aires, donde el movimiento tomó gran fuerza desde la crisis económica de finales de 2001, el colectivo Doma dejaba un muñeco de vudú en las esquinas para que los transeúntes interactuaran con él. Y en Nueva York, unos meses después de la caída de las Torres Gemelas, un artista callejero puso cajas negras de cartón en el metro de la ciudad. La policía creyó que se trataba de un atentado terrorista y selló el subterráneo durante varias horas.

Claro está que para muchos ciudadanos neuróticos no es más que puro vandalismo: "Esos 'manes' lo que hacen es tirarse las paredes, y con lo cara que está la pintura...", alega Álvaro Muñoz, taxista. Pero los artistas callejeros se toman muy en serio su trabajo. Stinkfish, diseñador gráfico e integrante del colectivo Excusado Printsystem, de Bogotá, sostiene que el arte callejero busca ante todo generar inquietudes. "Nuestro interés -afirma- es poner en circulación imágenes que permitan abrir espacios de comunicación con medios alternativos. No nos interesa involucrarnos con mensajes cerrados, sean políticos, religiosos o comerciales, sino todo lo contrario: queremos proponer mensajes abiertos, cosas que pongan a pensar a la gente, que la confundan, que le generen preguntas. Y en esa medida, que más gente se meta en el cuento y comparta sus imágenes".

Vea más información en:

- Wooster Collective. Es la página web más completa sobre arte callejero en el mundo. Todos los días cuelga fotos de alguna pared recién rayada en cualquier parte del mundo. Además, tiene una enorme lista de links a los sitios de los mejores street-artists.

- Stencil Revolution. Muy similar a la anterior pero dedicada exclusivamente al mundo del esténcil.

- Stencil Kingdom. Otro sitio con una galería completa sobre el esténcil.

- Populardelujo. La página del proyecto colectivo dedicado a investigar, proteger y estimular la gráfica callejera.

- Excusado Printsystem. Donde el colectivo bogotano cuelga sus fotos, fanzines, links y demás.

- Agite Magazine. De Estudio Agite, quizás el más antiguo colectivo de arte callejero en Colombia.